Recuerdo claramente cuando era niño, mi padre me hablaba de la familia Remington y de cómo habían estafado a mi abuelo y lo habían dejado en la ruina. Pero lo que más me impactó fue la historia de Adelaida Remington, quien fue utilizada como prostituta por su propio jefe después de que perdiera todo su dinero en el negocio que mi abuelo le había confiado.

Me contaba cómo Adelaida había sufrido en manos de su jefe y cómo había sido tratada como un objeto sin ningún tipo de respeto. Me explicaba que ella era una víctima más del egoísmo y la crueldad de los Remington, y que ellos no tenían escrúpulos ni remordimientos por lo que habían hecho. Desde ese momento, comencé a odiar a esa familia con todas mis fuerzas.

A medida que crecía, ese odio se convirtió en una obsesión y me juré a mí mismo que algún día me vengaría de ellos. Cuando mi padre murió, tomé el control de la empresa familiar y comencé a planear mi venganza contra los Remington. Planeé cada detalle con cuidado y meticulosidad