Brendan seguía tan arrogante y orgulloso como de costumbre. Sus pupilas oscuras, como joyas, ardían de ira salvaje, pero Cillian era incapaz de refutarlo.

Esto se debía a que Brendan sí tenía la capacidad de dominarlo todo.

"¿Por qué quiere tener un enemigo más cuando puede tener un amigo?". Cillian rio con fuerza. "¡Cuando el señor Lane se dé cuenta de esto, reconocerá que le debe un favor y seguro que para entonces ya se le habrá ocurrido cómo compensarle! Por favor, hágalo también por respeto a mí, señor Brighthall-".

Al momento siguiente, Cillian se quedó mudo ante la fría mirada de Brendan.

"Me temo que lo ha entendido mal, señor King. Siempre consigo lo que quiero con mi propia capacidad y no hay razón para que tenga que hacerlo con la caridad de alguien. Ya que fue él quien lo hizo, tendrá que pagar el precio correspondiente".

Brendan sacó su teléfono. Deirdre se dio cuenta de la situación y habló para detenerlo. "Olvídalo, Brendan".

Ella frunció las cejas y no deseaba