Valentina Saavedra de Miller
Bajamos del avión ahí estaba un hombre esperando por nosotros justo como Rodrigo nos dijo, venía en una camioneta color negro el hombre debo admitirse ella bastante intimidante, pero había decidido confiar en Rodríguez. Me acerqué con Paula en mis brazos y Luca apenas y despierto caminando. — Bienvenida Sra Miller a Londres — dijo con su voz gruesa. Aquellas palabras me habían sorprendido así que estaba en Reino Unido. — Muchas gracias, usted es Roberto ¿No es así?— el hombre asintió — soy la mano derecha aquí en Reino Unido de el señor Rodrigo y el joven Lisandro déjeme decirle que lamento mucho su pérdida— sus palabras fueron como dos martillazos a mi corazón. Mi pérdida... Era aún más difícil escuchar a alguien más decirlo de esa manera, el recordarme que mi esposo estaba muerto. — mi suegro me dijo que me llevarías a mi nueva casa Me encantaría irme ya los niños están muy agotados y realmente necesito también descansar el viaje fue agotador— él asintió para luego abrir la puerta de la camioneta para mí subí a Paula y luego a Luca decidí subirme en la parte de adelante. Si bien el vuelo había tardado aproximadamente unas 7 horas era complicado el hecho de viajar con dos niños que estaban llorando todo el tiempo porque acaban de traerse que su padre había fallecido. Había sido el peor vuelo de mi vida definitivamente habían sido las peores siete horas de mi vida. El camino fue silencioso sinceramente no tenía ganas de hablar y los niños venían completamente dormidos cansados de tanto llorar. Nos detuvimos y me di cuenta que habíamos quedado la clase era igual de grande que la que teníamos en Estados Unidos de hecho este parecía ser un poco más pequeña la que una vez llame hogar. Con aquel nube en la garganta otra vez bajé la camioneta y desperté a Luca este se levantó en silencio al igual que Paula ambos caminaron en completo silencio tomando mi mano me partía el corazón verlos de esta manera, pero por más que yo quisiera arreglar la situación la realidad era que no podía hacerlo porque no había nada que yo pudiera hacer. Nos adentramos en completo silencio aquella enorme casa me lancé a los brazos de emiliana apenas la vi sintiendo el fin encontrar a alguien de confianza a su lado estaba Jesús así que la solté para abrazarlo y no pude evitar llorar abrazada a él creo que era lo más cercano a Lisandro que tenía en este momento y tenía tantas preguntas y quería que él me lo respondiera cada uno de ellos pero no sabía si él tenía las respuestas para mí. — Que hacen aquí?!— Pregunté —En que momento llegaron?— pregunté — llegamos hace 20 minutos aproximadamente señora— Jesús habló lo veía intacto Eso quiere decir que él no estaba con Lisandro ¿Donde diablos estaba Jesús que no estaba con mi esposo?! Se supone que él era el de seguridad él tenía que estar a su lado ¿No? Tenía demasiada ganas de gritarle de pedirle que se fuera de mi hogar que no quería verlo a la cara pero estaba lanzando toda mi frustración hacia él cuando la realidad era que Jesús no tenía la culpa. — señora ya están las habitaciones de los niños Por si quiere ir a acostarlos— me dijo Roberto el hombre que nos había traído, sentí con la cabeza y comencé a seguir subimos las escaleras y me llevó a una habitación los tres nos adentramos en ella era una habitación muy linda de hecho era muy pero muy parecida a la habitación que teníamos en casa para ellos. El hombre se fue dejándome sola con los niños lo cual sinceramente agradecí primero acosté a Paula y luego acosté a Lucas ambos en la misma cama creo que no era el momento para seguir con aquella regla de la separación y la individualidad. En este momento ellos se necesitaban yo los necesitaba ellos. Me levanté dispuesta a salir de la habitación tenía que ir con Jesús tenía que hacerle todas aquellas preguntas que tenía atorada en la garganta sin embargo unas pequeñas manos me detuvieron miré a mi lado y ambos me tenían tomado del brazo evitando así que me alejara por completo de ellos. — sucede algo?— les pregunté. — puedes por favor quedarte con nosotros hasta que podamos dormir mamá?— preguntó mi pequeña Paula con su voz angelical, asentí con la cabeza volví a acostarme esta vez en el medio de ambos estos no tardaron en acercarse a mi cuerpo — Tú también vas a morir y nos vas a dejar solos mami?— aquella pregunta me destrozó por completo definitivamente nunca estamos preparados para este tipo de situaciones pero yo no estaba preparada para una vida sin Lisandro sobre todo porque ahora tenía que lidiar con los mellizos y no sabía cómo hacerlo sin él No importa cuánto mara a mis mellizos pero ahora éramos tres cuatro en realidad con el bebé que estaba dentro de mí y no sabías cómo iba a lidiar con todo esto yo sola. Lo quería lidiar con esto yo sola. Acaricié la pequeña cabeza de Luca quien tenía sus ojitos cristalizados. Negué con la cabeza. — siempre pero siempre voy a estar para ustedes no importa qué pase conmigo no importa si en algún momento yo no puedo estar con ustedes yo siempre voy a estar con ustedes porque se los he dicho miles de veces ustedes dos han sido mis angeles— no pude evitar que mi voz se escuchara rota y es que así me sentía en este momento completamente rota y destrozada. No importa cuánto intentará hacerme la puerta la realidad era eso estaba rota y no sabía cómo pegar mis pedazos al menos frente de los mellizos. — Queremos a papa— Susurró Paula — Lo sé mi amor, aunque papá no pueda estar físicamente con nosotros, se que está con nosotros siempre, y mientras lo recordemos no hay manera que él nos abandone nunca — Le dije. Los tres nos mantuvimos en silencio y fue cosa de minutos para que ellos comenzaran a llorar y luego a quedarse completamente dormido. Me levanté con mucho cuidado evitando que se despertaran. Caminé hasta la sala bajando las escaleras, no podía evitar imaginarme a Lisandro en este lugar aunque jamás estuve con él en este lugar. Una vez que llegué hasta donde se encontraba Jesús me acerqué a él pero puedo evitar abofetear lo de la ira que sentía — Sra — ¿Porque diablos lo dejaste solo Jesús?!— grité llena de dolor porque sentía querer en este momento en donde podía realmente sacar mi dolor— era su maldito guardaespaldas él confiaba en ti!! Yo confiaba en ti para que cuidaras de él!!— volví a gritar— está muerto Lisandro está malditamente muerto porque no pudiste protegerlo como se debía tenías que hacerlo Entradas gritaba él simplemente guardó silencio no sé si era porque quizás muy dentro de él sentía que yo tenía razón o porque me estaba dejando desquitarme con él cuando ambos sabíamos que él no era el culpable absolutamente nada. — Sra el Jesús no fue el culpable— hablo emiliana— el señor le pidió ese día que no fuera con él le dijo que él tenía una reunión importante con muchos guardaespaldas y que suele mandar alguien sencillo de seguridad, le pidió a Jesús que se encargara de usted y de los mellizos— quizás había sido lo mejor si Lisandro no hubiese mandado a Jesús conmigo o al menos para que fuera donde yo estaba con los mellizos quizás él tampoco estuviera vivo yo estuviese aún más loca, Jesús era su mano derecha y era la persona indicada para ayudarme a lograr mi objetivo, sabía que Rodrigo no iba a querer ayudarme yo realmente necesitaba hacer esto no solamente por mí sino también por mis hijos, no iba a permitir que se destruyera todo lo que Lisandro había construido por lo que tanto habían luchado. No he podido olvidar cómo había comenzado este matrimonio y era para que él pudieras obtener al fin el liderazgo de la empresa, pudiera tener el liderazgo de la organización y poder estar tranquilo y no voy a permitir que eso se vaya a la basura solo porque un hijo de perra quiso dárselas de poderoso. — como llegaron hasta aquí?— Pregunté Tenía tantas preguntas pero creo que esa era una de las más importantes. Aún no entendía Cómo era que ellos habían llegado antes que yo, como era que cuando yo llegué a la mansión ellos ya no estaban y la casa estaba completamente vacía — el señor Rodrigo me llamó, me dijo que me estaban esperando a mí y al personal, él se encargó de trasladarnos hasta aquí, quería tener al personal de confianza del señor Lisandro lo más seguro posible— me dijo Jesús Entendía aquello, creo que yo hubiese hecho exactamente lo mismo en este momento en donde al parecer todo está siendo destruida necesitamos reagruparnos. — Ayúdame — las palabras salieron de mis labios incluso antes de que la procesara por completo Jesús el ceño confundido ante mis palabras creo que era normal. — En qué puedo ayudarla señora?— Preguntó — Cuente conmigo para lo que usted necesite, le seguro que haré todo lo que esté en mi poder — sabía que Jesús era la persona más indicada para esta tarea. — ayúdame a ocupar el puesto de Lisandro— él se sorprendió ante mis palabras— ayúdame a que su nombre y a que todo su trabajo no se pierda pero sobre todo ayúdame a vengarme de titán y de Sebastián por asesinar no solamente a Lisandro sino también a mis padres Él parecía dudoso — aquí puede traer un nuevo comienzo, aquí señora Valentina puede empezar de nuevo porque puede pasar desapercibida con los mellizos No quiero pasar desapercibida Que todos sepan quiénes somos quiero que todos me respeten que todos me teman porque esto jamás va a volver a pasarme, jamás voy a volver a perder a alguien porque me ven como una estúpida porque cree que puedo jugar conmigo. — no quiero pasar desapercibida Jesús quiero destruir a titán y quiero destruir a Sebastián y para eso necesito tener poder, Lisandro se fue y tengo que tomar su puesto para mantener también su organización, sabes lo mucho que él trabajó para que la organización fuera lo que es hoy en día, no dejes que todo su legado se vaya a la mierda— traté de convencerlo sabía que tenía que convencerlo y no obligarlo a hacerlo, él tenía que querer ayudarme. — Estás segura Valentina?— preguntó— porque una vez que entre no va a haber salida Sabía que esta era la decisión más arriesgada y más peligrosa que estaba tomando en mi vida pero después de todo yo había nacido en este mundo, había nacido para esto para liderar mis padres eran Ramiro y cristal Saavedra tenía el apellido Saavedra y tenía el apellido Miller tenía dos grandes apellidos de la mafia que representar y tenía que hacerlo de la mejor manera. Juro por Dios o el diablo que voy a hacer que me teman voy a hacer que apenas escuchen mi nombre comiencen a temblar como unas malditos cobardes — estoy segura — entonces voy ayudarla a que todos teman de usted — Muy bien Que comience mi venganzaDos años después Valentina Saavedra Miller Caminaba de un lado a otro.¿Cómo se atrevía a llegar tarde?! — Crees que sea de confiar?— Le pregunto a Jesús — No lo conozco bien señora pero hablan muy bien de él — Me respondio Jesús.— Lo he investigando un poco y aparentemente es justo como él se ha descrito y como todo te han dicho— Asentí con la cabeza.William Taylor un hombre adinerado que quería invertir en la empresa que había creado para lavar el dinero que nos había quedado después de todo el desastre que había sucedido hace dos años había investigado un poco de él y no estaba tan limpio como una vez había creído no estaba muy segura si era conveniente para mí hacer negocios con alguien como él pero en este momento definitivamente él era mi mejor opción.Me sentía nerviosa por tener que lidiar con él. Tener que hacerme la fuerte todo el tiempo era difícil sobre todo porque los hombres muy pocas veces solían respetar a las mujeres solas por eso Jesús estaba siempre a mi lado
Dos años antes Lisandro Miller — Adiós papá!!— Gritaron los mellizos mientras salían corriendo de casa.Podía ver como Valentina se acercaba a mí con una sonrisa en el rostro y su pequeña cartera en la mano no estaba muy feliz con que saliera el día de hoy pero tampoco quería quitarle la emoción a los mellizos después de todo en unos días cumplirían ahí y quería que de verdad pudieran disfrutar este cumpleaños al máximo aunque me tocará poner seguridad extra— Adiós mi amor.Valentina beso mis labios no pude evitar quedarme un poco más besándola por alguna razón hoy tenía un mal presentimiento así que mandaría a unos guardaespaldas extra para que los cuidaran a los tres no sé porque presentías que algo no saldría bien el día de hoy quizás era mi paranoia después de todo tenía dos semanas esperando que titán actuara pero no sabía absolutamente nada de él había querido actuar yo pero él sabía muy bien lo que hacía sabía cómo ocultarse de forma correcta y aquello solo me estresaba un p
Valentina Saavedra Miller Bajé con cuidado las escaleras del avión y al llegar al suelo vi que nos esperaban 4 camionetas justo como le había pedido a Jesús que fuese, vi descender a Luca y luego a Paula, ellos miraban todo quizás con nostalgia.Mis pequeños ya no estaban tan pequeños, tenían 9 años ambos, nos habíamos ido de aquí cuando ambos estaban a unos días de cumplir 7 años y ahora estábamos regresando unas semanas después de su cumpleaños número 9.El tiempo había pasado tan rápido pero tan lento al mismo tiempo.— Estás bien?— Preguntó William colocándose justo a mi lado.— Si, estoy bien — Me alejé de él y me acerqué a mi mellizos estos no tardaron en abrazarme, si antes eramos unidos estos dos años nos había unido mucho más.— ¿Por qué regresamos mamá?— Preguntó Paula Quizás no estaba haciendo lo correcto, quizás debí quedarme en Inglaterra, allá los cuatro estábamos muy bien.— Mamá tiene cosas que hacer en este lugar— Les hice saber — Vas a vengar la muerte de papá?— M
Valentina Saavedra de Miller — ¿Quien es esa persona con la que viniste?— Preguntó Rodrigo Suspiré, limpié mis lágrimas antes de responder. — es mi contacto en Reino Unido él se encarga de que yo esté bien posicionada ya— le dije pude ver la sorpresa reflejarse en su rostro creo que no esperaba eso de mí. Me preguntó qué es lo que esperaba Rodrigo de mí realmente. — puedo ver a los niños?— Preguntó.Me dedico una sonrisa — Claro que puedes verlos son tus nietos y yo jamás te impediría verlos— le dije con la mayor sinceridad. Rodrigo no conocía a Alessandro, y es que Rodrigo se había ido de Reino Unido unos meses antes de que mi pequeño naciera.— no sé ni siquiera cómo voy a ver a la cara a Paula y a Luca seguro deben estar me odiando por habernos abandonado— negué con la cabeza — tus nietos saben que tenías cosas que hacer y por eso no fuiste a visitarnos no tienes que preocuparte por eso porque ellos no te odian ellos jamás podrían odiarte porque te aman eres lo único que ti
Valentina Saavedra Miller Salí del baño caminé hacia el clóset me coloqué la pijama y fui directamente hacia mi cama ahí estaba la laptop con la que vería todo y emiliano había traído algo para que comiera me acosté para mi buena suerte aún nada había empezado, quería ver todo aunque no iba a estar ahí presente al menos podía ver lo que estaba sucediendo. Mi teléfono sonó así que atendí — Estás viendo?— Era William Suspiré — Lo veo — estás segura de esto Valentina?— qué tantas personas me lo preguntaran de verdad que en cierto momento me hacía dudar pero tenían que ser firme con cada una de mis decisiones, por algo yo estaba haciendo la líder. — estoy más que segura de mis decisiones es la única forma en la que pueda destruirlos a los dos pensar que tienen un punto débil y esa es su familia— Le dije. — quieres ir mañana a almorzar conmigo?— Preguntó derrepente Otra vez sentí mi corazón latir fuertemente de nuevo me puse nervioso pero me reprimió a mí misma y me reñi p
Valentina Saavedra de Miller Los niños bajaron corriendo de la camioneta.Mírame alrededor y pude ver seguridad por todos lados el parque estaba prácticamente vacío las únicas personas que estábamos éramos nosotros y nuestra seguridad. Bajé a Alessandro este comenzó a caminar lentamente y al caer al césped comenzó a gatear.Sonreí.Aquí los había conocido a los tres, mis pequeños angeles se habían acercado a mi al verme llorar.Sentí un poco de tristeza a pesar de todo lo que estaba pasando en esos momentos mi corazón era tan puro, no había posibilidad de que yo pensara en asesinar a alguien ni mucho menos en secuestrar a su familia.¿Que clase de persona era ahora?— Estás bien?— Miré a mi lado.William me miraba fijamente.— Si, estoy bien, es solo que verlos jugar aquí me trae muchos recuerdos — confesé.— Aquí los conoci— El fruncio el ceño confundido— Como así?— Preguntó, supongo que era normal que estuviera confundido, el cree que los mellizos son mis hijos biologicos Seguí c
Valentina Saavedra de Miller Comencé a llorar desconsoladamente cayéndolo peor que Luciana estaba muerta. Estaba muerta por mi culpa porque era una irresponsable. ¿Cómo se me había ocurrido entrar con un arma? Claro que ella iba a querer defenderse que ya va a querer salir y huir no solamente para ir por esos hijos, yo había sido la única culpable aunque no hubiese sido yo aquí lo hubiese al lado del gatillo — Ella está viva— sentí como mi alma regresó a mi cuerpo no sabía cómo iba a regresar a casa y ver a mis hijos, cómo iba a besar y abrazarlos sabiendo que yo había asesinado a otra mujer. — la vida no fue tan grave como se pensaba señora Valentina no tiene por qué preocuparse ella va a estar bien pero aún tenemos que actuar rápido para que ella comience a mejorar— asenti con la cabeza. — Jesús encárgate de que el doctor tenga lo que él necesite para que pueda mantener viva Luciana cualquier cosa que necesite pide por favor seguridad porque apenas se mejore va a querer esc
Lisandro Miller.Miraba los documentos frente a mí, esto no podía ser posible — Estás seguro que esto no es un error?— Pregunté — No señor, confirmamos varias veces, la noticia nos llegó hace unos minutos y sabíamos que usted debía saber — le hice seña que se largara de mi oficina.Esto no podía ser cierto, Valentina no podía estar de regreso en el país no ahora que todo parecía mucho más calmado.Mi teléfono sonó.Bufe — Si?— Pregunté — Valentina regreso con tus hijos, estoy en tu antigua casa— Era mi padre. Así que el ya había visto a mi esposa, no pude evitar mirar la foto que tenía en mi escritorio de ellos.En una foto de al menos tres o cuatro meses era algo vieja pero era lo más actual que tenía de ellos en este momento. Mi corazón latio fuertemente al imaginarme a mis hijos aquí en el país de nuevo, aún no podían estar aquí ni ellos ni Valentina aún no había podido atrapar a titán y a Sebastián se ven escondido lo suficientemente bien como para que no pudieramos dar con e