Mathew primero soltó el pergamino en su mano que rebotó en el suelo, segundo miró la almohada en sus piernas y tercero, alzó la cabeza, desconcertado solo para darse cuenta que su esposa ya se había dado media vuelta y se dirigía a la puerta.-No te demores, tengo sueño- le dijo antes de salir dejándolo nuevamente solo.Acaso, lo perdonaría tan fácil. Le era difícil de creer. Había estado asimilando durante todo el resto de la tarde y lo que llevaba de noche que Lara no querría verle el rostro, pero ella misma había venido a buscarlo. Se mordió el labio inferior indeciso pero el suave olor que provenía de la almohada lo hizo suspirar. Era la fragancia de ambos mezcladas pues su esposa desde hacía mucho terminaba durmiendo en ella, abrazándola.Se levantó y apagó la vela con un movimiento de la mano y poniendo la almohada debajo de su brazo y se dirigió a la habitación. La puerta estaba abierta y ya Lara se había vuelto a acostar en su acostumbrada esquina, pero tapándose hasta la mita
Lara aplicó con cuidado su preparado especial no importando que estuviera la medicina prescripta aplicada. No le quitaría el efecto, más bien, lo potenciaría y de paso ayudaría con el dolor. Recorrió cada una de las heridas largas y su rostro se iba ensombreciendo. Era bueno que esa maldita ya no estuviera por los alrededores o de seguro la mataría. Por culpa de ella y de su padre habían pasado por todas aquellas dificultades, creando malentendidos y que su relación tuviera un momento de crisis.Solo de pensarlo lo hizo sentirse mal. No le gustaba discutir con su marido. Era como si miles de dagas la penetraran y le cortaran el corazón. Nadie le había avisado que enamorarse era sentirse de aquella forma. Momentos de felicidad extrema equivalente a dolor si algo ocurría. Sin querer, sumidos en sus pensamientos presionó con un poco más de fuerza una de las heridas y el lobo ante ella soltó un leve quejido. Debía de dolor bastante para que alguien como él soltara un sonido así.-Lo sient
Lara estaba recostado en la cama dejando que el doctor revisara su estado. No era algo que la tenía muy cómoda pero sabía que debía pasar por este examen para tranquilidad de ella y su pareja. El lobo terminó cerrándole tanto las piernas como la ropa y tomando su pulso como último paso.-Hmm, ya veo- murmuró el lobo.-¿Pasa algo?- Mathew apretaba sus manos en su espalda, ansioso a pesar de estar serio.-¿Está algo mal con el cachorro, conmigo?- Lara se movió recargándose en el respaldo recomponiéndose la ropa como pudo, tenía media piel afuera y eso le daba un poco de vergüenza.-No, no cálmense los dos- el doctor guardó sus cosas en su bolsa- Realmente les tengo buenas noticias. Ahora que su cachorro se ha tranquilizado, el cuerpo de ambos se ha estabilizado, más bien se están fortaleciendo, por lo que solo hay que tomar el embarazo como uno normal-Lara y Mathew se miraron y la bruja estaba impactado. Tal vez ahora que estaba mejor le sería más fácil meditar para reforzar su magia.
Lara se dirigía a la entrada de la manada, para recibir a Dyna. La loba había vuelto de hacer un pedido exclusivo de ella y era de buena educación recibirla, además quería enterarse del chisme de cómo habían reaccionado todos. De paso también le reclamaría de lo inoportunos que eran tanto ella como su hermano. Tenían un cronómetro perfecto para interrumpirla cuando intentaba tener un poco de intimidad con su marido. Acaso sabían lo complicado que era estar de buenas con ese macho.La visualizó hablando con un guardia y la expresión de su rostro solo se retorcía con cada palabra. Lara se imaginó que lo estaban poniendo al día con los últimos acontecimientos, de que los comentarios volaban rápido en la manada era verdad. Se preguntó si todos sabían que le había hecho una mamada a su marido. Lo más seguro. Allí dentro nadie se quedaba callado.-Mi luna- Dyna corrió hacia ella con su rostro pálido agregándole lo agotada que debía estar por el intenso viaje que le había tomado días – ¿Mi l
Mathew sintió que Lara se removía mucho en la cama al punto de despertarlo. Ni siquiera estaba abrazada a él como de costumbre y se alarmó recordando aquella vez que había sufrido mucho dolor. La barriga de su esposa acababa de cumplir los seis meses de embarazo y aunque Lara tenía planes en su mente querían dejar pasar la primera semana para asegurarse que todo estaba bien. No pondría otra vez la vida de su esposa en peligro, aun si esta se lo imploraba, algo bastante difícil pues la bruja podía ser bastante demandante.Se giró hacia ella y la vio durmiendo sin estar cubierta, había pateado la colcha a un lado y mantenía las piernas abiertas al igual que sus brazos. Su piel resplandecía bajo la tenue luz de la vela que siempre dejaba a cada lado de la cama. Preocupado pasó la mano por su frente preguntándose si tenía fiebre, pero encontró que no.Había escuchado que en los últimos días la temperatura había aumentado considerablemente en comparación con el resto de los días del año qu
Lara se mantuvo recostada sobre su esposo hasta que dejó de sudar, era realmente agradable la temperatura de él. La había logrado aflojar toda la incómodas ropa y descendido a mitad de sus brazos dejando que el pecho y sus hombros estuvieran en contacto con su sofocado cuerpo.-Podría estar así por el resto de mi vida. No me quiero separar, si lo hago me moriré- soltó un gemido de satisfacción.-Nadie se muere con este calor- Mathew acarició la espalda baja de Lara sobre la tela con suavidad –¿te sientes mejor?-La sintió afirmar con un sonido de la garganta.-Creo que cuando mi cachorro nazca tendré dos pequeños que atender, no sabré cuál de los dos es más mimado- comentó el alfa besando la cabeza de la más joven.-Que tiene de malo que me mimen, me gusta que me mimen, me gusta que me mimes, eres mi esposo, estás para eso- comentó mordiendo su cuello en muestra de disgusto.Mathew le iba a responder cuando un sonido proveniente del estómago de Lara lo interrumpió y esta se separó un
Mathew regresó a la habitación después de encargarse de sus últimos asuntos. Últimamente le llegaba demasiado trabajo y consumía bastante de su tiempo. Nunca se imaginó que al separarse de su familia y levantar su propia manada pasaría más tiempo detrás de una mesa entre papel y tinta que haciendo cosas productivas.Disfrutaba los entrenamientos, los duelos, entrenar su poder, correr por el bosque miles de kilómetros o simplemente quedarse afuera hasta que las horas se esfumaran. No recordaba la última vez que había hecho algo como eso, pero la situación entre las demás manadas se estaba volviendo algo tensa. Había rumores de que algunas manadas menores se estaban unificando para revelarse.También de que había sospecha de trata de esclavos, cosa que estaba prohibida, al menos en la mayoría de las manadas. Los miembros que trabajaban recibían un salario a final de mes, y al menos él les pagaba bastante bien.Lo último con lo que se estaba enfrentando era con las diversas cartas por pa
Lara asintió. Nunca se imaginó que hablaría con su esposo sobre afeitado y vello púbico. Vaya conversación más obscena, pero era precisamente, una conversación de pareja. Eso la hizo sentir más íntima con el lobo. Vio cómo su marido se desnudaba dejando cada prenda a un lado mostrando su estructural cuerpo, cuerpo que ella había saboreado a lo largos de las semanas y del que no se quejaba. Estaba feliz con lo que tenía a su lado.Mathew agarró otra navaja del estante al notar que la que usaba Lara no estaba por los alrededores y se metió en el agua completamente desnudo. Se acercó a ella con el agua hasta la cintura y se metió entre las piernas de su esposa.-Déjate caer hacia atrás y déjame hacerlo- le dejó un pequeño beso en los labios.-No me cortes- Lara se recostó en sus codos y alzó su cabeza observando como los músculos de los hombros del alfa se movían con cada movimiento.Mentiría si dijera que no estaba nerviosa. Tenía una navaja pegada a su sexo con mucho filo y no podía ve