Enzo

Me está pesando la vida, me tiene con los hilos enredados como si fuera una bola de lana la cual debo desenredar para ver una solución. Es mi culpa, claro que lo es.

Fui yo quien llegó a su vida como alguien que no era, mentí por conveniencia para la organización y también probar que nada me quedaba grande, dije mentira tras mentira solo para tapar la anterior hasta que la fachada estaba completa. No había fallas ni huecos que rellenar. No me arrepiento, no doy para eso sino que siento un poco de orgullo con disgusto en cantidades iguales.

Siempre se nos inculca que a nadie le debe importar nada para conseguir lo que se propuso desde un inicio, si da resultados el resto es solo daño colateral. Empecé a cuestionarme si podría hacerlo cuando el pecho sufría desbalances cada vez que una pelirroja entraba a la sala de proyecciones o en otro sitio donde estuviese presente.

La evitaba, lo hice en Francia, en Italia incluso cuando recién llegamos a Londres, cada vez se fue haciendo má