¿Qué tal si conocen un poco a mi amor? Kai Mi celda tenía un olor putrefacto, las cadenas en mis pies y manos tenía ya un color bastante desagradable, gracias a mi sangre. El olor a rosas que inundaba mis fosas nasales al estar dentro del palacio, ya no estaba. La molesta sonrisa de Froilán se había desvanecido hace ya un tiempo, ya ni siquiera tenía fuerzas para hablarme. Por años él fue quien me sostuvo en todo momento, pero ahora ya no queda nada de ese hermano que me reconfortaba después de aquellas golpizas de aquel bastardo. Me dolía, sin embargo, no lo demostraba para no avivar su dolor. Por momentos quería decirle que teníamos motivos para seguir luchando, pero luego recordaba que de nada iba a servir. —¿Kai? —La frágil voz de mi hermano me saca de mis pensamientos. —Aquí estoy Froilán. —lo calmó. —¿Cómo está? —pregunta y rápidamente sé dé quién habla. —Igual que nosotros. —por más que quiera mentirle, no puedo. —¡¡Joder!! —grita golpeando su plato de comida. —Necesita
Recuerdos de Amelia. Negro. Rojo… Vacío. Dolor…—¿Tu mamá también es mala, Abalam? —el niño de ojos rojos pensó un momento antes de hablar. —Sí, y estoy seguro de que la mía es peor que la tuya. —El niño lo dijo de una manera tan natural que sentí dolor por primera vez por otra persona que no fui yo. —¿Quieres un abrazo? —preguntó alzando mis brazos. —¿Y eso de qué me serviría? —Cuestionó ladeando la cabeza. —Te hará sentir mejor, te lo prometo. —Está bien, pero solo uno. —dejó en claro, sonreí y emocionada, me lancé en sus brazos delgados. Tarde un par de minutos en esa posición en la que él no me lo devolvió. —¿Y bien? —inquiero alejándome unos pasos de su cuerpo. —No lo sé, no estuvo mal, supongo. —se limita a decir encogiéndose de hombros. —¿Quieres que te cuente una historia?, tengo muchas. —Esta era la primera vez que estaba con el príncipe de los demonios, y estaba muy emocionada porque era mi primer amigo y quería que se sintiera bien en todos los sentidos. —Eres
Amelia. Lo sabía, cuando conocí y estuve esa semana entera con Kai supe que algo grande se escondía. El que jamás comiera absolutamente nada y que era parte de los cazadores me daba varias teorías de lo que podría ser. Casi nadie se lo cuestionaba, puesto que todos pasaban que en algún momento el menor de los Bathory se convertiría tarde o temprano, aunque muchos tenían la teoría de que él ya lo era y por cuestiones del consejo no se atrevía a confesarlo. —Sé que apenas estás siendo consciente otra vez, pero necesito saber si tienes alguna información valiosa. —pregunta Kai sin ocultar sus emociones. —No sé si es crucial, pero en dos ocasiones escuché a las esclavas hablar de unos Mellizos que trasladaron a Hélido hace casi dos meses. —sus ojos esmeraldas se abren de manera exagerada, al igual que su boca. —Los bebés. —pasa una mano por su cabello de manera dolorosa a la vista. —¿Por qué te preocupan? —Porque son mis sobrinos. —Confiesa dejándome algo desconcertada. —¿Son herma
Este no es el cap que seguía jjaja, pero no me aguante y ya verán porque. Bueno, creo que ya es hora de que conozca el verdadero rostro de Leonore y sus intenciones en todo esto. Leonore. Leonore siempre confío en su ingenio y sus dotes para seducir y enamorar a los hombres, tanto así que era una complementa narcisista en todo su esplendor. Pero ella no siempre fue así, la vida te puede golpear duro y ella más que nadie lo sabía. Los Arias eran humanos de clase baja, no pertenecía a la Aristocracia y eso Leonore lo detestaba. ¿Por qué? Te preguntaras, pues en Nirvana los únicos que recibían un buen “trato” eran los que formaban parte de la Aristocracia, a ellos no se les castigaba ni mucho menos se les humillaba en medio de la plaza por no pagar sus debidos impuestos. Cada vez que Leonore tenía que presenciar esto, la ira la consumía al punto de intervenir con la guardia real en un vano intento de parar los golpes que recibían sus padres. No le parecía justo, era cruel que sólo
Para ti que fuiste y seguirás siendo mi sol de primavera, que me enseñaste que esta vida es mejor vivir que sobrevivir. Te agradezco por hacerme entender y comprender que la vida sí es bonita, casi tanto como tu sonrisa. •••••••••••••••••A lo largo de mi vida había leído cientos de libros de la historia de Nirvana y otros miles de historias contadas por supuesto espectadores de esos tiempos que según su testimonio ellos sabían la verdadera historia. Sin embargo, de todas ellas, la que más se repetía era convenientemente donde el consejo era nuestro mayor salvador.La había escuchado tantas veces que me la sabía de memoria y fue ese el motivo de que aquel día cuando ese niño de ojos rojos me preguntó si le podía contar la historia no titubee a la hora de contarle lo que todos conocimos como la verdad absoluta:Tiempo atrás había guerras, peleas y demostraciones de quién era él mejor para tener el dominio total de este reino; que antes de llamarse Nirvana, anteriormente se llamaba Blag
Elizabeth Bathory.—¿Por qué me arreglas tanto, Davinia? —le pregunto a la mujer, a mí cargó.—Hoy es un día importante, señorita, Elizabeth.—¿Por qué?—Su tío vendrá a conocerla. —¿Tío?—El hermano menor del rey, Kai Bathory. —No lo conozco. —confieso tomando un lazo para que Davinia me lo ponga en el cabello. —Por eso es un día especial, el señor quiere conocerla y es por ello que estoy arreglándola. —Oh, Davinia, ¿Podrías traerme un jugo? —Por supuesto. Ya vuelvo, no vaya a tocar su cabello, por favor. —Lo prometo. —con eso sale de mi vista dándome la oportunidad de salir de mi habitación sin que me regañen. Pasando por los pasillos corriendo poco después me encuentro con un señor que no conozco dirigiéndose al despacho de mi papá. Sin hacer ningún ruido me acercó a la puerta, la cual por suerte está un poco abierta a lo que puedo ver y escuchar lo que hablan. —Hermano, gracias por venir, siéntate por favor —Le pide mi padre al señor.—No tengo tiempo Froilán, solo ve al pu
—Princesa Elizabeth, espere se puede perder si corre a esa dirección —advierte una distraída Davinia. Haciendo caso omiso corro hasta desaparecer entre los arbustos —. ¿Elizabeth? ¿A dónde se metió? Maldición van a matarme. ¿¡Princesa!? ¿¡¡Elizabeth!!?Desde mi posición puedo escuchar como Davinia me llama un tanto asustada, la situación me causa tanta diversión que decido llevarlo un poco más lejos adentrándome al bosque y corriendo lo más lejos que puedo de ella.Corro por tanto tiempo que minutos después no escucho más que el crujir de las ramas, el viento y uno que otro animal.—Oh, no. Creo que me he pedido —digo a la nada. La inmensidad del bosque me hace ver cuán pequeña soy. Observó todo a detalle e intento ubicarme, pero es imposible, ya que todas las salidas lucen iguales para mí.—Kai va a matarme —pienso en voz alta al ver como el sol se está ocultando a lo lejos.Un pequeño sollozo hace que deje de respirar para poder escuchar mejor, lo cual funciona segundos después que l
10 años después.Estar en los cazadores todos estos años se puede decir que despertó mi lado asesino y violento, con tan solo dieciocho años he matado a más de una persona. Es algo que a mi padre no le gusta relucir, pero es algo que a mí sí. —Elizabeth, tu padre quiere hablar contigo después de tu entrenamiento. —me informa Kai al entrar a la sala de combate, en la cual hay varios cazadores entrenando en sus respectivas áreas. —¿Eso a qué viene? —Cuestionó mientras me coloco bien las vendas en mis manos. —Tus notas. —Se limita a decir. —Oh, entonces no hay de qué preocuparse —aseguró restándole importancia. —Esperemos que sí. Ahora ven, vamos a calentar. —Dejó mis cosas en la mesa y lo sigo, me detengo frente a él e imitó sus movimientos por unos segundos hasta que calentamos lo suficiente. —¿Qué esperas para atacar princesa? —Te aseguro que no tu permiso, querido Kai. —despistado lo con lo que más le molesta, levanto mi pierna, golpeó su estómago, giró y con mi codo terminó go