Recuperando a mi esposa
Recuperando a mi esposa
Por: Paulina W
Capitulo 1

A medida que anochecía, las cigarras continuaban haciendo ruido bajo el cielo oscuro, parecían estar muy animadas esta noche. En este momento una figura solitaria miraba a través del cristal de la ventana, en la gran mansión.

¡No vuelvas a llamarme!

Astrid, estaba vestida con una pijama de seda y encaje. Repetía en su mente las palabras que le había dicho su marido hace unas horas, después de colgar la llamada, se sentó frente a la ventana y miro durante horas.

¿Regresará esta noche?

En ese instante, la puerta de su habitación fue abierta con agresividad. Asustada, se levantó de la chaise longue de inmediato.

Vistiendo un traje negro, el hombre era intimidante, sus cejas fruncidas enviaban claramente el mensaje de que no estaba de buen humor al igual que sus ojos sombríos. Ella lo miro muy asustada.

No tuvo tiempo de reaccionar, cuando una carpeta cayó frente a sus pies.

— ¡Firma! – exclamo él, con voz llena de dominio y autoridad.

El fuerte olor a alcohol, lleno las fosas nasales de Astrid provocando náuseas. Levanto la cabeza para mirarlo a los ojos y su cuerpo se enfrió.

Desdén y disgusto fue todo lo que encontró.

—James, ¿Por qué?

— ¿Por qué? ¡Todavía tienes la cara para preguntarme! Hace un año, si no te hubieras subido a mi cama y me hubieras calumniado por tocarte, no estaría en esta situación contigo. Si no fuera por ti, ¿Cómo podría mi abuela exigirme que te dé una compensación? ¡Eres una arpía! Te valiste del afecto de mi abuela para lograr tus propósitos. Pero todo ha cambiado, ahora mi abuela se va al extranjero y no volverá en un tiempo. Así que firma. ¡Quiero que salgas de la familia King!

Astrid no podía respirar, sus lágrimas cayeron incontrolablemente por sus mejillas. Ella lo ama, es solo que él no puede entenderlo. Sus labios temblaban mientras hablaba.

—James, estás equivocado… por favor, no ...

— ¿No lo hiciste a propósito? ¿Estoy mintiendo a caso? ¿No te subiste a mi cama?

James se burló, extendió su mano y agarro con fuerza su delicada muñeca, la fuerte presión hizo que Astrid sintiera dolor y miedo.

—James por favor … No hagas esto, te am… — comenzó a decir ella.

— ¡Cállate! – exclamo él, interrumpiéndola.

James no quería tener nada que ver con esta mujer, quería obtener su libertad. No escucharía sus mentiras. James recogió los documentos, y los lanzo a la cara de la mujer – No tengo interés de escuchar tus tonterías, ahora date prisa y fírmalos.

Ella abrió los ojos con asombro, llevando sus dedos a su mejilla, un hilo de sangre se deslizaba hacia abajo. ¿Cómo podría ser su corazón tan obstinado?

Los ojos del hombre eran fríos y llenos de disgusto. Acercándose a ella de manera atemorizante, dijo.

— ¿Quieres que te diga por qué? Es simple. ¡Porque te odio! No quiero volver a verte, si te valoras un poco, firma obedientemente. Incluso puedo ser benevolente y darte lo que te corresponde, pero si no lo haces, me aseguraré de que no recibas ni un centavo. ¡Entonces firma!

James está decidido a cambiar su situación, no le importa lo que piense o sienta Astrid. Ella los llevo a ambos hasta aquí. Sin importar que él debe acabar este matrimonio. Ella usurpó un lugar que no le correspondía, la posición de señora King no le pertenecía de principio a fin.

Escuchar las palabras del hombre que ocupa en su corazón, la destruyo. Sabía que James no la amaba, pero mantuvo la esperanza de lograr conquistar su amor con el tiempo. Ahora solo sentía pánico, desesperación, ira y dolor, sobre todo dolor. Pero todo eso se dejó lado, porque la determinación fue más persistente.

— ¡No! No quiero divorciarme de ti. Incluso si no me amas, ¡Seré tu esposa hasta el día en que muera! James, no puedes tratarme así…

Los ojos del hombre se volvieron cada vez más oscuros y fríos.

— ¡Está bien! ¿Tanto quieres ser mi mujer? – mientras decía estas palabras, dio un paso adelante intimidándola. Jalo su cuerpo delicado contra él, y presiono su cara frente a la de ella, diciendo con saña.

— ¿Quieres meterte en mi cama?

El fuerte olor a alcohol golpeo a Astrid, ella trató desesperadamente de zafarse de su agarre.

—No, no es así…

Sus manos la apretaban con fuerza, impidiendo siquiera que pudiera moverse. Los ojos del hombre miraron la parte superior de su cuerpo y cambiaron a lascivia.

— ¿No es así? ¿No estás seduciéndome con esto que llevas puesto? ¡Ya que te niegas a divorciarte, entonces cumple obedientemente con tus obligaciones como esposa! Quiero ver que tanto me complaces…

La alzo en sus brazos y camino paso a paso hacia la cama.

Astrid trataba de soltarse de su agarre, pateaba él, incluso lo golpeo con fuerza en la espalda.

—James, ¡Suéltame! ¿Qué vas a hacer?

Por alguna razón se sintió aterrorizada. El hombre de hoy no es el James King del que se enamoró.

El fuego ardiente en sus ojos parecía quemarla. Empezó a temblar incontrolablemente cuando la lanzo a la cama y se subió sobre ella. Sostuvo sus manos, sobre la cabeza.

— ¡¿Me estás rechazando o estás fingiendo que no quieres?! ¿No es esto lo que has estado esperando? Bien te lo daré. No quieres divorciarte de mí, ¿verdad? Entonces, satisfáceme como mi esposa.

Diciendo esto, el hombre desgarro la pijama de seda.

— ¡No! ¡Por favor!

Las lágrimas de la mujer se deslizaron por sus sienes. Pero el borracho James no pareció escuchar sus súplicas.

Tristeza...

Angustia...

— ¡James… detente…! 

— ¿Cómo te atreves a pedirme que me detenga? ¿No es esto lo que pediste? Deberías estar feliz, Astrid.

— ¿Por qué me tratas así? ¿Mi amor… no vale nada para ti? ¿A tus ojos, soy como basura?

El hombre no respondió ninguna de sus preguntas, en cambio, continuo con sus acciones, sin importarle la negativa de ella.

Mientras la poseía, bajo los labios a su oído y dijo.

—Astrid, no te amo. Nunca podré enamorarme de ti. Solo amo a Irene…

¿Irene?

¿Esa es la mujer con la que nunca pudo competir? Ella, aunque le dio todo su corazón, no pudo obtener la más mínima piedad de él, en cambio, termino así.

Las lágrimas siguieron cayendo, hasta mojar la almohada.

Astrid nunca pensó que el hombre que amaba con todo su corazón la lastimaría de esa manera. Era completamente diferente del amor que ella imaginaba.

Ridícula.

Tonta.

No le toco un solo cabello en un año de matrimonio, pero esta noche, se llevó aquello que había esperado tomara de la manera más dulce.

— ¡JAMES, TE ODIO! Nunca te perdonaré en esta vida. Te juro por Dios que voy a olvidarte, incluso si tengo que arrancarme el corazón para conseguirlo.

Tan pronto como amaneció, Astrid, quien su cuerpo estaba lleno de marcas, se levantó lentamente de la cama, desnuda camino a través de la habitación y vio la ropa hecha jirones en el suelo. Se apresuró al baño.

Cuando James despertó, se dio cuenta de lo que había sucedido anoche. En este momento, Astrid ya estaba sentada en el sofá esperándolo.

Sobre la mesa descansaba una carpeta marrón, en ella estaba los papeles del divorcio. Ella lo miro indiferente y vacía, sus ojos ya no mostraban ningún rastro de amor hacia él.

—Ya están firmados.

Tan pronto como salieron estas palabras, sus lágrimas cayeron tan violentamente que estaba completamente fuera de su control.

Ella estaba tan cansada. Había agotado todas sus fuerzas, ya no podía amar.

— ¿Firmaste? – pensé que después de anoche, estarías aún más decidida a permanecer a mi lado – James entrecerró los ojos, no había arrepentimiento de lo que hizo anoche.

Durante este matrimonio, hizo todo lo posible por evitarla, nunca la toco. Pero anoche, estaba tan enojado…

Afortunadamente, ella todavía es sensata y accedió a divorciarse. Entonces, ¿Por qué no hay alivio en mi corazón? ¿No es esto lo que quería? ¿Por qué siente ira??

Se mantuvo en silencio y tomo el bolígrafo a un lado de la carpeta.

Después de firmar, James tomo el acuerdo de divorcio y lo guardo en la carpeta. La miro de forma inexpresiva.

—Lo que te pertenece, el abogado se pondrá en contacto contigo. Después de eso, tú y yo no tendremos nada que ver, y tampoco con esta familia. Te daré tres días para abandonar…

—No es necesario, un día es suficiente – la voz ronca de la mujer dejaba entrever que había llorado amargamente.

James frunció las cejas y dijo con desdén – Está bien, tienes un día. Recibirás tu parte, y te irás. No dejes que te vuelva a ver.

Él se fue, dejando a Astrid con el corazón triste y el alma destrozada.

No miro a atrás.

Fue despiadado.

¿Incluso si él no la ama, porque la odia tanto?

Astrid se permitió llorar, desahogar toda la insatisfacción y el dolor que se ha acumulado durante tanto tiempo.  Cuando finalmente se calmó tomo el teléfono e hizo una llamada.

—Te lo prometo. Pero sácame de aquí de inmediato.

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