- Están hablando como si Guilherme fuera un joven virgen – me irrite – Mi error fue dejar que me hiciera lo que me hizo en el salón de clases, dentro de la escuela. Pero tu hijo no es un santo... Es culpable – Miré hacia Guilherme – Igual que yo. Ambos lo hicimos mal.- No es su culpa... Nunca lo fue. Yo siempre iba detrás... Incluso encontré a su hija para acercarme.- ¿Como asi? – Lo miré – pensé… Fue una coincidencia…- Es sólo un niño. - Argumentó Kelly.- Un chico de 18 años. William no es un niño. – reiteré.- Definitivamente no vamos a tener esta conversación aquí, Sabrina – dijo Guilherme – Y en ningún otro lado. Porque no debo explicaciones sobre lo que hago o con quién me meto – miró a la madre y a la abuela.- Gui... - Rachel se acercó.- Aléjate de mí – gritó – Eres un maníaco, un loco, un enfermo… Ya no soporto tus persecuciones. ¿Tienes alguna idea de lo que has hecho? Destruyó la vida de Sabrina. Nunca la perdonaré. Ni siquiera volveré a mirar en tu dirección. Fingiré q
Melody estaba ansiosa y aún más habladora. Nunca había estado en un avión en mi vida.Me senté junto a ella. Guilherme y Yuna se sentaron frente a nosotros.Tan pronto como el avión despegó, inmediatamente me sentí mal y un poco mareado. Y eso me preocupó mucho.- ¿Estás bien? – preguntó Yuna.- Sí... - dije, fingiendo que sí.- Te ves preocupado. – dijo Guillermo.- Faltan cinco años... ¿Qué esperabas?- No te preocupes, mamá. Ellos te amarán. Melody tomó mi mano.La azafata se acercó a nosotros mientras aún nos estábamos divirtiendo con Melody.- ¿Quieres algo de comer o beber?- No... El viaje es corto. Yuna habló.- Quiero pastelitos con chispas... ¿Y tienes chocolate caliente? preguntó Melody, sus ojos brillando.Ella sonrió:- Bueno, no tengo cupcakes con chispas, pero puedo arreglar algo muy divertido. Y tengo chocolate caliente.- Yo quiero. Melody dijo de inmediato, aplaudiendo.- Cualquiera te compra con chispitas de colores. Gui bromeó.- Me encantan las chispas de colores.
- No pensé que hiciera ninguna diferencia para ti. Lo miré, confundida por su actitud.- ¿Este es el hijo de puta que te hizo lo que te hizo?- Gui... No puedes usar blasfemias... Hay niños aquí. Melody arqueó una ceja, atrayendo su atención.- Perdóname, princesa. Pero este hombre se merece todas las malas palabras del mundo.-¡Gui, basta! – dije en voz alta.El helicóptero se había ido, dándonos un poco de paz y tranquilidad. Respiré hondo y me dirigí hacia mi antigua familia, si se puede llamar así.Tan pronto como me alejé de mi padre, se quitó las gafas de sol y pude ver sus ojos. Y no podía definir lo que había en ellos. Los años no han sido amables con su apariencia. Había envejecido considerablemente, como si hubieran sido diez años en lugar de cinco. La piel arrugada, la delgadez excesiva que resaltaba los ojos, la barba incipiente...- Hola. - Dijo mirándome.- Hola. - dije, sintiendo como mi corazón latía más rápido, el nerviosismo se apoderaba de mí.- ¿No le das un abrazo
No podía creer lo que estaba pasando. ¿Qué quieres decir con que Sabrina estaba allí... y Guilherme... con los Rockefeller?Miré a la niña, que repetía “padre” casi junto con Guilherme. ¡Mierda!- Entremos... No podemos quedarnos aquí... Se avecina una fuerte tormenta... - Calissa tomó a Melody en sus brazos, entrando.Mariane tomó mi mano, pero no pude entrelazar mis dedos con los de ella. Estaba completamente indefenso.- ¿Qué haces aquí? – me preguntó Guillermo.- ¿Qué haces aquí? – Reformuló la pregunta.- Adelante todos... ¡Ahora! – JR habló en voz alta.Sí, no tenía sentido que nos quedáramos ahí, tratando de entendernos en medio de la arena que volaba sobre nuestros rostros. Pero ya me imaginaba que lo peor de la tormenta sería dentro de esa casa y no en la calle.Miré a Sabrina, quien me ignoró por completo. Cuando noté que mi hijo la tomaba de la mano, con los dedos entrelazados con los de ella, subiendo las escaleras, me congelé. ¿Qué mierda estaba pasando allí? ¿Qué hacía m
Me fui, casi siendo empujado hacia la casa por el vendaval. Estaba oscuro, nubes negras cubrían el cielo y los truenos resonaban en todas direcciones, seguidos de relámpagos. Y aunque no lo vi, sabía que mi pequeña estaba en la calle, huyendo de cada situación en la que la ponía.Dios, ¿en qué dirección se había ido?Me quité los zapatos, los tiré y caminé hacia el lado izquierdo, sin saber si ella había tomado ese camino. Escuché gritos llamándome a mí ya Medy, pero no regresé.Mis pies se hundieron en la arena y luché con la dificultad de correr en ese suelo. No había señales de Melody por ninguna parte.Quería que lloviera, porque así bajaría la arena y sería más fácil verlo si estaba en la playa.Las lágrimas llenaron mis ojos, mezclándose con la arena fina que caía sobre mi rostro. ¿Y si se hubiera metido en el mar? No conocía la playa... Nunca había puesto un pie en el mar... Podría haberse dejado llevar y... No, no quería pensar en eso.Necesitaba concentrarme en ser Melody, mi
- ¿Lo juras?- Yo... no estoy del todo seguro. Pero supongo que sí.- ¿Ya lo sabe?'No…' Miré a Melody, quien nos miraba sin entender.- Entonces espera... Te avisaremos cuando estemos seguros. Juntos.Asentí mientras él frotaba el rostro de Melody. Luego, comenzó a pasar el dedo índice por sus ojos, su nariz, su boquita, recorriéndolos mientras ella sonreía.- Charles, no tienes dudas de que... ¿Ser tuyo? - Arqueé una ceja, tocando mi matriz, casi segura de que un nuevo bebé estaba dentro de mí.Me miró, con el dedo todavía en la cara de Melody.- ¡No! Y solo para que conste, hice todo deliberadamente, para al menos participar en la vida de un bebé desde el principio... Desde cero. “Me tocó el estómago.- Pueden pasar mil años, mi alma puede regresar por varias encarnaciones... Aún así, te amaré de la misma manera.- Pasé más de cinco años contigo en mi cabeza, Sabrina. Daría mi vida por la tuya... En el pasado, en el presente y en el futuro. Quiero que todo explote... Aún así, nada
Sus ojos verdes se encontraron con los míos, confundidos, desesperados. Los labios empezaron a temblar.- Charles, tenemos que calmarnos. No le digamos a nadie sobre nosotros... O al menos que finalmente nos encontramos y estamos juntos. Necesitamos saber quién está detrás de su arresto. Y castigar a los culpables.- No soporto estar lejos de ti, "pequeña". No ahora que la encontré... Y ahí está nuestra hija...Miramos a Melody recostada junto al árbol, profundamente dormida y apuesto feliz. Me arrodillé frente a él.- ¿Crees que pueda alejarme de ti, después de tanto tiempo?- Espero que no... No puedo irme sin tocarla... De ninguna manera... - Sus dedos acariciaron mi rostro.- Finjamos que no estamos juntos. Y gana tiempo.- Pero Mariane sabe... Si le dijiste, no hay forma de fingir...- Gui también lo sabe.- Dios mío, Sabrina... ¿Cómo diablos te involucraste con mi hijo?- Fue sólo un pequeño beso. - Traté de hacer todo más ligero.- ¿Y no te da vergüenza decir eso? ¿Crees que me
- Charles, tenemos que irnos. - dije levantándome.- ¿No podemos quedarnos un poco más? Me miró, todavía en el suelo con nuestra hija.- No queremos despertar sospechas, ¿verdad?- ¿No? Ya ni siquiera sé... Solo pensar en tener que fingir que ustedes dos no lo son todo para mí me enoja.- ¡Carlos, por Dios! - Casi grito.Inmediatamente se tapó la boca con la mano y miró a Melody:- Cabreado significa... Alérgico al agua de mar.Ella comenzó a reír, sacudiendo la cabeza juguetonamente:- No significa que...- Caramba, hija mía, ¿a qué te refieres entonces?- Creo que deberías buscarlo en Google.- ¿Oigan, ustedes dos? – ambos me miraron – Este no es el momento para discutir esto.- Pero ella me dijo que lo googleara – argumentó – Eso no es normal… Solo tiene cinco años… Dije “cinco”. Creo que exigiré ver el certificado de nacimiento.- Creo que realmente deberías exigirlo. Porque ella necesita un cierto apellido después de Rockefeller. - Yo hablé.- En lo que insisto, mi amor... Todo e