Treinticinco

—Cariño, ¿recordaste algo? —Murmuró mi madre—; ¿por qué te fuiste así?, July dijo que rompiste todo el techo de tu habitación.

 Ya llevábamos un momento en carretera, pero yo solo intentaba controlar mi ansiedad por saltar del auto y alejarme de ellos, eran demasiadas cosas.

—Yo… —dije— creí que debía averiguar más de lo que fui, así que fui a la universidad, me encontré con la rectora y resultó que mi especialidad era en psiquiatría, solo me falta entregar la tesis…

—Pero nos hubieras dicho, te hubiéramos acompañado –interrumpió mi madre y le siguió un sermón de que no podía irme así por mi cuenta, que no debía confiar en nadie y otras cosas que preferí ignorar.

Que mi madre dijera que no podía confiar en nadie cuand

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