Su mano se deslizó por mi cintura hasta aferrar sus dedos en mis caderas, mientras que la otra mano se adentraba dentro de mi cabello para mantener mi cabeza quieta, con su lengua me obligó a abrir mi boca, me estremecí un poco sintiendo como el ambiente comenzaba a volverse cada vez más intenso entre los dos. Pegué mi cuerpo al suyo necesitando sentirlo más cerca de mí y solté un gemido cuando mordió mi labio inferior dejándome deseosa cuando se separó un poco.
—¿Recuerdas eso? —susurró sobre mis labios, todavía mis piernas se sentían temblorosas, no podía entender la emoción que recorría todo mi cuerpo.
Mi mente no lo recordaba, pero al parecer mi cuerpo sí. Mis mejillas se sonrojaron con fuerza y tuve que dar un paso atrás para poder pensar correctamente porque lo único que quería era seguir bes&a
Intenté no mostrarme perturbada por lo que acaba de decirme, pero suponía que mi cara era todo un poema. Zecus alzó una ceja pareciendo entretenido y dijo:—Se llama CECMO —explicó—, es la clínica mental donde trabajabas.Mi mente me llevó a lo que había leído en mi computadora:CECMO: Centro Especializado Clínico Mental del Oriente.—¿Por qué mi tesis era sobre ti? —me forcé a preguntar, pero sabía que no iba a agradarme la respuesta, no me estaba agrando nada la dirección que estaban tomando las cosas.—Debías elegir un paciente loco, creo que fui el ganador —dijo—, tenía cuatro personalidades diferentes y una de ellas era bipolar.Abrí la boca sorprendida, yo debía elegir a alguien para trabajar en mi postgrado como psiquiat
Continuación...3 años atrás.Encendí la grabadora y la guardé dentro del bolsillo de mi bata blanca, entrelacé los dedos sobre la mesa esperando que una de las enfermeras lo trajera, había elegido el patio del instituto para hablar con él, el sol era tenue y la brisa fresca. El muchacho abrió la puerta pareciendo un poco nervioso, esta vez llevaba el uniforme; un suéter naranja que combinaba con su pantalón del mismo color, la enfermera lo guio hasta el asiento frente a mí, sin embargo él se quedó de piel, la enfermera salió cerrando la puerta dejándonos solos.—Hola. Por favor, siéntate —dije mostrándole una ligera sonrisa intentando crear confianza entre los dos—, no querrás estar parado toda nuestra conversación.Él caminaba desca
ACTUALIDAD—¿Estás bien? —dijo Zecus al ver que llevé mis manos a mi cabeza y me la sostuve sintiendo que me explotaría.Todo lo poco que me había contado lo recordaba con claridad, no podía creerlo, los recuerdo parecieron aparecer en mi mente. Limpié las lágrimas que se escurrían por mis mejillas, ni siquiera me había dado cuenta de que estaba llorando.—Mi espalda —susurré—, tú me dijiste que te llamara Zol.Él frunció el ceño sin comprender a lo que me refería y se encogió de hombros.—Eso creo, hay algunas cosas que no recuerdo que hice antes de que todas mis personalidades se unieran en una sola —dijo—, ¿Qué pasa con tu espalda, te duele?Él no lo sabía, ¿eso querí
HACE 3 AÑOS ATRÁS…En las siguientes semanas, comencé a relacionarme cada vez más con Zecus, analizaba cada pequeño gesto de cada uno de sus personajes, todos parecían ser la misma persona pero con diferentes características, era como ver a Zecus expresándose de diferentes formas cada día, todos parecían querer que lo llamara Zol porque así le decía su madre cuando era pequeño, eso quería decir que me veían como una persona de confianza y que les brindaría cariño, otra cosa que todos ellos tenían en común; era el odio hacia su padre, le tenían miedo por todo el maltrato físico y psicológico que le había hecho pasar a Zecus, por eso seguía atrapado en su niñez, una parte de él no superaba el pasado.Pero había concluido que todas las personalidade
CONTINUACIÓN...Esta vez los de seguridad no me acompañaron, pero me dejaron una jeringa para sedarlo en caso de que las cosas se salieran de control, hablé con uno de los profesores y al escuchar la palabra «problema mental» y que yo era doctora, nos guiaron a una sala de instrumentos donde ya había terminado la clase. Zecus parecía complacido, admiraba todos los adornos y las guitarras hasta que con cuidado tomó una entre sus manos; la admiró todo el camino hasta una silla y se acomodó, yo lo seguí sentándome frente a él observando como con la yema de sus dedos acariciaba las cuerdas antes de empezar a tocar.La habilidad y destreza con la que tocaba me dejó boquiabierta, iba desde las notas agudas a las graves con tal rapidez que apenas pude procesar que había terminado cuando escuché aplausos a mis espaldas, pestañé un par de vec
CONTINUACIÓN...Subí la valla y Zecus me atrapó del otro lado, arrastrándome con él mientras me aferraba de la mano hacia las escaleras externas de emergencias.—Maldición, Zecus —susurré—, nos pueden atrapar.—Hoy está de guardia el oficial gordo Fred, siempre se va a mitad de la guardia y llega antes de que abran al día siguiente.—¿Cómo puedes saber eso? —pregunté falseando el pie y cayendo de rodillas en la escalera, Zecus me ayudó a levantarme y subió conmigo prácticamente cargándome.Seguía sin creer que estuviera haciendo esta locura.—Escuché una conversación cuando vinimos antes y pedí ir al baño —dijo Zecus, intenté hacer memoria de cuando él tocó la guitarra y luego cuando
ACTUALIDAD—Esa fue la primera vez que estuvimos juntos —terminó de decir Zecus—, eso marcó una gran diferencia en mí, fue el único recuerdo que logré vincular entre todas las personalidades.Mi mejillas se sentían calientes al haber recordado todo lo que había ocurrido con él y sus personalidades, todas recordando nuestra primera vez en esa piscina. Fue a partir de ahí que él logró amanecer todos los días como solo Zecus Toison, el Zecus original.Pero recordé que no era tan perfecto, el trastorno de bipolaridad siguió en él, a veces se enojaba tanto que rompía todo a su camino, o se alegraba tanto que corría y bailaba sobre las mesas, también lloraba hasta desmayarse, como si todas sus emociones fueran un caos, pero haber logrado curarlo de todas sus personalidades era un incre&iac
2 AÑOS ATRÁS.Entré a la clínica norte de San Miguel, era víspera de navidad, había venido a Trino para pasar noche buena con mis padres; solo por moral porque odiaba tener la misma charla todos los años y pelear con mi mamá porque no quería ser empresaria como mi padre ni mucho menos casarme con el exitoso, guapo y mujeriego Tolmer Henks, socio de mi padre. Me acerqué a la recepción y pregunté:—Hola, necesito hablar con la psicóloga Dayana Pace.—¿Tiene cita previa? —preguntó la secretaria sin apartar la mirada de la pantalla de la computadora.—No, pero es urgente que hable con ella, soy la doctora Wester psiquiatra de CECMO la clínica mental del oriente —dije, apenas tenía un año desde que comencé a hacer la especializaci&oac