Edwan supo que Rosalin intentaría abrir la puerta, por lo que la cerró, ya no quería que ella preguntara de su pasado, pues no podría darle la respuesta que ella quería escuchar, sabía que su silencio abría una brecha entre ellos, pero no podía hablar, su lengua se hacía un nudo que impedía que saliera una sola palabra y su estómago una bola de miedo al pensar que ella lo rechazara. Se introdujo en el chorro del agua, quería que lo relajara, que calmara la ansiedad que sentía, pero para su desgracia no lo hacía, su cabeza no dejaba de pensar en aquella noche de infierno, los gritos de temor, el maldito olor a sangre que llegaba a sus fosas nasales que provenían de su boca y manos. ¿Qué había hecho? Si ella supiera su verdad, lo rechazaría de inmediato, en sus ojos habría desprecio, su cara sería de terror y no permitiría que un lobo como él la tocara. No, ella no podría saber nada, no podría vivir sin ella. “SI LE DICES, TAL VEZ ELLA COMPRENDA Y NOS ACEPTE”Escuchó que decía su lo
Por la mañana Rosalin pensó que estaría rodeada por el brazo de Edwan, como habían dormido toda la noche, pero fue grande su sorpresa cuando se encontró sola, y en lugar que él ocupo solo estaba una rosa roja junto con una nota. “HA COMENZADO MAL NUESTRA VIDA JUNTOS, TE PIDO UNA NUEVA OPORTUNIDAD, QUIERO QUE ESTE VIAJE, NOS DE LA OPORTUNIDAD DE CONOCERNOS, DE SER BUENOS AMIGOS Y CUANDO VOLVAMOS A NUESTRA CASA, EN TÚ CORAZÓN SE ENCUENTRE UNA PIZCA DE AMOR POR MI. EL LOBO QUE TE AMA EDWAN KING”No entendía porque esas palabras la emocionaban, la hacían sonreír como una chiquilla, tomo la flor entre sus manos y aspiro su aroma, su perfume era dulce, sus pétalos suaves como terciopelo, era una rosa como las que conocía, pero a la vez tenía algo diferente, como un brillo que la hacía más hermosa que todas. Volvió a leer la nota, una fuerza interna le decía que si debía darle una oportunidad, y su corazón brincaba de emoción no solo con la idea de darle esa oportunidad, sino al recordar e
Al término del desayuno, Edwan le dio privacidad a Rosalin para que se cambiara y pudieran salir de la casa de Luigi para comenzar a recorrer la ciudad. Luigi le ofreció que su chofer los llevara, pero Edwan no aceptó, quería ser solamente ellos dos solos recorriendo la ciudad. La primera parada fue la torre Eiffel, para Rosalin fue magnífico verla, y hasta subir en ella, desde arriba se veía tan hermoso los edificios, los palacios, los jardines y el rio que hacía la vista más espectacular, al bajar fueron al embarcadero, para subir a una lancha la cual los llevaría por un paseo por el rio Sena, sus aguas tranquilas relajaron a Rosalin, a tal punto que dejó que Edwan la abrazará, no quería aceptarlo, pero su corazón se aceleraba al sentirlo así de cerca. Fueron a comer a un restaurante que tenía de vista el famoso museo de Paris, Edwan le prometió que no se irían de la ciudad sin antes que ella lo visitara. Regresaron a la casa de Luigi para solo cambiarse de ropa, pues el amigo de
—¡Cuidado! —escuchó la voz de Rosalin, en un parpadeo de ojos la tenía sobre sus brazos con una herida en su pecho, la hoja afilada de la daga había atravesado su cuerpo por debajo de la clavícula y arriba de su pecho izquierdo.Miró su rostro, en él se dibujaba el dolor tan intenso y fuerte que sentía, hasta por unos segundos le quito el aire, el olor a la sangre llego a sus fosas nasales, al descubrir la herida que ya había cubierto con su mano vio como el vestido se teñía de carmín. —¡Rosalin! —la llamó Edwan tratando de evitar que cerrara los ojos, la gente que paseaba esa noche comenzó a acercarse a tratar de auxiliar, otros a llamar los servicios médicos, él la atrajo a su pecho mientras caía con ella al suelo, sin dejar de apretar con fuerza la herida que atravesaba su cuerpo, ella levantó la vista para verlo y darle una sonrisa, quería hablar, pero el dolor era tan fuerte que no la dejo hacerlo —resiste mi vida —él dejó sus carnosos y suaves labios sobre su frente, en el fond
Al besarla rememoró aquella noche que la vio por primera vez, y lo que la Diosa le había dicho solo a él, no podía ser tan cruel para dejarlo sin ella, ahora que se la había dado como un regalo.“NO PIENSO QUITARTELA, ELLA VIVIRA, SOLO DEBES BEBER DE ESTA FLOR Y PASAR EL NECTAR A SU BOCA; —Edwan dejó de besar a Rosalin para ver la rosa blanca que aparecía delante de ellos, tenía una luz tan blanca y brillante que lo encegueció un momento —HAZLO EDWAN NO PIERDAS EL TIEMPO, CON ESTO USTEDES QUEDARAN LIBRES DEL ACONITO. Edwan tomo la flor y bebió del néctar y de nuevo unió sus labios a los de ella, el dulce líquido cayó dentro de su boca, él sintió una fuerza que los envolvía por completo, su alma regreso a su cuerpo y así seguiría por siempre.”Edwan abrió los ojos lentamente para ver el rostro de ella, sin percatarse de la luz que los envolvió.—¡Rosalin! —dijo sollozando —abre los ojos, mírame amor, mi luna —siguió hablando mientras veía su rostro, de pronto noto que sus mejillas se
Rosalin se encontraba en una tormenta interior de dos sensaciones, por un lado, no dejaba de ver con ternura y cariño que le provocaba Edwan, en sus vagos recuerdos recordó que no le importó poner su vida en peligro por ella, solo para salvarla, y que no la había dejado sola. Por otro la irritación que sentía por la enfermera, que no disimulaba en nada la fascinación que sentía por su esposo, que a pesar de la fatiga marcada en su rostro, Edwan irradiaba un encanto, una galanura que parecía intensificarse cada minuto. Rosalin, con un celo casi instintivo, no podía evitar sentirse protectora, como si fuera necesario recordarle al mundo que él era suyo, que tontería estaba pensando solo era su esposo, como podía reclamarlo si no había permitido que pasara algo más de unos cuantos besos. La tensión en la habitación era palpable, una danza silenciosa de miradas y emociones que se entrecruzaban. Edwan, ajeno a la tormenta interna de Rosalin, solo tenía ojos para ella, nadie más existía
Edwan se encontraba en una alegría total, era lo que siempre había soñado, que ella lo besara, que dijera esas palabras, que su cuerpo estuviera así de pegado al suyo, sin embargo, sentía que algo no estaba bien, su piel estaba muy caliente, como cuando a los humanos le daba fiebre.Sus manos bajaron por sus hombros, sus brazos, eran las caricias con la que había soñado, pero no era en el lugar que él hubiera querido tenerla, pronto sintió sus yemas sobre su torso acariciándolo con sutileza.—Edwan porque siempre estás en mis sueños —murmuró Rosalin sobre sus labios —nunca me dejas como ahora —Edwan abrió los ojos con la declaración de Rosalin. Con cuidado la dejo en la cama, y se apartó un poco de ella, tomo su rostro entre sus manos, no parecía ella.Dio media vuelta necesitaba que le médico le dijera que le había dado que la había puesto así.—Upss —escuchó que dijo cuando su mano había arrebatado la toalla que cubría su parte inferior del cuerpo, el dio la media vuelta para quedar
Rosalin se sentía en una habitación que ardía, solo sentir los labios de Edwan calmaba un poco su calor, sus labios eran magníficos, si antes le había gustado sus besos, ahora era su mejor droga para calmar su ser.Cada movimiento era un masaje seductor y posesivo, y ella era la única de ahora en delante que los sentiría, por Dios nunca pensó ser tan posesiva en sus sueños, pero nadie más podía recibir la promesa de placer infinito de ellos.Rosalin sentía como se estremecía a medida que la mano de Edwan se movía por su cuerpo, era tan abrumadora la intimidad que estaba sintiendo con él, que podría pensar que de verdad estaba pasando, y no era parte de uno de sus sueños que había tenido con él.Su boca se sentía tan real, que dejo salir un quejido de emoción al sentir sus besos acariciando su cuello.—No sabes cómo quisiera que estuvieras consciente, y poder marcarte como mía —dijo en un susurro grueso —ya nadie podrá apartarte de mí… —sin poder evitarlo Rosalin soltó un grito al sent