Rechazada: El Error del Destino?
Rechazada: El Error del Destino?
Por: T. R. Durant
Prólogo

Angeline (Ángel)

Todo comenzó en el momento en el que morí. Bueno, supongo que ahora no estoy del todo muerta, sino que me estoy acercando. ¿Cómo terminé así? Esa es una excelente pregunta. Fue una muerte rápida. Tuve suerte, ¿verdad? Pues yo no lo creo.

En un momento intentaba luchar contra el misterioso hombre que salió de la nada. Y antes de mi siguiente parpadeo, una cortina de magia negra me rodeó, quitándome el aliento de los pulmones y llenando de oscuridad mis ojos.

Pero no te preocupes, esta no es una historia de terror, ¡esas son tonterías! Esta es la historia de cómo regreso o muero en el intento. Bueno, la parte de morir ya está contemplada.

Pero por el momento vivamos -o muramos-, ¿estás de acuerdo?

Nadie habla de lo que se siente al morir. Así que yo seré la primera. Sientes mucho frío. Es más oscuro que esas noches en las que te daba miedo dormir solo cuando eras pequeño. Más que nada, la muerte es el silencio y a mí nunca me ha gustado el silencio. La muerte no me agrada nada.

Volviendo al asunto de la oscuridad – solo duró un par de segundos y, de repente, algo brilló.

Sabes que la gente dice que ves toda tu vida reproduciéndose como una película rápida en tu mente justo antes de morir. Está claro que esas personas nunca habían muerto antes. Mientras luchaba por inhalar una bocanada de aire por lo menos una vez más, cada uno de los desastres y de las malas acciones que me llevaron a mí ese momento final aparecieron en mi mente, pero de una forma dolorosamente lenta.

Aquí vamos, mientras se reproducía mi pequeña película, pude escuchar un extraño aullido, como si alguien – mejor dicho, un lobo – me estuviera llamando. Esa no era la voz de mi loba. Así que, tal vez quien me llamaba marcó el número equivocado en el teléfono del otro mundo o algo así. ¡Esto de morir no está muy claro!

Pero no me importaba, no estaría muerta durante mucho tiempo. Me negaba a hacerlo. Tenía que encontrar el camino de regreso, así que seguí el aullido del lobo hasta que vi un rayo de luz que me bañaba. De inmediato corrí al otro lado de mi mente, poniéndome a salvo en la oscuridad. Obviamente no quería ir hacia la luz, sabía bien a dónde conducía y yo quería vivir. Tenía que vivir.

El cálido aullido se hizo más fuerte, llenando mi mente mientras algún tipo de energía y chispa de vida me bañaba. ¿Era esperanza o simplemente una alucinación que precedía la muerte de mi mente aturdida? No lo sabía, pero me aferraba a ella con todo lo que tenía. No quería morir. No podía morir.

Mientras permitía que la llamada del lobo me llenara el alma, volví a prestar atención a la película de la vida, sentándome y poniéndome cómoda. Quería tener todo bien claro en mi mente durante toda la eternidad, cómo había llegado hasta aquí y quién era el culpable de mi perdición. Detrás de los aullidos del lobo podía sentir un significado tácito y algo me decía que el lobo desconocido me llevaría a mí misma de nuevo.

Así que hice lo más razonable y tratando de sonar como una loba, aullé de vuelta a la oscuridad.

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