—No estoy seguro de estar preparado, necesito saber primero quién soy. ¿Cómo puedes pedirme que me concentre si me dices que Estefanía es un portal cuyos seres oscuros codician?
—Por esa precisa razón, deberías callarte y hacer lo que te digo. —Sentí una mayor sensación de impotencia correr dentro de mí. Bacco me dijo de nuevo: —Para alcanzar ese nivel que tú tienes, hay que pasar años de meditación y de concentración y ser bendecido con los rabihats que tú tienes en tus muñecas. Es sorprendente que tú, que eres mitad humano, hayas podido nacer con ese potencial tan desarrollado que solamente un antiguo poseyó. Sin embargo, ahora tienes una marca más profunda y es el amor que sientes hacia esa mujer humana indicada que quieres proteger; hazme caso —eso fue más que suficiente para alejar las preguntas.
Estefanía. Las puertas de mi hogar siempre estarán abiertas para ti, Estefanía, y si decides venirte serás cordialmente recibida —fueron las palabras de Libia antes de que Juan, el cochero de la hacienda, viniera por mí.—Lo tendré presente —le aseguré. Sin embargo, aún no estaba preparada para regresar a los Álamos, ver el rostro de Elizabeth y Lilian me producía desesperación. No sabía qué esperar de ellas; mi situación se veía agravada al descubrir la nueva faceta de Lilian. No pude evitar que se me erizara la piel al recordarla. Los días transcurrieron velozmente, pero no se llevaron consigo el terrible vacío que sentía desde la marcha de Adrián. El pesar se volvió mi sombra. Por otro lado, las instrucciones de Rodolfo fueron muy claras: ¡Ni un día más!La brisa de la tarde rozó mi cara. La angustia se apoderó de mi pecho como una letanía eterna. A la única que deseaba ver en esa casa era a Rosa. Llegamos a la hacienda enseguida y mis piernas estaban entumecidas. Rodolfo estaba e
—¡De qué verdad hablas! —la voz de Rodolfo sonó fuerte.—Adrián se va a casar con Eva, ¡Es inconcebible que esa mestiza supusiera que Adrián la preferiría a ella!—¡Ya es suficiente! Tú te vales de todo para dañarla —le alzó la voz—. Es mejor que te calles y no me hagas alzar la voz en frente de la imagen de la virgen. No debiste haberle dicho eso, mi paciencia tiene un límite.—¡Así que finalice de una vez por todas ese límite, para que pueda actuar como un verdadero hombre! —le dijo sin ningún tipo de inhibición en su cara. Rodolfo la tomó por un brazo diciéndole algo que no entendí.—Si no te parecí tan hombre, ¿por qué no luchaste como haces ahora para evitar casarte conmigo? ¿O aceptaste por qué no ten
En lo más hondo del bosque encontrarás la puerta oculta, cuyo cerrojo está protegido por la llave que sigue escondida, aquella que todos han dado su alma por encontrar. Su fuerza podría liberar a la criatura que habita al otro lado de la dimensión, esperando su eterno retorno… ¡No puedes permitir que él la encuentre! Ni ser la mano que se convierta en el instrumento para hundirla en la cerradura; al salir de aquel encierro y quien logre liberarlo, correrá entre la niebla, perdiéndose en su infinita maldad…, intoxicando y corrompiendo. Nadie escapa indemne de esta mortal adicción al poder, aunque solo uno experimentará el fuego en su alma y sabrá cómo vencer la oscuridad… Jacob Ainsworth LA MALDICIÓN DE LOS AINSWORTH La familia se trasladó a diferentes lugares del mundo: Europa, Norteamérica, América Latina… Los hombres con el apellido Ainsworth, después de creer que yo, Anastasia, los había liberado de la maldición, celebraron y viajaron por todo el mundo, dejando su marca en cuanta
Pasó el tiempo y un año después de la muerte de su abuela todo volvió a la normalidad. Anastasia lo creyó así; se casó con un conde de ascendencia española llamado Efraín. Lamentablemente, su matrimonio no fue como ella lo había esperado; Efraín resultó ser un hombre frío que le reclamaba diariamente su infertilidad. El no haberse quedado embarazada aún, provocó que los sueños y las pesadillas volvieran. En una ocasión vio a su abuela llamándola; en otra oportunidad vio a su padre quemándose vivo. Aquellos espantosos sueños la despertaban por la noche gritando y bañada en sudor. Afortunadamente, para ella, Efraín era un hombre muy ocupado y con muchas propiedades a lo largo del continente, y las visitaba con frecuencia para verificar cómo iban; era entonces cuando Ana podía disfrutar de paz y tranquilidad.Conf
Londres en el año 1790. Mariana. El rostro revelaba la siniestra expresión de un ser cruel y feroz, como si de un espejo se tratara. Podía verlo ante mí: una cara perfecta y hermosa, pero que, al mirar su reflejo, lo que ocultaba su exterior, se podía apreciar lo que realmente era: un demonio con cara de ángel. Desde el vestíbulo de la entrada se podían ver las grandes escaleras que conducían al interior de la mansión. Siempre estaba esperándolo en el mismo sitio. Adivinaba sus horas, aquellas horas en las que mis demonios internos gritaban por él, atormentándolo. Arturo salió más temprano que de costumbre aquel día; sé que algo lo afligía profundamente, mucho más que en otras ocasiones; su melancolía era evidente. Últimamente, se pasaba las horas callado y eso me preocupaba. Mientras aguardaba su llegada, me distraje contemplando los ángeles de mármol que adornaban casi todos los jardines palaciegos; a pesar de estar rodeados de flores de vivos colores, no le infundían alegr
Estefanía.Guillermo no había regresado desde lo ocurrido en casa de Libia, tampoco existía otra carta de Adrián que me confirmara o me negara lo que Elizabeth decía; lo único que me quedaba era soportar en silencio aquella angustia sofocante. En medio de mi dolor, me recordé algo que dejé a medias: el diario de Antonio Álamo. Me llené de valor y fui en su busca. Cuando mis dedos rozaron la tapa del diario, la inexplicable energía que antes sentí volvió a apoderarse de mí, era una sensación que no podía describirse con simples palabras, una energía que me instaba a indagar aún teniendo miedo. Me cercioré de que la puerta estuviera bien cerrada, luego abrí el diario buscando la página en donde me quedé. Al encontrarla inicié la lectura: “Después de la muerte d
Existe una escasa cantidad de información sobre si ella fue en realidad la sacrificada para matar la maldición. El nombre de esta mujer no se ha borrado de mi mente. En la escasa información que hallé se menciona que ella contrajo matrimonio con uno de los primeros condes Dómines, lo cual me lleva a pensar que en esa maldita hacienda «El Renacer» hay muchos secretos que debo descubrir.Sé que yo no soy el único que ha dado con esta verdad y por tal razón he querido hallar a otras personas que sufran de esta misma maldición; tengo la certeza de que existen. Esa sería la prueba más grande para hablar con propiedad del hecho, pero si me enseñase a investigar y buscar una cura definitiva y recopilar todas las malditas pruebas que encontremos, la verdad no se sabrá nunca, salvo por mis descendientes. Mi amada Isabel, que vivió tan terrible desgra
Estefanía.Aquel deplorable y tenebroso olor causó una explosión en mi cabeza dejándome sin pensamientos. Era como si una nube negra se posesionara de mí ser para robarme el poco aliento de esperanza que me quedaba. Apreté con fuerza contra mi pecho el diario con la tonta fantasía de que, al hacerlo, podía borrar todos aquellos hechos que marcaron y destruyeron tantas vidas. — “¿Y si Antonio Álamo estuviera loco? ¡Si existiera esa posibilidad!” —me dije a mí misma. Luego me detuve a pensar que, de ser cierto, entonces yo también la padecía. Al igual que Antonio, yo vi a aquel ser demoniaco. El halo negro se profundizó cuando las palabras de Elizabeth llegaron a mi mente; aquellas crueles dagas lanzadas contra míalma, cuando ella me aseguró que Adrián volvió con Eva. El solo recuerdo me mataba y una vez más el dolor amargo del desamor entró como el vendaval gélido y triste, tan potente que doblegó mis piernas.— “Adrián… ¡Eso tiene que ser una vil calumnia!” —me repetí para darme v