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CAPÍTULO TRES

“No dejemos para mañana las ganas que nos tenemos hoy”

AURORA

Estoy de compras con Jess luego de pasar estos días en las nubes por la confusión de que me gustasen dos chicos, cuando yo tenía un año completo sin fijarme en nadie.

Ellos hacen que en mi se revuelvan cosas que no puedo explicar, esos ojos son con los que siempre he soñado, una atracción tan intensa que me hace vulnerable hacia ellos, esto se está volviendo un poco extraño.

— ¿Qué tal esta cartera junto a estos zapatos que le hacen juego? — salgo de mis pensamientos poniendo atención a lo que me dice mi amiga.

— Me gusta, estoy segura que le quedarán perfectos — digo muy segura.

— Pues ya elegidos, veamos que vestidos vamos a elegir — dice muy emocionada, le encanta ir de compras y para qué mentirles, a mi también.

Andamos varias tiendas hasta dar con lo que queremos, mi amiga que es una rubia muy atractiva, eligio un vestido negro con encajes en los hombros, señido hasta la cintura y la falda suelta hasta un poco mas arriba de las rodillas.

En mi caso, el mio tambien es negro, nos ecanta combinarnos, tiene un cruce en el lado fantastico, señido al cuerpo, largo hasta los tobillos con un abierto en la pierna izquierda, es sexy sin rallar a los obseno.

Al otro día me pasa a buscar en su pequeño Nissan para irnos al cumpleaños de mi alumna, estos días no me los he encontrado a ninguno, estoy aliviada porque eso me ha ayudado aclarar mi mente y recordarme que no quiero ninguna relación y menos con dos chicos a la vez.

Llegamos a una mansión, no me sorprende porque en mi lugar de trabajo solo asisten chicos de la más alta sociedad.

Este lugar es hermoso, de revista, entrada llena de árboles decorativos, una fuente donde una estatua de ángel le echa agua, tiene tres pisos, realmente es fascinante y muy ostentoso.

En la puerta de entrada nos espera un chico, el aparca coches, mientras que otra persona nos lleva a donde está la fiesta, es en el jardín, atravesamos una amplia sala con unas hermosas escaleras al centro para llegar al lugar .

Este está decorado sencillo en colores pasteles, la fiesta apenas está comenzando, porque con nosotras también llegaron varios chicos, que algunos de ellos también son mis alumnos.

— ¡Profe Aurora! — se emociona Kaya al vernos, está hermosa con un vestido verde mar, que le queda fantástico — me alegra mucho que haya venido.

— A mi también, ¡Felicidades! — le doy un abrazo — ella es mi amiga Jess — ella también la felicita y le entregamos su regalo.

— Hay gracias, disfruten, seguiré saludando a los que van llegando, nos vemos al rato — y se va contenta donde otro grupo.

La fiesta no es ni aburrida ni animada, hay pocos jóvenes de la universidad, que me saludan, y música de fondo, es como ella dijo que sería, una pequeña reunión.

Estoy conversando con dos de mis alumnos y mi amiga Jess cuando algo capta mi atención, algo que me deja frizada y petrificada en mi puesto, creo que hasta me olvidé de respirar.

Acaban de llegar a la fiesta mis dos tormentos juntos.

¡Juntos!

¿Qué hacen ellos aquí?

¿Que tan hijo de su madre es el destino de ponérmelo a los dos en el mismo sitio?

— Profe, quiero presentarles a mis hermanos mayores — ¿Hermanos? con razón tienen el mismo par de ojos, no se porque no me fije en lo parecido que tienen, demasiado atontada para darme cuenta.

Soy arrastrada por Kaya hacia donde están los hombres que me desequilibran.

Están para comérselos a los dos en una cena y ser golosa por querer doble ración, ¡¡¡Dios!!! no sé ni lo que estoy pensando. El pelirrojo está vestido informal, lleva unos jeans que le quedan de maravilla, un polo que se le ajusta al pecho, notando que no me equivocaba y que el doctor se ejercita, unos náuticos de revista y para completar su vestimenta de top model, una chaqueta de cuero negra, el tiene una combinación de chico malo disfrazado de bueno.

Mientras que el pelinegro si es un chico malo, pero con traje, uno negro hecho a medida de tres piezas, santo padre, este hombre causa que quieras quitarle todo pieza por pieza como si fuese el mejor regalo, complementa con una camisa blanca y una corbata verde que combinan perfectamente con sus hermosos ojos.

Cuando termino de darles un repaso total, ya estoy frente a ellos y una chica rubia que está pegada al brazo del pelirrojo como una garrapata, no me había dado cuenta que estaba con ellos,  me mira con furia al darse cuenta de mi inspección, lo siento por ella, pero están demasiado buenos para no verlos.

—¡Felicidades querida hermanita! — le dice el pelirrojo, soltándose de la rubia para darle un abrazo de oso — tu regalo te lo envíe directo a tu habitación.

— Igual el mio, felicidades enana — el pelinegro le revuelca el pelo a Kaya con cariño.

— Quiero presentarles a la mejor maestra de la universidad — mi corazón late fuertemente — ella es Aurora — me hago ver, porque estaba detrás de Kaya y ellos no me notaban — Ellos son Edan y Ethan.

— Hola — saludo avergonzada — los he visto en mi edificio a los dos — oh… El pelinegro se llama Ethan, después del beso no me quede a preguntarle el nombre.

— Hola — dicen los dos confundidos con mi presencia.

— Que agradable sorpresa que ya se conocieran — dice feliz Kaya — sé que no se parecen, pero ellos son mellizos, curioso verdad — asiento en aceptación, muy curioso la verdad.

— Ya que nadie me quiere presentar, lo hago yo solito — habla el moreno que acompaña al pelinegro, osea a Ethan — soy Thiago Marin a tus servicios hermosa — sincronizados los mellizos lo miran con furia, para completar la tensión, coge mi mano y besa mis nudillos como todo un caballero.

— Mucho gusto Thiago — me acerco a Kaya — voy a donde mi amiga que se ha quedado sola, no quiero que se sienta incómoda — ella asiente en aceptación — fue un gusto, sigan disfrutando — prácticamente salgo corriendo, no aguanto a tenerlo a los dos tan cerca, es posible que me desmaye o me les tire encima a los dos.

La fiesta transcurre en lo que puede llamarse normalidad, siendo acechada por los mellizos, quiero que se abra un hoyo, me lleve y me escupa en el fin del mundo, porque se me hace muy difícil no sucumbir a las tentaciones que son ellos, en uno de los momentos observo como los dos “hablan”, por sus expresiones se nota que están discutiendo, no quiero verlos así, le digo a mi amiga que voy al baño, necesito respirar.

Entro a un baño muy lujoso, en tonos dorados, parece de la realeza, hago mis necesidades, me lavo las manos, retoco un poco mi maquillaje y salgo sintiéndome mejor para seguir afrontando la fiesta, pero…

— Hola, pequeña fugitiva — me detiene la ronca voz de Ethan — Aurora… — saborea mi nombre como si fuese el mejor vino.

— ¿Qué quieres Ethan? — pregunto tranquila, pero hecha nervios por dentro.

— Solo quiero que hablemos.

— No quiero — camino pasandole por el lado para irme rápidamente.

— Aurora… — me agarra del brazo, siento la misma vibración de antes, pero la ignoro y me deshago de su agarre, para casi salir corriendo.

En mi huida choco con un torso musculoso y muy calido.

— Lo siento — digo disculpándome, queriendo seguir mi camino sin mirar con quien choqué.

— ¿Estabas con mi hermano? — estos siempre vienen en par, si me encuentro con uno el otro aparecer, santa madre y mi suerte.

— No es de tu incumbencia — lo dejo ahí y me voy.

Llego a donde mi amiga y la insto a que nos vayamos sin que nadie se de cuenta, ya no quiero más tiempo en la fiesta, lo siento por Kaya, cuando la vuelva a ver le digo que me sentí mal y que no quería preocuparla.

— Wow — suelta Jess sin querer quedarse callada por más tiempo — que coincidencia — suspira — No sabia que conocias al guapo Dr. Cordona y a su flamante hermano.

— ¿A quiénes? 

— A los chicos que te presento su alumna, por lo que vi son sus hermanos.

— ¿Y cómo sabes quienes son?

— Pues, el doctor trabaja en la clínica donde estoy — estoy en tontilandia, fue ahí que conocí al pelirrojo — y su hermano ha ido a verlo algunas veces, aunque termina más discutiendo que hablando.

— No los conozco, solo me los he encontrado por casualidad a los dos en momentos diferentes y ha sido algo… raro — ya es hora de que le empiece a contar a Jess lo que me esta pasando asi ella me puede aconsejar antes de terminar loca.

— ¿Cómo de raro? — dice con duda.

Le cuento a mi amiga todo lo que me ha sucedido con los chicos y que tan extraño ha sido todo eso.

Tal vez ella pueda entender mejor mi comportamiento, porque creo que me volveré loca.

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