Arya no podía creer que él le diera esa sensación de pertenencia, no entendía lo que estaba ocurriendo, cuando se suponía que su pareja destinada era el imbécil de John, se quedó observándolo como tratando de encontrar algún signo de reconocimiento, pero en su mente el recuerdo que se había guardado era la de un hombre malvado y cruel, y esta persona que ella veía, era muy diferente, por eso desechó la idea que se tratara del mismo.

Iba a continuar pensando en John, más las chispas desatadas por el roce de su cuerpo con la del hombre frente a él, era tan fuerte que se derretía, él la miró y volvió a acercarse a ella dispuesto a besarla, pero cuando iba a hacerlo se dio cuenta de la expresión de desconfianza en ella, lo veía de manera fija como si quisiera sumergirse por completo en su interior y descubrir sus secretos.

—Rya, no me mires así… no tienes por qué desconfiar… no soy una mala persona, no tengo ideas por qué me atraes con esta fuerza tan irresistible, tampoco sé por qué mi l