Hola mis bellas, aquí dejo el primer capítulo del día. Nos vemos más tarde, un abrazo.
Después de saludar a Haimi y quedarme escuchando sus ideas para la boda, salgo y encuentro dos coches negros muy modernos. —Buenos días —saludo al hombre que se baja. —Vengo a dejar este coche para Muriel Bentancourt —explica. —Soy yo —dice Muriel a mis espaldas. Habla con el hombre, intercambian algunas palabras y él se va en el otro coche que al parecer lo está esperando. —Creo que no te veré por la tarde, me voy en unas horas —menciona Muriel. Asiento sin decir nada, camino al establo y recojo mi caballo para dar la ronda habitual. —Pensé que te quedarías a descansar —dice Liam al verme. —Hay mucho trabajo —respondo y me bajo del caballo. —Buenos días —saluda Douglas, al llegar unos minutos después. —Qué sonrisa tan grande —Se burla Liam. —Tener mujer en casa, cambia todo —contesta sin ocultar su felicidad—. ¿O no? —pregunta, mirándome. —Definitivamente sí —aseguro logrando que ambos se rían. Nos ponemos a trabajar y la mañana transcurre rápidamente, apenas te
La mañana comienza más temprano de lo que hubiera imaginado, Serenity se despierta antes que yo y cuando abro los ojos, ya está vestida, con un precioso vestido amarillo que resalta el color de su piel.—Buenos días —Me saluda, entregándome una taza de café. —Faltan algunas horas para que lleguen los chicos —Le recuerdo. —Lo sé, pero tu madre y Lupita me esperan para preparar la comida. —Acuéstate un poco más —Le pido y niega. —Te conozco, no solo será recostarme un poco más —Me recrimina—. Ya me voy, ¿te espero en casa de tu madre?—Claro, solo que primero iré a dar una ronda para revisar el ganado y después regreso por ti, para irnos al hangar. —Perfecto, gracias. —¿Estás nerviosa? —pregunto.—Un poco, no sé cómo van a tomar la noticia que les tenemos. —Estoy seguro que estarán contentos, ya lo verás —aseguro. En eso tocan la puerta. —Buenos días —saluda Haimi muy contenta, al entrar.—¿Quién te despertó? ¿Estás enferma? ¿Te duele algo? —La acribillo con preguntas, haciéndo
La semana transcurrió más rápido de lo que me hubiera gustado, aunque nuestra boda fue relativamente sencilla y privada, todos hicieron que fuera un momento muy especial. Serenity se veía preciosa con un vestido color beige y una corona de flores, estaba radiante y feliz. Douglas y Liam pasaron la mayor parte de la tarde burlándose de mi cara boba, dicen que solo me faltaba salivar, pero era muy difícil ocultar mi felicidad. Elán fue el encargado de acompañar a su madre hasta el improvisado altar que hicimos en el rancho, en el cual nos dio la bendición el cura del pueblo con unas emotivas palabras y muchos buenos deseos. Solo estuvieron nuestras amistades más cercanas, la madre de Serenity, llegó un día antes de la boda, y aunque en un principio me preocupaba un poco su interacción con mi madre, resultaron llevarse mejor de lo que imaginamos, ambas están muy felices con la llegada de los gemelos y disfrutó mucho de la boda, incluso yo diría que estaba bastante entusiasmada con Pedr
A mi mente viene el recuerdo del momento en el que me despedí de Serenity hace unas horas, para que pudiera descansar y puedo sentir como la sangre abandona mi cuerpo en ese instante, mi corazón late con fuerza como si se fuera a salir de mi pecho en cualquier momento. Cabalgo a toda velocidad y el camino me parece eterno, conforme me acerco, puedo ver el humo saliendo de la casa, siento que no logro avanzar lo suficientemente rápido. Llego y me bajo de un salto, puedo ver las llamas aumentando cada vez más. —¡Evan! —Me detiene Lupita, al ver que estoy a punto de entrar. —¡Serenity está adentro! —exclamo y me suelto de su agarre sin prestar atención a lo que me dice. Puedo escuchar la voz de mi madre, pero no logro decifrar lo que está diciendo. Me acerco a la puerta, pero las llamas no me permiten entrar, estoy a punto de hacerlo cuando veo a Jeriko saliendo con Serenity en brazos, inconsciente. —¡Serenity! —grito asustado al verla. La tomo con cuidado y justo en ese momento vie
Por la mañana, el doctor nos dice que podemos irnos, siempre y cuando Serenity repose unos días, así que salimos del hospital muy temprano, por suerte mi padre me dejó la camioneta ayer por la noche y no tenemos contratiempos para regresar a casa. Al llegar, Serenity decide darse una ducha para descansar mejor y después se va a la cama, siguiendo las indicaciones del médico. —Voy a llamar a los chicos —suspira y asiento, mientras lo hace, me voy a la ducha para refrescarme y comenzar con la rutina del día. Al salir del baño, me dice que prefirió no contarles con detalle lo sucedido, pero sí les dijo que hubo un incendio que no pasó a mayores, en realidad tiene razón en no preocuparlos, porque yo sentí que morí cuando la vi inconsciente y no desearía que ellos pasaran por lo mismo. —¿Vas a trabajar hoy? —pregunta mientras me acomodo a su lado en la cama, ya estoy listo, pero me está costando separarme de ella. —No quisiera, pero tenemos cosas pendientes. —No te preocupes por m
Han pasado algunas semanas del incendio, por suerte todo está mucho mejor y mi mujer está cada día más hermosa. Decidimos derribar lo que quedaba de la casa, para construir otra un poco más grande, ya que mis padres querían mudarse para darnos nuestro espacio, algo que ni Serenity, ni yo aceptamos y la mejor opción que decidimos como familia, fue construir algo para ellos y así tenerlos cerca. —Buenos días —saludo al entrar a la cocina y noto a Serenity y a Lupita cuchicheando, a veces las escucho hablando de orgasmos y solo me da risa, pero en esta ocasión las noto un poco serias. —Buenos días —responden las dos al mismo tiempo. Me acerco le doy un beso a mi preciosa mujer y en eso entra mi mamá. —Douglas está histérico con los preparativos de la boda —dice mi madre, ya que se casarán esta tarde. —Ahora voy para ver si necesita ayuda —respondo. —Llévale un tranquilizante para toros —bromea—. Eso lo ayudará. Las carcajadas de Lupita me hacen reír. —Voy a ayudar a Mei con
Lupita…—No quiero irme —Le digo a Serenity, mientras preparamos las maletas.—No lo hagas —replica—. Nadie te está corriendo.—Tengo muchos pendientes, me quedé más tiempo de lo que inicialmente había pensado y necesito revisar algunas cosas con el contador nuevo.—Me parece que el sheriff tuvo algo que ver, en estas vacaciones extendidas.—Sí —reconozco con tristeza.—¿Pasa algo?—Vas a pensar que estoy loca —suspiro—. Entre Jeriko y yo obviamente ha habido momentos apasionados e inolvidables, me ha demostrado que la madurez es mucho mejor que el colágeno —sonrío.—¿Pero…? —inquiere.—Nunca hemos hablado de lo que pasará cuando me vaya, no sé si estamos en una relación o si es solo sexo, y tal vez con mi partida todo acabe.—Me extraña que siendo tan directa, no le hayas preguntado —menciona mi amiga y sé que tiene razón.—Tengo miedo, creo que me enamoré y no quiero sufrir si me confirma que solo era algo pasajero —confieso, haciendo un puchero.—¡Ay Lupita! —vocifera en modo recri
Al llegar a la casa, me toma en los brazos para entrar. —Bienvenida a su casa, señora Dawes —Me pone en el suelo con cuidado y me lanzo a sus brazos para besarlo, intento quitarle rápidamente la ropa y me detiene. —Eres muy inquieta —sonríe—. Vamos a disfrutarnos como nunca antes. Me alza llevándome a la habitación y me doy cuenta que la tiene decorada con pétalos blancos, la emoción me sobrepasa y empiezo a llorar. —Lo siento —me disculpo—. Nunca me imaginé que pudiera sentirme tan feliz. —Quiero que te sientas así, todos los días a partir de ahora —Me abraza con fuerza y nos quedamos así por unos minutos. Ya que estoy más tranquila me alejo un poco, me quito el vestido quedando en ropa interior y suspira. —Eres tan hermosa —exhala y empieza a desnudarse. Como siempre me pasa desde la primera vez que lo vi desnudo, se me hace agua la boca, es un hombre delgado, pero tiene el cuerpo muy tonificado, además que sabe muy bien lo que hace cuando me tiene entre sus brazos. Llevo mi