Alejandra Marie Costa de Bonnet —Niñas ella es Alejandra, mi nueva compañera de dormitorio —Murmura Lina a nuestra llegada a una mesa donde se encuentran tres chicas. Todas se concentran en mi rostro, haciendo que me sienta incomoda rápidamente. En especial por la forma que una de los presentes me mira. Como si se tratara de un bicho raro al cual debía aplastar. —Vamos niñas no sean pesadas. Pueden saludar, Bien, te las presento ellas son Raquel, Taira y Melanie. Y esta última mencionada es quien pone una sonrisa burlona, mientras me dirige una mirada de desprecio ¿Cuál es su problema? Me recuerda tanto a las brujas amigas de mi suegra. —Un gusto conocerte Alejandra, iras esta noche con nosotras al club —Una de las chicas, me pregunta con una sonrisa amable. —No, creo que ella, se sienta cómoda Raquel —Dice Lina un tanto seria. —Mmm ¿Por qué se sentiría incomoda solo es un club de baile?, acaso, ella no baila. Dirijo mi mirada hacia Lina interrogante, pero ella solo niega, sin
Richard Müller Mal momento para hacer su aparición de Bonnet. Dejar en pausa mi velada con Alejandra fue lo más difícil de hacer, pero soy un hombre que enfrenta las dificultades de la vida sin ocultarse. Le daría la cara a Jonathan, porque estoy seguro que está enterado de mi acercamiento a ella. Aunque desconoce mis intenciones con Alejandra, no necesita ser muy inteligente para suponerlo. Su perdida mi ganancia. Si, nunca en el tiempo que estuvo en su vida la respeto y la valoro, ahora que no pretenda venir a reclamar derechos que no tiene. Solo era su esposo de nombre mientras se la pasaba con su amante ¡Idiota! No, pienso buscar conflictos con Bonnet, pero tan poco estoy dispuesto a retroceder con mi intención de cortejar a su ex esposa. ¡Pronto eso será!, Porque de ninguna manera voy a permitir que Bonnet, logré retenerla a su lado, condenándola a una vida de soledad por un acuerdo absurdo con su padre. Cosa que pienso también remediar Mario Costa es realmente sorprenden
Alejandra Marie Costa Calma Alejandra, solo respira no pasa nada, si ella, informa a Jonathan sobre mi trabajo. Además Melissa, no es tonta, ella es la menos interesada en que se entere de mi situación actual. Oh, eso quiero pensar Además dudo que le importe al final de cuentas solo soy la mujer con quien se vi obligado a casarse, porque estoy segura que ese debe ser el motivo para casarse conmigo desde el principio. Por eso siempre me rechazo incluso en la cama. Solo recordar nuestra noche de bodas, oprime mi corazón, su rechazo a la intimidad fue aún más marcado, llore toda la noche sobre la cama, con un marido ausente. Que me abandono en nuestra primera noche como esposos. —Todo bien, sucede algo que te moleste —Pregunta Mayra con preocupación. —Así, solo… Necesito un minuto —Pido, tratando de ocultar mis lágrimas. -Sí, claro, estás segura ¿Quién es esa mujer que te ha puesto tan mal? -Asiento controlando mi respiración. Pero por la forma que me mira sé que no me cree nada.
Alejandra Marie Costa Incomodo, si esa es la palabra, perfecta para describir este momento. Inicialmente estaba feliz de verlo, esperando por mí, pero ahora ya no estoy muy segura, por la intensidad de Melanie, que insiste en perseguir con su mirada a Richard, dónde se encuentra. No, respeta la muy atrevida. No, es mi imaginación, conozco perfectamente cuando una mujer está interesada en el hombre de tú interés, me sonrojo con el pensamiento ¿Desde cuándo Richard es de esa forma para mí? —Sucede algo Alex —Pregunta Richard, clavando su mirada en mi rostro. —No, ¿Por qué lo preguntas? —Digo, negando moviendo mi cabeza de un lado para otro. —Por qué, te pregunté, si prefieres que compartamos las palomitas y no respondiste. Eso me dice que estas distraída niña —Sonríe mostrándome unos lindos hoyuelos en sus mejillas que hasta ahora noto. ¡Que pasa conmigo! Resulta que ahora, pasó más pendiente de su rostro y lenguaje corporal. —Entonces quieres compartir las palomitas conmi
Alejandra Marie Costa Hasta el momento no tenía ninguna noticia de Jonathan, que diera señales de tener información sobre mí por medio de Melissa. Ya había pasado una semana eso me conforta sin una señal que ella, comentara algo con Jonathan, porque no necesito ese estrés en mi vida. Quiero pensar que Jonathan por su silencio acepto nuestra separación pacíficamente. También mi mente se pierde en el recuerdo del último día que fui con Richard al cine, luego de eso, se perdió todo el fin de semana. Así que desde entonces no tuve más que unos cuantos mensajes de su parte. Después de esa llamada que me pareció de lo más extraña. Desapareció todo este tiempo. No, quiero dudar de Richard, pero es difícil no hacerlo. De corazón espero que no me mienta, aunque realmente no, me debe ninguna explicación. Solo quiero de corazón que Richard, no, sea igual de mentiroso que Jonathan. En serio, no tengo nada de ánimos, volver a pasar una vez más por lo mismo. Suspiro dando gracias que por el mo
Alejandra Marie Costa Con mi sobre con el pago de esta semana guardado en la bolsa de mis pantalones, voy al encuentro de Jonathan, no tengo ánimos de conversar con ese hombre, pero que remedio. Cogiendo un poco de valor me dirijo a la mesa, donde permanece sentado concentrado en su teléfono, fijando mi mirada sobre él, debo aceptar que si, mis compañeras tienen razón, Jonathan, es muy atractivo en especial como viste casi siempre con un traje hecho a la medida. Su porte elegante y sexy es responsable que muchas chicas ingenuas como tontas caigan cautivas a sus encantos. Ese fue mi caso, lamentablemente. Pienso con remordimiento. —Y bien que necesitas conversar conmigo —Digo, directo al grano sin tener ningún interés en perder mi tiempo. Cuando estoy junto a la mesa. Eleva su mirada del teléfono estudiando mi rostro, acaso piensa perder tiempo valioso, permaneciendo mudo. Hasta donde se no tengo la capacidad de leer mentes. —Entonces Jonathan, tú dirás —Alejandra, por favor aco
Alejandra Marie Costa Esto debía ser obra de mi padre por mi negativa a volver con Jonathan, no entiendo porque quiere mantenerme atada a un hombre que no me quiere. Que jamás se enamoró de su hija. —Señorita Costa, acompáñeme por favor —Pide uno de los gerentes del banco —Disculpe todo el tiempo que tuvo que esperar tenía que confirmar su reclamo. Guardo silencio siguiendo al hombre a su oficina, luego con su mano me señala donde puedo sentarme mientras toma su lugar en el escritorio. —Sobre su reclamación, lamento informarle que su padre solicito que el dinero en esa cuenta fuera congelado. ¡Congelado! Rabia me invade. Lo siguiente que digo es tratando de no gritar. —Señor Thomas, entiendo que mi padre tiene autoridad sobre sus cuentas, pero no sobre mi cuenta personal, que fue abierta a mi nombre con fondos que yo deposite ¡No, mi padre! Porque no se me notifico que él había tomado atribuciones que no le corresponden. El hombre carraspea su garganta claramente incómodo. —S
Richard Müller —Richard, por favor, no te molestes con mi madre ella, solo se preocupa. Por qué tú ausencia me pone un poco sensible —Expone Victoria, para defender la actitud de su madre. Quien, continua con su mirada enfocada en mi dirección. Ignorando sus agresiones me dirijo a Victoria. —Vitoria, necesito hablar contigo algo muy importante. Podemos hablar en privado solo un momento, por favor —Digo, con toda la intención de terminar de inmediato con esto. De esa manera irme de regreso a New York, necesito saber si Alex está bien, su silencio de todos estos días me incómoda. —No, puedes esperar un poco Richard, apenas vas llegando, seguro estas muy cansado, por el viaje quieres descansar un poco antes y comer lo que preparo Matilde —Dice, Victoria, como si supiera que en esta ocasión estar aquí es diferente. Sin más remedio, y porque no quiero hacerla sentir mal decido quedarme solo el tiempo suficiente. Mientras Marian me dirige una mirada interrogante. —De acuerdo, Victori