Estacione donde primero encontré, me dirigí a la consulta de Sophia y aún no habían llegado, ella también la estaba esperando, segundos más tarde entran con ella – por que tanto alboroto – dice Alexandra – te caíste por las escaleras – le digo asustado – resbale e el último escalón y caí sentada, no es para tanto – yo diré si no es para tanto ahora acuéstate acá – le ordena Sophia, los bebés están bien, no hay problemas internos en ella tampoco – es una caída, no es para menos Alexandra, de ahora en adelante te quiero lo más quita posible, en una semana estarán en tus brazos, si no quieres que salgan antes quédate quieta – le ordena de nuevo. Salimos con ella en silla de ruedas en la entrada está Adán con la señorita Galia, que me miraba extrañada – señora ¿Cómo está? – le pregunta Adán preocupado – bien, gracias Adán, no fue nada, ya sabes cómo son de exagerados – amor te caíste, no es para menos – me alegro que este bien… - Señorita Galia, ella es mi esposa Alexandra – ya no
Bruno Adán me llama asustado, dijo que Tatiana estaba en la oficina y Mateo estaba furioso, volví rápido, lo había ido a dejar ya que en un par de horas teníamos una reunión ahí mismo y nos iríamos juntos. Camino rápido a su oficina la puerta estaba entre abierta, y al parecer llegué a tiempo ¿estarás tratado de chantajearme? – quiero algo, a ti, y no me importa si estás casado con el Papa, menos me importa Alexandra, se que me decías tanto como yo a ti – se le acerca a Mateo tratando de tocarlo, pero él la agarra del brazo – eso no te conviene Mateo, si salgo con una respuesta negativa de esta oficina esas fotos estarán por todos lados – inténtalo y estarás en la ruina Tatiana Galis – le digo ya molesto – usas el chantaje en frente de un abogado - ¿Enserio quieren que todo el mundo sepa de un escándalo en la famosa familia Makris? - ¿Quieres jugar sucio? Bien, después no ruegues Tatiana – le digo tomándola del brazo echándola de la oficina – Adán ella no vuelve a entra
Alexandra Por fin es el día, estoy en el quirófano lista para que nazcan los gemelos, Mateo y Bruno están a mi lado – muy bien aquí viene el primero – nos dice Sophia, una de las enfermeras lo limpia y lo cola en mi pecho – es tan pequeño – después de unos segundos lo saca – ya estará contigo aún falta uno – dice la misma enfermera. Mateo y Bruno se van con ella para verlo mientras lo limpian y lo visten, no pasaron muchos minutos cuando escucho a Sophia de nuevo – bien aquí viene el segundo – este llora al salir, tiene miedo, estaba tan cómodo dónde estaba que lo entiendo, pero para mí ya era hora, se calla solo cuando lo colocan en mi pecho – siente tu calor y tu corazón – dice la enfermera que lo trae, a él también se lo llevan junto a su hermano, y sus padres están con ellos – listo chica es hora de sedarte, tus bebés estarán bien – la escucho decir solo para quedarme dormida con la vista hacia ellos. Despierto adolorida, ya no tengo ese gran bulto, pero todo d
Ya cumplen un mes y los gemelos son demasiado tranquilos, tiene. Toda la atención que quieren, Mateo y Bruno volvieron al trabajo, lo disminuyeron lo más que pudieron para poder estar en casa con nosotros, Diana y las otras chicas son la mejor ayuda que podría tener, sola no podría, solo ella vive con nosotros. Hoy los dos llegarían temprano, pero se les adelanta el padre de Bruno – Alexandra como as estado – hola Bruno, bien gracias – querida vengo por ti y los niños - ¿para ir donde? – necesitan tomar aire, vamos a almorzar con Rodinni – me gusta la idea pero hoy Bruno y Mateo llegarían a almorzar – no te preocupes por ellos ya les hable y me pidieron que viniera por ustedes – bien pero en tu auto no podemos ir todos – con diana arreglamos a los niños para salir, es un alivio, tiene razón llevo más de un mes sin salir, la recuperación de la cesárea a sido lenta, necesito salir. Llegamos y veo de nuevo a una recepcionista nueva - ¿Tienen reservación? – pide la chica – s
Así pasaron varios meses, trabajo, los niños y la casa, y sexo mientras Diana paseaba con los niños. Diana sugirió que volviéramos a la mansión, ahí hay más espacio para los niños, que en cualquier momento empezarían a caminar, ahí tienen mucho espacio, pero a mí me trae malos recuerdos. Cada semana voy a empresa aún que sea una sola vez, me debo volver a acostumbrar a ir, voy sin los niños, ellos ya tienen 6 meses y Diana se hace cargo mientras no estoy. -¿Y si hacemos guarderías para las que son mamás? – le propongo a Bruno – así no tendrían que estar tan preocupadas de sus niños lejos – serían más eficientes, me agrada la idea – Nos propusimos un nuevo proyecto, en vez de seguir con la compra de otras empresas y marcas estamos tratando de impulsar lo que tenemos, a resultado muy bien estos últimos años. -señora le traigo el informe del área de comunicaciones – ¿pasó algo? – si, lleva meses sin cambios, de echo está en bajada – reviso sus cifras por algunas horas y hago
Mateo ¿dónde estas? – me envía un mensaje Bruno - ¿Si te digo te unes? - ¿Dónde estás? – voy a ver a Alexandra – le respondo – Mateo ¿Dónde estás? – abro la puerta – Bruno estoy aquí ¿Qué pasó? – está en una reunión - ¿Con quién? – ¿habías visto a este tipo antes? - Me muestra una foto, se me haces conocido – creo haberlo visto muerto de miedo a los pies de Alexandra ¿por qué preguntas? – llegó y se encerró con él, me pidió que no interrumpirá – este es el idiota de Cliff, cuando estaba en la academia tuvieron un encuentro de tácticas, el muy idiota la trato de amenazar en frente de todo el equipo- y que pasó? – se topo con el mejor equipo de la zona, en menos de 10 minutos los acabaron, perdieron y no le gustó, le disparó por la espalda a Alexandra y ella solo se defendió - ¿Qué quiere ahora? - ¿Trabajo? – es abogado – habrá una demanda? – suena el teléfono de Bruno, el lo coloca en altavoz – Bruno puedes venir por favor, que Mateo también venga – espero que no sea una demanda – le
Alexandra No se a quien le gusta más, si a ellos o a mi, tener sexo en la oficina es mucho más excitante que en la cama, lo único malo, es que me quedo con ganas de más, de seguir, de tener esa descarga de adrenalina una y otra vez, el solo echo de pensar en ello hace que mi clítoris palpite de nuevo. -bien entonces en eso quedamos – la mujer interrumpe mis húmedos pensamientos, las dos se me hacían familiares, pero más la chica que venía con ella, se veía de mi edad, su piel bronceada y cabello casi negro se me hacían conocidos – si, hablaré con el encargado de seguridad y le mostraré su proyecto – su empresa de seguridad estaba haciendo nuevos entrenamientos, sus estadísticas eran buenas en otras sucursales y quería implementar algo nuevo, últimamente entra mucha gente que no debería. Hace unos días había un reportero esperando fuera de mi oficina, Camilo no sabía cómo había llegado y no se fue hasta que llegue amenazándolo con llamar a la policía. Días antes había vuelto la
Camine a la oficina de Bruno por la puerta interna, del cajón de su escritorio tome las llaves, eran las únicas que habían ahí, volví a mi oficina sin querer ser muy evidente con ella, aún que si no lo soy dudo que ella entienda mis intenciones, ser directa no creo que me venga bien en este momento. A diferencia de los demás empleados, nosotros tenemos nuestro ascensor privado, nos lleva a cualquier pido del edificio, nadie más puede entrar, integramos a este la biometría. -¿Hay algo especial que quieras hacer Mía? – le pregunto mirándola antes de que se abran las puertas de ascensor - ¿o comer? – su mirada ya no tenía ni un poco de vergüenza, la curva en sus labios sabían lo que querían. Al cerrarse las puertas del ascensor nuestras manos nos acercan haciendo que nuestras bocas se hundan en un beso profundo, las lenguas recorren toda la boca dejándonos sin respiración – espera – me suelta – puede subir alguien – es un ascenso privado, nadie más que yo lo puede usar en e