-11 de Noviembre de 2017-
El pitazo de Martínez le había caído “como anillo al dedo”. Eso pensó el “Cholo” mientras le daba una serie de continuas cachetadas a la “güerita” recién secuestrada. Si no hubiera atendido la llamada en ese momento, la escuincla se hubiera podido subir al Mexibus sin que nadie la siguiera siquiera.
Afortunadamente había recibido el “soplo” a tiempo. Sí, esto de seguro iba a sacar de onda al “Chacal”, pero ¿Who cares? ¡Este era un gran avance para la investigación! Secuestrar a la niñita les permitiría negociar con ese fuckin’ loco de “Cyber Bullet”. Ahora si las cosas se iban a poner pretty interesting…
— ¡Look at me! — dijo mientras amenazaba a la chica asustada con una pistola Beret
-12 de Noviembre de 2017-— ¡Lola! ¿Está poniendo atención a lo que le digo? — vociferó el comandante Gómez Palacio a través del teléfono.—Es Dolores, señor… —respondió la agente con voz baja.— ¡Me vale madres, LOLA! ¿Está usted consciente de lo que hizo ayer? ¡Puso en un absurdo peligro a un grupo de civiles! ¡Solo por pelear a golpes cuando llevaba un arma! ¿Está usted loca?—No comandante, no estoy “loca”, solo permítame decir que…— ¡NO LE PERMITO NADA! — exclamó alterado su oficial superior —. Ayer tuvo la oportunidad de dar un gran paso en el caso arrestando al asesino de Silvano Vázquez Prados y lo dejó escapar. No solo eso, además se lio con el sujeto a golpes poniendo en riesgo a los &ldquo
-19 de Noviembre de 2017-— ¿Cómo les va, “kitties”? ¿Están listos para otra emisión de “Gato Negro”? ¡Yo sé que sí! ¡Los amo! — gritó Lucy frente a la moderna cámara digital operada y vigilada por su amiga Claudia —. Estamos profundamente consternados por las muertes de Mateo Urrutia y Silvano Vázquez Prados, dos estudiantes modelo de la Vocacional 3 que fueron brutalmente arrancados de este mundo por un par de tipejos que esperemos pronto estén tras las rejas, o mejor, reposando en tumbas cavadas por nuestro héroe: el siempre confiable “Cyber Bullet” …Apenas dicho esto, Lucía recibió una mirada de desaprobación por parte de su amiga, que, minutos le había solicitado “amablemente” que dejara de ensalzar la obra del justiciero local, pues argumentaba
-20 de Noviembre de 2017-Un furioso y continúo golpeteo de teclas invade la habitación de Andrés. El joven justiciero ha pasado las últimas 6 horas pegado a su computadora, buscando información en la deepweb sobre Marcos Zamora.Los primeros intentos fueron simplemente infructuosos: nadie parecía saber nada sobre Marcos Zamora “el Cholo”. Era como si él mismo hubiera borrado su propio rastro. Resultaba increíble que ni en la red profunda hubiera una maldita copia de su credencial de elector, o al menos, una boleta escolar.Sencillamente no había nada. Era como si no existiera.Pero una búsqueda superficial no iba a menguar los ánimos de venganza de Andrés. Buscó con más ahínco y encontró una “puerta trasera” a los archivos policiales del Estado de California. Ahí, en lo que los polic&iacut
-22 de Noviembre de 2017-Con una bolsa de suero y otra de sangre conectadas vía intravenosa en ambos brazos, Marcos Zamora, el “Cholo”, abre los ojos por primera vez en dos días. Sentado a su izquierda, se encuentra su amigo Emiliano, el apodado “Chacal”, sonriendo ampliamente, como si nada de lo acontecido horas antes hubiera tenido lugar.Trata de incorporarse, pero le es imposible; el “Chacal” de inmediato le pone la mano en el pecho y le dice algo, pero él es incapaz de escucharlo. Solo percibe un molesto zumbido que hace que le duela la cabeza. Cierra los ojos y pregunta: ¿qué carajo fue lo que sucedió exactamente?Visiblemente contrariado, su compañero niega con la cabeza. Parece como si no quisiera revivir ni un solo segundo de aquella fatídica tarde. Pero él no está para remilgos; necesita saber con exactitud qué ocurrió
-29 de Noviembre de 2017-Cuatro envases de sopa instantánea se apilan uno encima del otro sobre el maltrecho escritorio de Andrés, formando sin querer un monumento a la comida rápida, a los tiempos agitados, a la sociedad del “no tengo tiempo ni para comer” … a su derecha, un brillante tenedor de acero con grabado de flores permanece inmutable, listo para acometer su importante tarea: recoger fideos y camarones diminutos en un ballet urbano que por minutos parece no tener fin.La luz parpadeante de cuatro monitores completa el cuadro, donde no hay mayor iluminación que la producida por ellas mismas, ya que incluso el mismo sol ha sido vetado de la fría y lúgubre habitación.Frente a la torre de sopas instantáneas y las pantallas de luz mortecina, el agobiado Andrés suspira con frecuencia y se rasca la cabeza cada treinta segundos, esperando una ola de valor que par
-4 de Diciembre de 2017-—Jefa, ¿en serio cree que ese cabrón se aparezca? — preguntó Gutiérrez mientras palpaba nerviosamente el arma que guardaba en su bolsillo. Estar en Ecatepec siempre lo ponía de nervios.—Sí, no tengo duda de que se va a reunir con nosotros en los próximos minutos. Tengan paciencia y no dejen vigilar los alrededores, no queremos que nadie nos vaya a “comer el mandado”.—De acuerdo, jefa, no se preocupe — repuso Gutiérrez asintiendo con vehemencia.Dolores miró su reloj: las 12:15. “Cyber Bullet” había prometido entregarse en la estación de Mexicable Santa Clara antes de las 12:30 del día. Era de vital importancia que el terrorista cumpliera su palabra, de lo contrario, toda la operación se vendría abajo y su futuro en la policía feder
-30 de Noviembre de 2017-Cuando creía tener todo bajo control, la agente Carrillo sufrió una serie de reveses que no le ayudaban ni a su investigación ni a su reputación: primero, Lucía, mejor conocida como “Gato Negro”, había perecido una noche en su casa durante un intento de violación; después Claudia, la amiga de Lucy, había sufrido un ataque nocturno del mismo tipo que su amiga. Afortunadamente para ella, había salido ilesa debido a un curioso apagón. Lamentablemente no se sabía nada sobre su paradero; finalmente, Nicolás Martínez, el sospechoso señuelo de la policía había sido secuestrado y asesinado, para posteriormente ser exhibido como una especie de advertencia macabra hacia “Cyber Bullet”.Esto no solo entorpecía la investigación, sino que manchaba innecesariamente un caso que p
-Tarde del 4 de Diciembre de 2017-— ¡Ahora sí, hijo de tu puta madre! — exclamó el “Cholo” tras conectarle tres furiosos puñetazos a Andrés en el estómago.El joven se hallaba atado de pies, manos y torso a una silla de madera. Mantenía la cabeza baja para no confrontar a sus captores; después de quince minutos de golpizas despiadadas, lo menos que deseaba hacer era volver a desatar su ira.Aunque lo cierto era que esto le había valido de muy poco, pues aún con la mirada perdida, los maleantes se empeñaban en castigarlo cada vez un poco más. Quizá él tenía un poco de culpa, pues había exagerado en la cantidad de “señuelos” que llevaba consigo: apenas entrar en la bodega abandonada, el “Chacal” le retiró los zapatos; rápidamente dio con los dos rastreadores satelitales.