Mientras Eli mete la maleta al carro de Andrés llega Doña María
—¿Y esa maleta?
—Voy de viaje unos días. Ignacio lo sabe ya, pero ha tenido que irse a una reunión así que Andrés va a llevarme.
—Buen viaje mi niña, espero que de veras Ignacio lo sepa, no estaría en una reunión cuando debes irte al aeropuerto.
—Él me puso a prueba a ver si era como las cualquieras de su vida. Andrés y sabrá Dios quien más se enteró de que fui abusada en mi adolescencia.
—Lo lamento Eli, no deberías haber pasado por algo así
—Exacto y el....
—¿Te gritó?
—No, dio media vuelta y se fue sin decirme nada.
—No te marches, no sin al menos hablar con él.
—¿Cuándo va a Fortuna, ¿dónde acostumbra a ir?
—Andrés lo sabe, al menos dale una oportunidad de aclararse
Contra su buen juicio decide ir a buscarlo. Entró con Andrés a uno de los bares que más frecuentaba y allí estaba él, con una mujer en su regazo. Andrés
Ignacio entra y dirige a Alexandria una mirada iracunda —Deja tus consejos idiotas, la vida de Eli corre peligro y debe llamarme cuando lo necesite, no soy estúpido y sé que no me quiere como pareja, no significa que vaya a dejarla desprotegida. Andrés entra y se dirige a Alexandria —Ya viene uno de mis peones por ti, para llevarte a tu casa Alex. —Creí que me llevarías —Te das atribuciones que no te corresponden, lo de hoy fue una ayuda grande mientras buscamos quien trata de inculpar a Ignacio, pero no te da derecho a molestar a Eli —le dice Andrés— Alexandria abandona la casa sin mirar atrás. Por un segundo Andrés quiere patearse a sí mismo. Acaba de hacer lo mismo que hace Ignacio cuando se trata de defender a Eli. Por estar pensando en aquello no lleva el hilo de la conversación entre Nacho y ella hasta que la escucha decir —Necesito volver a casa. —Vamos que te doy un aventón. —La llevo yo,
—Lo siento Eli, es que ya uno se vuelve frío, sin embargo, me afecta, la conocí desde que era una niña. Se está manejando localmente y no se ha dicho, sin embargo, no la llamo por eso, sino porque han dejado una nota que dice que esta es otra advertencia para que no abandone la ciudad. Por favor no diga esto a nadie, no sabemos si quien busca inculpar al señor caballero es alguien de adentro. —¿Uno de sus trabajadores? —eso creo, el señor caballero estuvo por acá y sabe sobre esto. Un policía observa a Eli, Andrés y al Jefe de policía salir y este policía se mete a la oficina del jefe y llama por teléfono. —Descartaron a Ignacio, sospechan de alguien de sus trabajadores y conocidos incluyéndolo. No se lo dijeron a Eli, pero vi una hoja, su nombre estaba ahí. —Eso no puede ser, esto es culpa tuya. —mire, le informo de cada movimiento acá y ni siquiera estoy con quienes siguen las pistas. Así que no crea que puedo ser culpable de que ya
Doña María —Miren, acá hay dos posibles escenarios. Ningún trabajador de Ignacio pasa de los treinta salvo uno y tiene coartadas solidas durante los homicidios. Del resto de ellos para el día que se asesinó al padre de Ignacio no serían más que unos niños. —Cree que es el hijo del que mató al padre de Ignacio —si Pablo. Llevo demasiados años en esto. Hay algo más, está perdiendo la paciencia, está sintiéndose rodeado. Nancy y doña María son distintas, estas últimas veces fue más brutal, descuidado, dejó las escenas aún peor que otras veces y la cantidad de sangre en ambos casos, no lo sé, excesivo aun para él. Revisen archivos de niños que hayan sido abusados física o verbalmente por sus madres o que les hayan abandonado. —¿Por qué jefe? —a los hombres les hace corte limpio, se ensaña con las mujeres, les corta vaginalmente y según forense las heridas son hechas antes de morir. Buscamos alguien corpulento, la fuerza necesaria para someter a lo
Una vez en su casa la acomoda en el sofá, acaba de llevarle algo de beber cuando llega José. —Necesito que ella declare. —solo déjeme ver si esta lista… —Hablan como si no estuviera acá. Voy a decirle lo que paso. Ambos se sientan, Ignacio sujetándole la mano y el oficial coloca una cámara de video sobre la mesa para grabar la declaración. —Después de que me sacaran manejaron hasta esa casa, el policía me arrojó al suelo y comenzó a patearme, creí que iba a matarme. No sé más. —De acuerdo, si recuerda algo más hágamelo saber Ignacio se pone de pie apretando puños, sale de la casa junto a José —Ella miente, sé que recuerda más, la violaron por Dios… —¿Violación? —creí que lo sabía. —Váyase de acá, ella es la víctima y usted viene a grabarla, forzarla a hablar cuándo debe estar tranquila. Es amiga de Eli, si supiera algo sobre el sicario se lo habría dicho. Ignacio no duerme, el reloj avanz
—Pues anoche la pasamos bien, antes de ir a la galería pasé dejándola en su casa. —Te maté la noche de romance. —Descuida, ella no está pasándola bien por eso me vas a ver un poco menos, pero seremos amigos siempre y estoy a una llamada de distancia. —Hay algo más, ¿cierto? Benjamin besa la cabeza de Eli, se pone de pie la abraza, luego da la mano a Andrés. —Eres siempre bienvenido a nuestro lado, por ahora debo irme a la oficina de nuevo, solo vine para avisar a Eli sobre lo de los artistas y el cuadro. —Con todo el trabajo que tienes pudiste solamente llamar… —Quería verte. Ahora me marcho. Después de que se va, ambos van a la sala. —Lo que digo es que el capítulo deEduardo no se ha cerrado. Cada vez está peor, más obsesionado con llevarte a su lado y lo vuelve loco el que lo odies. —Es un idiota, espero que me deje en paz… Gustavo está con Ana María en el hospital, el médi
Seis meses después la casa está decorada con globos y rótulos de feliz cumpleaños para Benjamin —Mamá, de verdad que no creo que a Benjamin le guste esto. —Hijita, sé que ya es un adulto, pero verás que le encanta. Por cierto, ese tal Christian no ha vuelto a molestarte —Benjamin lejos de estar tranquilo sigue metiendo guardaespaldas, ya no hay paz, está muy tenso. —Han sido tiempos difícilespara todos. Por dicha ya te tenemos en nuestras vidas, las cosas mejoraran con el tiempo, ya lo veras. Te has instalado bien aquí. —Sí, pero estamos buscando casa. Sentimos que es muy pequeño y a futuro tendremos familia. —Hija, tu padre y yo estamos pensando en cederles la casa a ustedes y venirnos para acá nosotros. Estamos cansados y no es como si este fuera un apartamento diminuto, para dos está bien. —Me encanta la idea, tu casa es bellísima —Ahora es de ambos. Y dime que has traído para rega
Eli Foster se miraba en el espejo de su habitación. Desde niña pensó que el día de su boda seria quizás, un día especial. Anheló estar en el altar al lado de su amigo de infancia, del amor de su vida. Sin embargo, las cosas no resultaron así, aquel evento no era algo que se llevaba a cabo por amor, pero era lo mejor si se tomaba en cuenta la vida que llevaba junto a su madre. Una lágrima se le escapó mientras acariciaba los pliegues del vestido de novia. Nadie podía convencerla de no casarse, con esa boda su madre la dejaría en paz. Mirando a su alrededor sonrió un poco, su habitación era bastante sencilla, una cama, un tocador y su escritorio. Nada extravagante, de hecho, aquella habitación era igual que ella, sencilla. Aunque para su madre la palabra sencilla no describía a la habitación…mucho menos a Eli, para ella su hija era una simplona. Eli siempre supo que su madre sentía vergüenza de ella, aunque jamás comprendió por qué. Cuando cumplió
Tras leer la carta Benjamin sonríe como tonto y se va. Prometiéndose a sí mismo arreglar todo con prontitud. —o— 18 meses han pasado, Benjamin sigue aún fuera del país tratando de arreglar todo, pero una cosa acaba llevándole a otra y el momento de regresar aún está lejos. La casa de los Foster está decorada para navidad y algunos globos puestos por Ethan muestran que también celebran el cumpleaños de Eli. En la mesa hay un queque con el número 26, están sus padres, su abuelo y el socio desu padre, Guillermo Roldán quien ronda los 60 años. —Felicidades Eli, sé que han sido meses muy difíciles pero la vida continua. —Don Guillermo, han pasado más de seis años desde la última vez que lo vimos. —Bueno jovencita, había decidido irme un tiempo, asuntos del corazón y aunque me veas viejo mi corazón ama como quinceañero. —Don Guillermo, usted no cambia. ¿Por qué decidió regresar? si no le incomoda la pregunta. —Para nada