Estimadas lectoras y lectores Aquí dejo un capitulo más de esta historia.
Valeria, al ver que Marco salía de su habitación, se vio tentada a seguirlo e impedir que se fuera; sin embargo, estaba claro que, ella le había hecho daño, quien dijo que mentir puede hacer feliz a alguien, lo que salía por su boca no era lo que su semblante decía. Aunque ella trataba de fingir, estaba claro que Marco no era tonto y podía ver más haya incluso de ella, Marco lo podía ver y sentir, no necesitaba ser tan inteligente para darse cuenta de que lo que ella estaba diciendo eran de verdad mentiras. Aquella mujer sintió cómo una punzada de remordimiento recorrió su cuerpo, luego de darse cuenta de que, nuevamente, se estaba queriendo engañar y estaba queriendo engañar a Marco, prefirió no seguirle, trato de mantener la calma, era necesario darle su espacio. Valeria recordaba a Marco y no es que ellos hubiesen tenido momentos así antes, pero si recordaba que cuando su marido estaba molesto por algún tema de trabajo, prefería alejarse y calmarse, él era un hombre reflexivo y pre
Valeria y Camila después de platicar un rato en la habitación, salieron rumbo al comedor, Paloma y Gio ya se encontraban ahí, desayunaban tranquilamente, el pequeño Gio se había levantado temprano, quería ver a su papá, pero cuando vio que Valeria llego al comedor solo con Camila, puso un semblante triste.—¿Qué sucede Gio? – Dijo Valeria al ver la reacción de su pequeño.—¿Dónde está papá? – Dijo Gio bajando la cabeza.La pregunta le atravesó el corazón a Valeria, no tenía una respuesta para ello, estuvo a punto de decir la verdad, cuando fue interrumpida por Paloma.—Gio, papá se fue de viaje… Ha estado teniendo mucho trabajo y tuvo que salir anoche, ¿recuerdas que lo viste salir con una maleta?—Sí, pero pensé que ya había llegado…—Gio ¿Cómo crees? Él tuvo que viajar lejos. — Dijo Paloma muy segura.Valeria se acercó a Gio, poso su mano en el hombro del pequeño, le acaricio el cabello y beso su cabeza.—Tu hermana tiene razón, papá salió de viaje y tan pronto pueda te llamará.Palo
Aldo llegó al colegio, Enzo llevaba los ojos llenos de lágrimas, estaba furioso, su abuelo últimamente lo había estado llevando al colegio, él tenía ya una rutina y su padre no la seguía, eso provoco que el pequeño se exasperará e hiciera aún berrinche. Al final Aldo, ya molesto, lo reprendió y obligo a subir al auto, lo que provocó que el niño fuera llorando la mitad del camino.Al llegar al colegio, aparco el auto y ayudo a descender al menor, este aún estaba molesto y sus mejillas tenían marcas de sus lágrimas.— Enzo, sé que es difícil que tu abuelo no este, pero le prometiste ser buen niño, ayúdame con eso, sé que no soy el abuelo, pero hago mi mayor esfuerzo. — Dijo Aldo tranquilamente.— En la tarde dile al abuelo Teodore que venga por mí, de regañones, lo prefiero a él. — Dijo Enzo agarrando su mochila y entrando al colegio.Aldo sintió una opresión en el pecho, era su primer día sin su padre y ya le estaba costando, no cabía duda que, aunque Pietro era un hombre reservado, ten
Los 3 salieron de la habitación de Laura, Massimo llevaba en brazos a su hija, Paloma se sentía un poco extraña en casa de quien fuera su padre biológico, para el caso de Massimo, sentía una rara sensación de que Paloma estuviera con ellos. Jamás creyó que ella en algún momento se pasearía por los pasillos de lo que un día fue la casa de su madre, incluso, cuando supo que ella era su hija, no imagino que algún día mantendrían contacto, al parecer los lasos de hermandad eran fuertes y mucho debía agradecer a Laura.Aldo ya se encontraba en el comedor, revisaba su móvil cuando Massimo llevando en brazos a Laura y Paloma caminando detrás de ellos aparecieron.— ¿Massimo recuerdas a Paloma? Ella es mi hija con Guadalupe… — Dijo Massimo bajando a Laura en una silla.— ¡Claro! ¡No podría olvidar un rostro tan hermoso! – Dijo Aldo mirando fijamente a Paloma.— Creo que exageras, pero gracias por el gesto… — Dijo Paloma aparentando seriedad.Algo tenía ese hombre que la ponía nerviosa, él era
Massimo luego de varios minutos apareció con Maurizio en brazos y Paolo caminando a lado de él, ambos parecían apenados, pero al ver la comida en la mesa el semblante cambio a unos dinosaurios hambrientos. Sin dudar y saludar comenzaron a devorar lo que había en sus platos servidos.— Ya ven niños, acomida está deliciosa. — Dijo Matteo viéndolos de reojo. — ¿En dónde estaban?— Viendo la televisión… ¡Tenías razón! — Dijo Massimo cruzándose de brazos. — Ahora bien, ¿acaso no piensan saludar? Está aquí Aldo y Paloma.— ¡Hola, Aldo! Ambos saludaron sin despegar la vista de la comida.— ¿Y Paloma?— Ella es de la casa, así que no cuenta… — Dijo Maurizio tranquilamente.Paloma se sintió un tanto extraña, ella nunca pensó que sus hermanos la viera de esa manera, eso la hizo sentir de cierta manera bien. Aunque se sentía culpable, la situación en casa no estaba de lo mejor y aquí ella se sentía cómoda, era como si quisiera escapar de esa realidad.Varios minutos después Aldo y Paloma salieron
Paloma entró a la casa, procurando no hacer ruido, sin embargo, no esperaba toparse con su madre en el recibidor.— Paloma, hija, ¿podemos hablar?— Hola, mamá… Estoy un poco cansada, ¿podría ser mañana?— No hija, debemos hablar hoy…Paloma tomó aire y acepto con la cabeza, ella estaba tratando de no tocar ningún tema, ya que no sabía cuál sería su reacción, precisamente eso la hizo no pisar un pie ese día en casa hasta las altas horas.— ¿Me acompañas al estudio de tu padre?— ¡Bien, vamos!Una vez que ambas mujeres entraron y Valeria cerro la puerta, tomo aire y lo dejo salir en un largo suspiro, sabía que esa no sería una plática fácil.— Hija, sé que te has dado cuenta de lo que sucede aquí… Tu padre no está y agradezco por ayudarme en la mañana… Sé que pronto las cosas volverán a estar en su sitio. — dijo Valeria en tono conciliador.— Madre, estoy tratando de no ponerme de ningún lado. Pero si te debo ser sincera, me duele ver lo que pasa y más darme cuenta el porqué.— Paloma h
Tras la discusión con Paloma, Valeria salió del estudio y camino hacia su habitación, su mente estaba llena de las cosas que le había dicho su hija, una cosa es escuchar de personas como Camila y Emma, el que no tiene sentido aferrarse a algo y otra es escucharla de tu propia hija. La vida estaba resultando muy injusta, cuando joven tomo la decisión de amar a Massimo y todo salió realmente mal, termino con el alma y corazón roto, él no había sido la mejor de sus elecciones, pero que podía esperar si tan solo tenía 19 años cuando se casó. Ahora que lo pensaba, Pietro había llegado desde antes a su corazón, él había llegado desde que la abuela Caterina los presento, ella no supo decidir bien en ese entonces y termino aceptando a Massimo. Actualmente, sentía la misma sensación, nuevamente había elegido a Marco antes de Pietro, aunque la diferencia era el motivo que los unió. — “¡Lo siento Marco, pero no eres tú, soy yo! ¡Soy yo y todas mis malas decisiones!” – Dijo mentalmente. --- Ca
Ya había pasado un mes desde que Massimo supo que su hija estaba embarazada, un mes desde que Diana Méndez estaba en Italia, un maldito mes desde que supo toda la verdad. La investigación de Pietro estaba claro que no era para dañarlos tal como lo pensaron en un principio, más bien eran todos los puntos desde donde los podrían lastimar. Desde aquel largo día en casa de Federico nadie había vuelto a hablar, Marco Barzinni había dejado el Grupo Pellegrini, Aldo Pellegrini, aunque un tanto renuente, también se había deslindado de lo heredado. El nombre de Massimo Pellegrini solo aparecía como eso, como un nombre, él no tenía ninguna intención de regresar, Matteo era el apoderado legal, básicamente solo estaba esperando. ¿Qué era lo que esperaba? Matteo esperaba la llegada de Leonardo Pellegrini, Massimo estaba seguro de que no debía tardar, su supuesto padre no debía tardar, una vez que se declarara la compañía en bancarrota, Leonardo por ahí iba a andar. Massimo había analizado todas