Estimadas lectoras y lectores Espero que les siga gustando la historia, según se dice que deben pasar 10 años para olvidar a alguien, pero Massimo llevaba 15 años esperando el recuerdo de alguien que ya no era ni estaba.
Massimo comenzó una extraña relación con Diana, solo salían y platicaban los viernes por la tarde hasta y avanzada la noche, siempre iban al mismo mirador. Ella variadas ocasiones no entendía porque aquel hombre se atormentaba con el recuerdo de Guadalupe, se preguntaba que debió haber hecho tan mal para sentirse como se sentía, pero el siempre procuraba cambiar de tema.- Massimo ¿En algún momento podrás decirme que es eso que tanto te atormenta? – Pregunto la chica con interés.- Diana, creo que no es bueno hablar del tema, creo que, si te lo digo, tú me odiaras y me agrada platicar contigo, al menos el tiempo que llevo platicando contigo, me has dado algo de tranquilidad, sabes, tú me haces sentir como cuando conocí… - Massimo estuvo a punto de decir algo, pero se quedó callado, sabía que no era correcto compararla.- ¿Conociste a quién? ¿Guadalupe? – Dijo la chica con duda.Massimo tomo un trago de su cerveza, era extraño, las salidas con Diana eran así, comer pizza y tomar cerveza
Rápidamente el tiempo transcurrió y Diana estaba a 15 días de regresar a México, entre ella y Massimo se había generado una relación que no podría definirse como amistad, tampoco como una relación amorosa. En secreto, Massimo sentía que no quería dejarla ir, su cabeza estaba hecha un lio, Diana tenia claro lo que quería y al menos una relación con alguien casado, no estaba en sus planes, aunque no se lo dijera directamente, ella le había expresado en más de una ocasión el que debía retomar las riendas de su vida, tal como la tenía antes, dejar de cargar con pesados fantasmas y si no era feliz, realmente debía pensar en el divorcio, por su bien y el de su familia.Aunque existía otra cosa que no le dejaba tranquilo, aun si el decidiera separarse, el no estaba seguro de que ella lo aceptara después de conocer la verdad sobre Guadalupe, así que parte de lo que tenia que hacer, era eso, contarle toda la verdad. Aun faltaban dos viernes más, antes de que ella tomara un vuelo para irse a Méx
Marco Barzinni aterrizó en el Aeropuerto de Kloten en Suiza, ya le esperaba un grupo de seguridad, él comprendía claramente el peligro que representaba ir a ese lugar, le había dado la oportunidad a Franco para protegerse y seguro este ya planeaba algo tan pronto se volvieran a ver, aunque Teodore desde hace tiempo ya no era el fiel perro faldero de Franco, él no podía estar seguro totalmente de su lealtad.- Federico, ¿Cómo están mis mujercitas?- ¡Bien Marco! ¿Ellas están bien y tú? ¿Dónde estás? ¡Has tardado en contactarme!- ¡Vine a visitar a un viejo amigo! Espero que mi visita sea de su agrado…- Marco, ¿A quién fuiste a visitar?- ¡Ya te contaré cuando regrese amigo! Mientras tanto cuida de mis mujercitas…Marco no quería preocupar a Federico, este era capaz de mandar a todo un ejército de sicarios y esa visita sorpresa se arruinaría.Al llegar a suiza, sabía exactamente dónde vivía Franco, el hombre no había perdido sus gustos extravagantes, vivía en una zona residencial muy bi
Después de aquella discusión subida de tono con su esposa, Massimo terminó con dolor de cabeza y manos temblorosas, al paso de los años, la ansiedad que este había desarrollado después de la muerte de su hermano, cada día se hacía más evidente. Mientras Diana estuvo en su vida, había controlado muy bien este mal que le aquejaba, pero de eso ya habían transcurrido 5 años y su salud, poco a poco iba en picada. El hecho de que Barzinni decidiera regresar a Italia, le sorprendió, pero le quito un peso de encima, si este hombre quería, Massimo podría entregarle la presidencia, eso era algo que secretamente deseaba, ya habían sido muchos años de estar cargando a cuestas tanta responsabilidad, que al final ni era suya, finalmente el dueño legitimo era Barzinni, de lo que algun día fue un negocio prospero dentro de la familia Pellegrini, no quedaba más que el recuerdo y el nombre. - Giuseppe, ¡Contáctame con el personal de la Clínica de Análisis de Consanguineidad! – Dijo Massimo mientras
Resultados inesperadosLuego de conversar por un momento con el director de la clínica, Massimo salió del consultorio, sintió unas enormes ganas de fumar, fue a la zona de fumadores mientras esperaba los resultados, este hombre estaba sentado en una banca, veía como la gente iba y venía, por un momento se preguntaba ¿Cómo era vivir la vida como cualquier persona? El desde muy joven había sido criado con una sola idea, todo el poder de una gran compañía sería suyo, jamás tuvo oportunidad de saber lo que era decidir tomar un año sabático, eso sí que le envidiaba a su hermano, él siempre tuvo la oportunidad de vivir una vida diferente.- Massimo ¿Qué harías con tanta libertad? ¿A dónde irías?Luego de un rato fumando, Massimo fue sacado de su ensueño por una enfermera.- Señor Pellegrini, los resultados de sus estudios están listos, me comenta el Dr. Dante Riva que ya puede pasar a verlos.- ¡Bien! Voy en un momento. - Dijo Massimo apagando el cigarro en el basurero.Massimo sentía como s
Marco y Valeria iban en el auto, luego de los eventos suscitados durante la tarde, Valeria había querido ir a dar una vuela, no quería llegar a casa molesta, antes debía tranquilizarse, por lo que su esposo la llevo a un mirador y ahí estuvieron hasta llegada la noche. Ese día Valeria hizo lo que nunca imagino hacer, ese día sintió unas incontrolables ganas de hacer suyo a su marido ahí en ese lugar, era cierto que se estaba dejando llevar por los celos que sentía, no podía imaginar que otras mujeres vieran a su esposo con ojos de deseo.A su edad, aun le daba un poco de pena, no sabia como expresar que quería intimar con su esposo en ese lugar, pero un inocente beso llevo a aquella mujer a tocar partes del cuerpo de su esposo que le hicieron comprender lo que ella quería hacer. Marco ni lento ni perezoso, comenzó a despojarla de sus ropas y luego hizo lo propio, él no era tonto, sabia de donde venia esa actitud, pero no le molesto en lo absoluto, afortunadamente en el lugar al que fue
Una semana después de que Luciano regresara a Londres, este ya había organizado sus pendientes en aquel lugar, pidió permiso en la universidad para no asistir una temporada a clases, sus negocios los podía manejar desde donde fuera, así que ya tenía todo listo para regresar a Lazio, de alguna manera Luciano no podía estar tan tranquilo sabiendo que Barzinni estaba en la compañía.- Padre, más vale que no me causes problemas, es hora de tomar lo que es mío y de mis hermanos, ¡Te tragarás tus palabras! - Dijo Luciano en voz alta.Luciano tomó una maleta y salió camino al aeropuerto, hace tan solo una semana su plan era volver a Italia solo por su hermosa hermana, pero hoy se veía obligado a regresar por miedo a lo que sucediera con sus hermanos tras la presencia de Barzinni.Marco y Luciano se habían conocido en Nueva York, hace tan solo un año atrás, pero con lo que vio y lo que hizo por él, estaba claro que con aquel hombre no se jugaba. Luciano consideraba un idiota a Massimo, ¿Qué ra
Massimo regreso a casa, no tenía ánimos de nada entro, todos los sirvientes ya estaban dormidos, fue directo a su habitación, cuando caminaba por el pasillo vio la luz encendida de la habitación que pertenecía a su esposa, él estaba seguro de que, si se topaba con ella, era capaz de ahorcarla en ese preciso momento, tomo aire y lo dejo salir en un enorme suspiro.Antes de llegar a su habitación, entro a la habitación de sus hijos menores, eran pequeños y preferían compartir para no sentirse solos, tomo asiento en la orilla de la cama de Paolo y vio la foto que estaba en la mesita de noche, eran todos ellos, 4 años antes, Maurizio era un bebe, todos sonreían, incluso Alessia estaba cargando al pequeño Maurizio “Eran una familia” pensó.Sea como sea, Massimo siempre había querido darles una familia a sus hijos, ahora que sabía la verdad, le partía el corazón el nunca haber apreciado a su hermosa hija, le dolía pensar que Paolo no era su hijo, era un chico distraído en su mundo, pero, aun