Estimadas lectoras y lectores Espero les guste el capitulo que subo el día de hoy.
Marco después de colgar, se dirigió a su habitación, vio a su amada que dormía plácidamente, le dio ternura verla así, llevaba puesto un camisón de seda beige, su pancita era evidente, ahora no podía quitar los ojos de aquella pancita, ahí estaban sus dos pequeñitos, aún le faltaban 6 meses, él ya quería que pasaran en un abrir y cerrar de ojos. El hombre tomó un baño y quería comenzar a alistarse para ir al trabajo, pero al salir del baño, prefirió después de secarse meterse a la cama con su esposa, en ese momento le apeteció abrazarla, sentir su vientre, sentir a sus hijos. Valeria sintió como su marido la atrajo hacia él y ella solo alcanzó a estirarse como gato para volver a acurrucarse en sus brazos. Luego de un rato, el despertador sonó a la misma hora de siempre, Marco no había pegado el ojo, pero disfrutaba de tener así a su esposa, montones de ideas estaban cruzando por su cabeza, mientras tenía a su mujer en brazos. - ¡Te amo Valeria! ¡Te amo a ti y también amo a nuestros
- Marco, me sorprendes, creía que eras más listo que otros, pero ya veo que a ti también te vieron la cara. He de confesarte que cuando me visitaste en Suiza creí que sería mi final, no esperaba que me dejases con vida, viví unos buenos 3 años luego de ahí, pero nunca espere que “Ese cabrón” apareciera, el muy maldito me arrojo ácido en la cara. - ¿Qué? ¿De qué estás hablando? ¿De quién estás hablando? DIME… - Grito Marco exasperado. - Pues de quien más debo de hablarte, ¡Pietro! ¡Pietro Pellegrini! Ese maldito no murió e incluso el infeliz de Teodore le ayudo a acercarse a mí. Salió más listo que bonito ese escuincle, Toedore y él tenían alianzas y durante poco más de 8 años que supuestamente llevaba de muerto, el cabrón estuvo en el hospital tratando de sobrevivir. - ¡Eres un mentiroso! - No tengo por qué mentir, ¡Mírame! ¿Acaso vez a un hombre que podría estar mintiendo? Marco vio con incredulidad a aquel hombre, pero escudriñando su rostro, estaba claro que esas quemaduras deb
Adrien Bianchi era un joven con 20 años cumplidos, que, debido a sus excesos y una vida acelerada, había perdido dos años del nivel medio superior, su estancia en el colegio Marymount, esta vez era la última oportunidad que tenía para terminar sus estudios y seleccionar una carrera para su futuro dentro de la familia Bianchi, sin ser una deshonra.Hijo de Amadeo Bianchi hermano mayor de Alessandro Bianchi, era el mayor de la segunda generación de los Bianchi, su madre era de origen francés; Louise Bianchi, una hermosa mujer de la que había salido un excelente espécimen como Adrien. Sus orígenes franceses hacían que su apariencia fuera distintiva y elegante, su rostro era delgado y anguloso, pómulos prominentes y mandíbula definida, ojos grandes y expresivos, color verde, su cabello rizado y castaño oscuro le daba al joven una apariencia desenfadada y juvenil.El joven poseía un encanto único, los abuelos Bianchi consideraban a Adrien su mejor cosecha, su 1.80 metros y su figura esbelta
Ambos hombres bajaron del auto, caminaron de manera muy despreocupada hacia la entrada del colegio, hoy Pietro se notaba más relajado, aunque en un inicio se veía molesto, algo dentro le decía que Massimo decía la verdad sobre la investigación. Teodore le había advertido que, desde anoche, alguien comenzó a indagar cosas relacionadas con su muerte, así que su primera reacción fue preguntar a Massimo, ya que de parte de la familia Barzinni estaba seguro de que nadie se interesaría en él.Al llegar a la entrada, Pietro recibió a su nieto con un fuerte abrazo, lo cargo, luego, fue con Massimo.- Enzo, hay algunas personas que quiero que conozcas. – Dijo Pietro a su nieto de manera muy tranquila.Massimo, que acababa de escucharlo, no pudo más que sentirse feliz, él ya estaba considerando presentarlo con su familia.- ¿Quiénes abuelito? – Respondió Enzo con curiosidad.Pietro se detuvo por un momento, era como si hubiera vacilado por un instante, pero luego continuo su marcha. Adrien al ve
Massimo y sus hijos salieron de casa de su hermano, el camino fue un tanto incómodo, Laura iba como copiloto y sus hermanos iban en los asientos traseros, Paolo se había colocado los auriculares, mientras que Maurizio se había quedado dormido. La imagen de Laura con aquel joven rondaba la cabeza de Massimo, él veía a su hija y solo veía a una pequeña niña, luego el comentario de su hermano “Hablar de sexo” ¿Cómo demonios pensaba que él haría eso con su hija? Ella apenas era una niña de diez y…El hombre soltó un suspiro, su hermano tenía razón, ahora que lo veía fríamente, a esa edad, él ya había perdido su virginidad, el tiempo había pasado demasiado rápido y era verdad, él apenas estaba comenzando a conocer a su niña, su pequeña gran niña.— Laura, llegando a casa, te espero en mi estudio, quiero platicar contigo. — Dijo Massimo mientras no quitaba la vista del camino.— Si papá. — Respondió Laura cabizbaja.Inmediatamente, cuando llegaron a la mansión Pellegrini, sus hermanos bajaro
Era viernes por la mañana, Pietro llevaba apresuradamente a Enzo al colegio, hoy había sido una mañana difícil, su amigo Gio aún no regresaba a clases después de la fractura. Enzo se levantó con el pie izquierdo y no quería ir al colegio, el chiquillo intento hacer un berrinche, pero Pietro lo reprendió, al final termino obligándole a ir al colegio. - Enzo, espero que esta sea la última vez que llegamos a esta hora al colegio. – Dijo Pietro molesto, viendo por el retrovisor a su nieto. El chiquillo tenía el ceño fruncido y claramente su rostro dibujaba mucha frustración. - ¡No quiero ir a la escuela! ¡Es viernes! – Dijo el chiquillo molesto. - Enzo, no es si quieres o no, vas a ir a la escuela y punto. Lo que Enzo no quiso decir a su abuelo, era que por estar platicando hasta tarde por medio de la Tablet con Gio, se le había olvidado hacer la tarea de artes plásticas, inocentemente creía que si no iba a la escuela, no habría delito que perseguir. Hoy por la mañana cuando se levan
Teodore y Enzo ya se encontraban en la sala a las 6:00 pm, se llevaron una sorpresa al encontrar un exquisito ramo de fresias en la mesita de centro. Teodore había olvidado la solicitud del pequeño, por lo que planeaba comprarlas de paso al evento, cuando bajo las escaleras, pudo oler el delicioso aroma a esas flores, por lo que supuso que Pietro se le había adelantado.El hombre claramente se dio cuenta lo que estaba sucediendo, no lo dijo, pero en los años que llevaba conociendo y ayudando a Pietro, jamás lo había visto interesarse por alguna mujer, jamás por muy cuidadoso que este fuera con la seguridad de su nieto, no investigaba a una sola profesora, él investigaba el instituto completo.Pietro lucia impecablemente elegante, no le gustaba utilizar ropa formal por lo que optaba por jeans, camisas y abrigos, pero esta vez, llevaba un traje formal color negro y una camisa gris oscuro, eso sí, no estaba utilizando corbata, había dejado algunos botones de su camisa sin abrochar, lo que
Aquellos dos apuestos hombres y Enzo, caminaron a través de la exposición, el pequeño estaba sorprendido, había tantas obras de arte, todas eran bellísimas, pero era lógico, cuando entro a la sala donde estaban las obras de la miss Celeste, las reconoció, ella ya le había mostrado algunas fotografías, pero verlas en vivo y a todo color era una cosa muy diferente.Ella utilizaba técnicas muy parecidas a las de Monet, uno de aquellos cuadros llamo completamente su atención, era un poco grande, mientras sus abuelos veían otras obras, el pequeño Enzo admiraba el cuadro su nombre era “La mujer y su gato” a simple vista y de pasada solo era un cuadro que mostraba el perfil de una mujer sentada, solo se podía ver una pequeña parte de su rostro y un pequeño gato negro echado a un costado de los pies.Los colores utilizados provocaban cierta calidez, pero al mismo tiempo evocaban la nostalgia, Enzo miraba atentamente el cuadro y se percató que en el regazo de aquella mujer, estaba colocado un r