Estimadas lectoras y lectores Espero se encuentren bien, ando un poco resfriada, hoy solo pude escribir un capítulo más de esta historia, tan pronto me reponga, subiré más. Ya nos despedimos de Pietro y ahora iremos cerrando cada una de las historias.
El rostro de Massimo se volvió pálido y lleno de incredulidad, no creyó que existiera información relacionada con aquel hombre, una sensación de ansiedad comenzó a invadirle, pero no sabía cómo explicarla.— ¿Cómo? ¿Existe información relacionada con él? – Dijo Massimo con un tono de incredulidad.— Efectivamente, la verdad es que me sorprende todo lo que Pietro pudo encontrar, son demasiadas cosas, pero sí, aquí están los datos de quién es tu padre. — Dijo Federico de manera afirmativa.— Señor Santoro, ¿podría comenzar a darnos detalles de aquel hombre? Aún tenemos varias carpetas que revisar y esta información es crucial para Massimo.— Bien, el hombre con el que tu madre tuvo un romance se llama Magnus D’Angelo fue un abogado corporativo, actualmente radica en Heidelberg, Alemania. El hombre prácticamente vive solo, tiene 80 años y aún se conserva bastante joven, vive retirado en el centro de la ciudad, tiene una rutina bastante común, es un hombre común, no se le conoce esposa o e
Valeria estaba en su habitación, no se había percatado de que Paloma no estaba en casa, menos se había percatado que Gio ya había llegado del colegio, no fue hasta que Camila entro a su habitación para avisarle que fuera a cenar, que se percató del tiempo que había estado durmiendo en su habitación. Hoy había sido un día muy largo y lleno de emociones encontradas, su vida había dado un impresionante giro, sentía angustia por no saber qué hacer, sentía una extraña sensación de opresión, por momentos no estaba a gusto donde estaba y eso le hacía sentir culpa.Las palabras de Emma tenían detalles entre líneas, era como si Valeria esperara que ella le dijera, deja todo y ve a buscarlo, se sobre salto de manera al encontrarse buscando la dirección de Enzo en el directorio de la escuela. Normalmente en la escuela les pedían datos de contacto y dirección en caso de tener algún contratiempo o percance, eso les facilitaría más las cosas en la escuela, la mujer tomo foto a la dirección y salió s
Valeria estacionó su auto frente a la casa que supuestamente era de Pietro, al descender del auto, las piernas le temblaban, sintió un poco de mareo, se sostuvo del auto y comenzó a subir los pequeños escalones que llevaban hacia la entrada principal. Ahí de pie se encontraba Teodore Vanetto, quien lucía serio y sin mentir, podría verse molesto.— Señora Barzinni, en su estado, no debería andar conduciendo de noche.— ¡Vine a ver a Pietro! No sé quién sea usted, pero necesito hablar con él, sé que está aquí, por la mañana lo vi, sé que aquí vive, necesito hablar con él.— Señora, pase, necesitamos platicar. Efectivamente, el aquí vive, pase. — Dijo Teodore haciéndole una seña con la mano. — Vamos al estudio.Valeria vio la casa de Pietro y era muy diferente al estilo que ella conocía de él, la casa en la que vivieron juntos cerca del mar, era más sencilla, no tenía tantos lujos, el Pietro que ella conocía, le molestaban esas cosas, le agradaban los autos caros, pero en cuestión de dond
Laura, camino junto a su padre, llevaba los ojos y la nariz roja, aquellos ojos grises — verde, hoy llevaban claramente una nube que los empañaba, sabía que al mal paso darle prisa, eso se lo había dicho Paloma. El día no había sido fácil y ella debía enfrentar el futuro como viniera, además de que su hermana le había prometido que no estaría sola, ella no debía preocuparse por ello. Ella tenía un ligero dolor en la cadera y vientre, pero prefirió callarlo, caminando lentamente, su rostro tenía una ligera marca en el labio, pero como llevaba el rostro agachado, su padre no se había percatado de ello. Massimo puso su gran mano en la espalda de su hija, invitándola a entrar al estudio, Paloma no había querido marcharse, ya que desconocía cuál sería la rección del hombre ante lo que estaba por contarle Laura. Tan pronto vio como Laura y su padre comenzaron a caminar hacia lo que sería el estudio, sintió una opresión en el pecho, desconocía si era por su hermana o por otra cosa, pero alg
Adrien luego de escuchar lo que acababa de decir Laura, se quedó sin palabras, la cara con semblante pícaro de hace unos momentos cambio completamente a un semblante frío que daba miedo, soltó el abrazo que le estaba dando a la chica y la aparto, como si ella hubiera dicho algo terrible o fuera algo repulsivo. — ¡Abórtalo! ¡Sácatelo! Laura no entendió a primera instancia lo que el joven acababa de decir. — ¿Qué? Te acabo de decir que ¡Vamos a ser padres! — Y yo te dije que lo ¡Abortes! ¿Acaso crees que estamos en edad para ser padres y jugar a la casita? — ADRIEN… — Grito Laura sorprendida y molesta. — Ya te dije, ¡Abórtalo! Si no tienes dinero y no conoces a un doctor, yo te llevo, conozco uno muy bueno y de confianza… — Dijo Adrien tomándola del mentón y viéndola fijamente. — Adrien, suéltame… ¡Me lastimas! – Dijo Laura quebrándosele la voz y llenándose sus ojos de lágrimas. — Te lo digo y te lo repito, ¡Aborta o yo te haré abortar! ¡Yo no quiero un maldito hijo a esta edad!
Paloma salió de la universidad y manejo lo más rápido que ella podía, llego al colegio Marymount y se dirigió a la dirección. Durante el trayecto Laura le había escrito donde estaba y palabras más o menos, le había dicho lo que había sucedido, Paloma no iba de muy buen humor, así que cualquier cosa que le dijeran, podría encenderla y nadie quería verla molesta, a pesar de no conocer muy bien a su hermana, jamás permitiría que alguien la dañara. Paloma llegó a la oficina de prefectura, 30 minutos después, cuando llegaba, se topó con Adrien, el joven le lanzo una mirada provocativa, ella solo se limitó a decir: — ¿Qué me ves idiota? Adrien acostumbrado a recibir solo halagos, quedo sorprendido, hasta donde él sabía esa chica no la conocía. — Soy Paloma Barzinni hermana mayor de Laura Pellegrini, vengo por ella, mi padre no está por el momento. — Señorita Barzinni, ¿acaso no es usted la hermana mayor del niño Enzo Barzinni? — Efectivamente, pero Laura es mi hermana también, además n
Valeria llegó al hospital, iba más controlada, llevaba oxígeno y podía respirar mejor, no podían darle calmantes por su avanzado embarazo, pero sí oxígeno suplementario. Fue hasta ese momento, en ese momento reacciono, acababa de poner en riesgo la vida de sus bebes por alguien a quien ya no le importaba su vida en lo más mínimo, sus ojos se llenaron de lágrimas. La mujer limpiaba sus lágrimas cuando su ginecóloga la fue a ver, Marco le había llamado e informado de la situación, así que la doctora ya llevaba una idea de que hacer. —¡Hola, Valeria! ¿Va a ser costumbre verte por aquí? —Hola, Dra. Berlusconi, ¡Perdón! Yo… yo no quería lastimar a mis hijos… Es solo… —Trataba de articular palabra Valeria. —Vamos a revisar a tus pequeños, tu esposo viene en camino, así que todo estará bien, seguramente solo será guardar realmente reposo y todo estará bien. —¿Mi esposo viene en camino? —¡Sí! Él fue quien me hablo… —Dijo la doctora con duda. — Valeria, ¿estás teniendo problemas con tu es
Luego de que el médico revisara a Valeria, este no encontró motivo por el que ella debiera permanecer hospitalizada y le dio el alta. Marco la llevo a casa, camino a esta no menciono ninguna palabra, el silencio dentro del auto era absoluto, cuando por fin llegaron, los recibieron Camila y Emma, ambas mujeres estaban muy preocupadas por Valeria, luego de que esta saliera de improviso de casa.Marco acompañó a su esposa a la habitación, le ayudo a entrar al baño para que se aseara, aprovechando esto, el hombre saco una maleta del cambiador, comenzó a sacar varias mudas de ropa, por momentos se sentía culpable al recordar cómo le había hablado a su mujer, la cual estaba embarazada; sin embargo, ya no pudo contenerse. Luego de escuchar que había ido a casa de Pietro en su búsqueda, con ello quedaba claro, cuál era la razón por la que ella había visitado esa casa a tales horas, no tenía que ser muy listo para darse cuenta de que su matrimonio se estaba yendo al carajo.— Marco, ¿qué estás