~M E L I S A P A R K E R ~ 🥀 Apenas eran las ocho de la mañana, y ya estaba peleando con mi madre. Todo porque, como siempre, estaba del lado de Dylan. Había madrugado con la esperanza de evitarlo después de lo de anoche, pero aquí estaba, en la mesa del desayuno, sintiendo que todos mis esfuerzos habían sido en vano. —¿Alice, tú qué opinas? —pregunté con tono cortante, buscando una aliada en ella. Alice, siempre leal, dejó su taza de té en la mesa y se cruzó de brazos. —Opino que usted tiene razón, señorita. No debería haber dudado ni un segundo. Llevan años juntos; es como si él no la conociera. —Su voz, aunque suave, tenía una firmeza reconfortante. Mi madre soltó un suspiro dramático, acompañándolo con un rodar de ojos. Estaba claro que su favorita era Dylan, y eso no iba a cambiar. —Ustedes están equivocadas. —La indignación se reflejaba en cada palabra. Suspiré, cansada de la conversación, y cambiamos de tema. Hablamos de moda y, más tarde, de mis negocios
~M E L I S A P A R K E R ~ 🥀 Me encontraba en mi enorme clóset, rodeada de filas interminables de vestidos, zapatos y accesorios. Nueva York siempre imponía su elegancia, y esta noche parecía ser especial. Había preguntado a Dylan si la cita sería formal o informal, y él, fiel a su estilo, respondió con un ambiguo "formalmente informal". Esa respuesta no me ayudó mucho, pero después de pensarlo, opté por un vestido negro que me quedaba justo por debajo de las rodillas, con un corte en V sutil en el escote. Elegante pero discreto, justo en el punto medio. Una vez lista, Dylan llegó puntual. Su atuendo casual pero sofisticado, con una chaqueta deportiva y una camisa blanca, complementaba perfectamente mi elección. Subimos al auto y, para mi sorpresa, nos dirigimos a Brooklyn. No era habitual que saliéramos de Manhattan, pero el cambio se sentía emocionante. —Brooklyn, me gusta. —dije, observando las luces cálidas que iluminaban las calles, muy diferentes al brillo imponente
~M E L I S A P A R K E R ~ 🥀 Nos encontrábamos en la sala de reuniones del corporativo Parker. La atmósfera era solemne, marcada por el eco del reloj que colgaba en la pared. Mi padre, Alex y yo estábamos sentados alrededor de la gran mesa de madera pulida, esperando que Dylan firmara los contratos que lo convertirían en el nuevo encargado de dirigir los negocios. Mi corazón latía con fuerza; sabía lo que esto significaba, no solo para nuestra empresa, sino también para nuestra relación. —Dylan, como sabes, esto es totalmente confidencial. Ante todos, la responsable de que todo marche bien será Melissa. —dijo Alex mientras firmaba su parte de los documentos. Dylan asintió con seriedad, tomando el bolígrafo con firmeza. —Por supuesto, no tienen de qué preocuparse. —respondió con seguridad mientras estampaba su firma en las hojas que Alex le pasó. Cuando todo estuvo listo, mi padre se levantó y extendió la mano hacia Dylan con una sonrisa aprobatoria. —Bien, eso es to
~M E L I S A P A R K E R ~ 🥀 El tiempo parecía volar. Cinco meses habían pasado desde que Dylan asumió su nuevo puesto, y aunque nuestra relación seguía avanzando, cada día era un reto. Dylan estaba cada vez más ocupado con sus responsabilidades, lo que lo alejaba de mí y de cualquier momento para nosotros. Mientras tanto, el corporativo crecía a pasos agigantados, y Alex seguía siendo el pilar que mantenía todo funcionando. Ese día, había quedado con Dylan para comer juntos en su restaurante favorito. Llegué puntual, como siempre, y me acomodé en una mesa junto a las ventanas, donde las luces de Nueva York se filtraban con calidez. Pasaron veinte minutos. Luego treinta. Dylan no llegaba. Me sentía inquieta, pero traté de no pensar lo peor. —Señorita, ¿está lista para ordenar? —preguntó el mesero con una sonrisa profesional. —No, gracias. Estoy esperando a alguien. —respondí cortésmente. Miré mi teléfono de nuevo. Nada. Ni un mensaje. Nada que me indicara que Dylan s
~D Y L A N A D L E R ~ 🥀 ¿Lo había arruinado? Por supuesto que sí. No podía evitar sentirme como un completo idiota. No tenía excusas, ni justificaciones que valieran para que Melissa me perdonara. La había dejado plantada, algo que jamás pensé que sería capaz de hacer. Y ahora, su rostro lleno de tristeza era como un eco constante en mi mente. Estuve toda la tarde encerrado con Andrew, hablando sobre el nuevo negocio que Alexander había estado mencionando durante semanas. Sabía que era importante, pero no lograba concentrarme. Andrew hablaba y sus palabras se mezclaban con mis pensamientos, volviéndose un murmullo lejano. Todo lo que podía imaginar era a Melissa, esperando, mirando el reloj, preguntándose por qué no llegaba. La escena en mi cabeza me consumía. Era la primera vez que fallaba de esta manera, y el peso de esa realidad me aplastaba. —¿Dylan, amigo? —Andrew me miró con preocupación desde el otro lado de la mesa—. ¿Estás bien? Intenté componerme, pero la cu
~M E L I S A P A R K E R ~ 🥀 Por un momento, quise dejar de lado mi enojo con Dylan. Quise ceder, abrazarlo y fingir que nada había pasado. Pero una parte de mí se negó. Si lo perdonaba tan fácil, ¿qué le impediría hacerlo de nuevo? ¿Qué pasaría la próxima vez? No podía permitir que tomara nuestra relación a la ligera. —¿Estás segura de que quieres ir con nosotros a Seattle? —preguntó Kate mientras me ayudaba a cerrar la maleta. Asentí, aunque la duda se instaló en mi pecho. —Sí. Hace mucho que no paso tiempo con ustedes, y Alex me dio permiso de manejar algunos negocios que tiene allá —respondí, sin atreverme a mirarla a los ojos. Ella guardó silencio por un momento, como si estuviera sopesando sus palabras antes de hablar. —¿Tú y Dylan tienen problemas? Dejé de doblar mi ropa y, por primera vez desde que iniciamos la conversación, la miré de frente. —Me dejó plantada en la comida de ayer —confesé en voz baja—. Lo esperé por más de una hora
~M E L I S A P A R K E R ~ 🥀 Dylan estaba esforzándose. Lo veía en cada pequeño detalle, en su forma de hablarme, de buscarme, de demostrarme que quería hacer las cosas bien. Me estaba arreglando para salir a cenar con él, revisando mi clóset en busca de algo adecuado. —¿Cuál se supone que es el código de vestimenta? —pregunté mientras deslizaba los dedos por la tela de mis vestidos. —Elegante, sin duda alguna —respondió él desde la cama, donde estaba tumbado con la vista fija en el techo. Salí del clóset y lo observé por un momento. Había algo en la forma en que estaba recostado, tan relajado, tan cómodo en mi espacio, que me hizo sentir en calma. Mi yo de dieciséis años jamás se habría imaginado así con él, con tanta familiaridad, con tanta certeza. Y entonces, las palabras de Alex resonaron en mi mente. “Tienes dieciséis años, no estás enamorada.” Dylan debió notar que me quedé atrapada en mis pensamientos, porque su voz me trajo de vuelta. —¿En qué tanto pie
~ D Y L A N A D L E R ~ 🥀 Cuando estás frente a la mujer que amas, todo lo demás desaparece. Las luces de la ciudad, el murmullo de las conversaciones cercanas, incluso el ruido lejano del tráfico… todo se vuelve un eco distante cuando sus ojos se encuentran con los tuyos. Y en este momento, mientras la observo con la tenue iluminación del restaurante reflejándose en su piel, sé con certeza que estoy tomando la decisión correcta. Mi madre siempre decía que cuando encontrara a la chica indicada, el destino se encargaría de ponerla en mi camino una y otra vez. Que no importaría cuánto tratáramos de huir, cuánto nos esforzáramos por perdernos el uno del otro, siempre terminaríamos coincidiendo. Y eso me pasaba con Melissa. Había sido así desde el principio. No importaban los años, los errores, las distancias… De alguna manera, siempre terminábamos de regreso en el mismo punto: juntos. Era imposible que, después de todo lo que hemos vivido, ella no fuera la mujer para mí.