Narra Elizabeth:

Cuando mi amiga confesó que ella había sido mi cómplice, fue enviada al calabozo por mi culpa. Le suplique y me humille ante el gran Alpha supremo, pero nada sirvió para que le perdonara la vida; me llevaron a fuerzas a mi habitación al lado de mis dos pequeños dejándonos encerrados; sentí demasiada impotencia al punto que empecé a romper cada uno de los objetos que se encontraban aquí llamando la atención, en medio de los sollozos de mis dos niños hasta que Gabriel abrió la puerta, ganándose que casi le cayera en la casa un vaso de vidrio.

— ¿Qué te pasa? estas descontrolada — Manifestó cerrando la puerta para agarrarme de las manos —, Estuviste bien un año ¿qué sucedió?

— Me mentiste, por tu culpa no sabemos dó