Capitulo 1. Mirada

Veía pasar los arboles uno detrás del otro atreves del cristal del coche, el otoño de ese año era verdaderamente hermoso. Ese contraste del color de las hojas de los arboles era precioso, Amy contemplaba el campo no con gran asombro ya que en su casa también lo admiraba cada año.

Baja la vista divisando su pierna, ya no estaba enyesada. Se había recuperado por completo de la misma, puesto que hace un año que había sufrido aquel fatídico accidente.

—Estoy segura de que te ira bien en este lugar —le dice su tía, a lo que ella no le presta mucha atención que digamos. Vuelve a llevar la vista al campo.

Desde que fue dada de alta, su tía y ella vivieron por un tiempo en la casa de sus padres, por ser hija única heredaba absolutamente todo lo de sus padres. Se podía decir que era la adolescente más rica que existiera, pero eso no le importaba si sus padres no estaban con ella.

Sin embargo tenia responsabilidades con el negocio familiar, pero por ser menor de edad su tía se haría cargo de todo.

—Tengo muchas cosas importantes que atender, tus padres dejaron una gran cantidad de trabajo que no se puede dejar descuidado. Lamento mucho que tengamos que hacer esto, sé que no nos llevamos muy bien, pero es la única manera que se me ocurre de que estés bien y atendida.

—Ya te dije que no era necesario.

—¡Lo es!, tu madre me mataría si te dejara a la deriva. Vivir en esa casa en el bosque no era una opción.

—En un mes cumpliré 18 años, ya no soy una niña. Pudiste dejarme en paz en casa, allá me siento mejor.

—Sigues siendo una niña que no sabe mucho de la vida. Y sabes muy bien que yo no sé nada sobre como criar a nadie, por esa razón no tuve hijos. Además no está bien que te quedes sola en casa, necesitas hacer amigos.

Amy gira el rostro y observa a su tía a su lado, era idéntica  su madre, hasta se vestían muy parecido, no obstante no era su madre. Luego ve al chófer que siempre la llevaba al colegio, y termina por girar el rostro hacia la ventana.

—Solo quieres deshacerte de mí, es más fácil que seas sincera contigo misma o que mientas diciendo que te preocupas por mí.

Camil ensancha la mirada al escuchar aquellas frías palabras, desde que su sobrina y ella vivían juntas todo era un desastre total. Amy le contestaba la mayor parte del tiempo y siempre terminaba en discusión.

No se la llevaban nada bien a decir verdad.

—No hay razón para que digas una cosa como esa, cuando sabes bien que no es verdad. Ya hemos hablado de esto, así que no es necesario que te expreses de esa manera.

—Te recuerdo que soy la dueña de todo lo que estas tocando, y cuando cumpla los 18 podre hacerme cargo de todo si me da la gana. Así que no me hartes tía.

—Bien, si quieres hacerte cargo de todo hazlo Amy Grey, sabes que no me importa. Por mi mejor, me libro de tener que viajar por todo el mundo resolviendo los problemas que tú deberías estar atendiendo.

—Sabes que no puedo hacerlo…

Contesta tan fríamente mientras seguía mirando por la ventana, las casas comenzaban a aparecer en la vía, eran residencias bastante bonitas y elegantes.

—Entonces, no me colmes la paciencia con tus comentarios tan fríos y de mal gusto, por esta razón estamos haciendo lo que hacemos, no creas que lo hago para deshacerme de ti. Lo hago es para que tu mal genio desaparezca.

—Eso no va a pasar, no me interesa cambiar. Eres muy ilusa al pensar que llevándome a ese lugar conseguirán que yo cambie.

Camil mira a su sobrina con un poco de tristeza.

—Amy, tus padres llevan muertos un año. No deberías seguir con esa actitud solo porque ellos no están. La vida sigue, y tú debes hacerlo también. Tu madre era mi única hermana, no tienes idea de lo que se siente perder a tu gemela, yo también paso por momentos duros, pero sigo adelante.

—Somos muy diferentes.

La mujer pone los ojos en blanco.

En eso, el coche pasa frente a una enorme mansión que llama la atención de Amy. La joven entre abre los labios y se le queda mirando como embelesada a aquella residencia. Era bastante diferente a las demás casas, puesto que era más grande y el doble de lo elegante.

Sigue mirando la mansión por el vidrio de atrás del coche hasta que los arboles la cubrieron… la joven se sienta bien en el asiento mientras mantiene la mirada fruncida, luego esa casa nota que no hay más residencias, solo campo abierto y algunos árboles que daban sombra.

El coche dobla una redoma y es cuando la joven ve el levantamiento de un imperio, era el final del camino, y justo en esa loma se encontraba como una especie de palacio.

—¡Aaahh! Es toda una belleza, ¿no lo crees?

—Parece una prisión.

—¿De qué hablas? ¡Si es hermoso!

—¿Es un colegio o una cárcel a donde me has traído? —Amy mira  su tía con cara de sarcasmo.

—Sí, ya sé que me hablas con sarcasmo.

El chófer les abre la puerta del coche y la pelinegra divisa aquel colegio ante ella, aplana los labios al ver donde pasaría el resto de sus años, unos que no esperaba que fuesen tantos. Su intención era estudiar algunos años y luego largarse.

Tomar las riendas de los negocios de sus padres no le interesaba mucho que digamos, no quería ser esclava de su trabajo.

—Bueno, ya estamos aquí. Vamos a ir a conocerlo ¿no?

—¿Tengo opción?

—Dios mío, no puedo con tu actitud.

Ambas caminan a la puerta principal del colegio, en cuanto entran son recibidas por una mujer de uniforme grisáceo, un peinado de monja y gafas. Se veía bastante estricta.

—Buenas tardes, soy la señora Irina. La directora del internado D. McBride un placer y que gusto recibirlas—la mujer sonríe, Amy nota que la señora no llevaba ni una gota de maquillaje en su rostro.

 —Hola, mucho gusto, me llamo Camil y esta es mi sobrina Amy.

—La señorita Grey, que bueno tenerla en nuestra institución.

—Lamento no poder decir lo mismo.

Su respuesta provoco que la señora Irina dejara de sonreír a cambio miro a Camil quien moría de la vergüenza.

—Bueno, así son los jóvenes —se excusa avergonzada.

—Muy bien, síganme. Este es un internado mixto, pero las niñas duermen de un lado y los chicos muy retirados de ellas, sin embargo toman clases juntos, pero bajo supervisión.

—¿Supervisión?

—Sí, evitamos que los chicos tengan mucho contacto con las niñas, no queremos inconvenientes—la mujer con rasgos refinados sigue caminando con su cabeza erguida —. Aquí le enseñamos a las niñas bien portadas a ser unas damas y evitar el mal vocabulario, también ofrecemos una larga lista de actividades extracurriculares.

Amy pone los ojos en blanco, cuando recibe un codazo de su tía. La joven ensancha la mirada y su tía la mira con expresión de enojo.

—Cuando se haya acomodado, podrá tomar alguna de las actividades disponible. Como sabe han llegado un poco tarde, así que las clases están algo avanzadas, espero que pueda ponerse al día señorita grey.

—Lo intentare.

—Intentar no es suficiente, pero es aceptable de momento. Las luces se apagan a las 10 luego de esa hora ninguna niña debe estar fuera de su alcoba, en caso de ser así recibirá una amonestación nada gratificante.

—¿Me meten a un armario oscuro o algo así?

—¡AMY!

—No —la directora se detiene —. Las ponemos hacer trabajos en el colegio, limpieza, oficios, cocinar, y otras actividades interesantes —la mujer la mira con un poco de intimidación.

Y ese instante Amy pensó que esa mujer pretendía causarle miedo, pero de eso nada.

—Te pregunte si me trajiste a la cárcel —mira a su tía con fastidio.

—Discúlpela, ella… bueno, es un poco fuerte su carácter.

—No se preocupe, aquí recibirá una buena educación. Pronto no la reconocerá de lo bien portada que se convertirá.

La pelinegra observa a la directora fijamente, quizás esa mujer le causara muchos problemas.

—Sigamos… su habitación ya fue alistada, y sus documentos de inscripción archivados. Mañana mismo podrá comenzar sus actividades como las demás chicas, su horario de clases se encuentra en su recámara junto con sus uniformes.

—Odio usar uniforme.

—Las reglas son fáciles, usa correctamente el uniforme o se le castiga en el área de la lavandería ayudando a lavar y planchar. El uniforme es una parte fundamental del colegio, así que no empecemos con el pie derecho y le recomiendo que lo use como se debe.

Las tres mujeres suben las escaleras hasta el tercer piso, caminan por un largo corredor y al llegar al final del mismo la directora abre una puerta. Entra en el cuarto y Amy se da cuenta de que es una habitación bastante grande para ser un colegio.

La joven camina hacia la ventana y nota que es muy alto para escaparse, luego levanta la vista y desde allí puede divisar perfectamente aquella mansión que llamo su atención. Se le queda mirando nuevamente atontada.

—Como vera, no podrá escapar desde este piso. Sus cosas las traerán en un momento y podrá acomodarse como guste, mientras, sigamos dando un recorrido por el colegio para que conozca bien todo, y su tía también.

—Eso suena bien.

La voz autoritaria de la directora era molesta, era bastante intuitiva, pero a ella no le importo, solo seguía mirando aquella casa desde su cuarto. Era increíble que tuviera tan buena vista desde allí.

—Vamos, no te quedes —su tía la toma del brazo y la jala fuera del recámara.

—Estas son sus llaves, trate de no perderlas por favor.

Ella toma las llaves de su prisión y suspira, si sus padres estuvieran vivos no hubieran aprobado aquella escuela. Entendía las razones de su tía, iba a estar viajando mucho y no la podía atender como se debía.

Para ella más fácil deshacerse de su sobrina que atender sus necesidades. Aunque no las tuviera a decir verdad. Solo necesita un momento para ella, no quería ir a la escuela, ni salir de casa. Pero la estúpida terapeuta le recomendó que necesitaba interactuar con amigas.

Y como no… se escapa del colegio para ir a cualquier parte hasta que su tía se hartó de su comportamiento, por eso busco el mejor internado para señoritas que existiera en Inglaterra. Tuvieron que viajar de Nueva York a Inglaterra, según su tía no se fiaba de meterla en uno de Estados Unidos.

Y tenía razón, podía escaparse y sería peor. En cambio en ese, la cosa era otra. Por un momento pensó que lograría escaparse, pero con esa directora que seguramente tendría los ojos puestos en ella; le sería imposible fugarse.

Quizás y no resultara tan malo quedarse allí, al menos tenía un cuarto para ella sola. No es que se estuviera resignando, pero allí se respiraba otro ambiente y en su casa todo le recordaba a sus padres.

Sigue a la directora por todas partes, visitaron salones, conocieron algunos profesores y empleados, la escuela tenía una piscina, cancha de tenis y pare de contar.

No estaba nada mal, pero seguía queriendo estar sola un rato.

—Los romances están prohibidos, por eso mantenemos separados a los chicos de las chicas. Únicamente familiares pueden venir a visitar, y son días muy específicos.

—Sí, entiendo…

Amy vio a la directora alejarse con su tía y ella se quedó paraba a mitad de un corredor, se da la vuelta y regresa sobre sus pasos, camina hacia un jardín verdoso cubierto por algunas hojas color naranja.

Divisa un asiento para sentarse en él, mira la hora en su reloj, a esa hora todas esas chicas de ese colegio estaban en clases, al día siguiente seria duro para ella para tratar de evadir a todas ellas. No le interesaba hacer amigas.

El internado estaba bien, pero era un asco por lo que tenía que pasar.

—Me han traído a la cárcel —musita soltando el aliento.

—Siempre creí que era un hermoso internado, nunca imagine que aparentara ser una cárcel.

Amy se sobresalta al escuchar la voz de un hombre, la joven se pone en pie y retrocede varios pasos al ver a un hombre detrás de ella observándola fijamente.

Mira a su alrededor notando que estaban solos en el jardín, su corazón comenzó a palpitar frenéticamente ante la mirada inquisitiva de ese extraño y justo en ese momento se preguntó, ¿Quién demonios es este?

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