Mielle miraba a su alrededor desinteresadamente mientras sorbía de su cosmopolitan, habían pasado varias semanas desde lo que le había pasado a su bebé y ella se la había pasado en la cama llorando, pero su marido la había obligado a venir a esta reunión que era importante para él así que ahora estaba en una fiesta social de élite, pero manteniendo su distancia de otras personas, no tenía ganas de hablar.
La élite se arremolinaba a su alrededor, pero Mielle se sentía como una extraña, ajena a las conversaciones y risas de la gente que la rodeaba. Sus ojos, una vez brillantes, ahora tenían una triste opacidad, que reflejaba el dolor que había soportado. Gavriel estaba ocupado circulando entre los invitados, participando en charlas sociales, pero vigilaba atentamente a Mielle, tratando de evaluar cómo se encontraba en medio del mar de personas. Mielle, por su parte, se fue a un rincón apartado de la casa. Su esposo le había dicho que sonriera, pero ella no estaba de humor y no quería hacerlo, así que se aisló de todos y esperó que todo terminara pronto. Mientras Mielle se retiraba en silencio a un rincón apartado, la mirada atenta de Gavriel la siguió. Estaba muy consciente de su comportamiento y sabía que obligarla a asistir a una reunión social tan pronto después de su pérdida probablemente no era la mejor idea. Al ver su expresión distante y desinteresada, Gavriel se acercó a ella. Se apoyó contra la pared junto a ella, manteniendo una distancia respetuosa, pero lo suficientemente cerca para que solo ella pudiera escuchar. "Debería haber contratado una escort, unos cuantos dólares y sonreiría más que tú", comentó, notando su falta de compromiso con los demás. "Pero supongo que a veces mi marido no es tan inteligente, ¿no?" respondió ella, acostumbrada a sus palabras hirientes, y bebió su bebida. Sabía que no debía tomar aún debido a su medicación pero, ¿qué importaba? Ya no le importaba nada. Gavriel sonrió burlonamente ante la brusquedad de su respuesta. Sus cejas se alzaron ligeramente, indicando su diversión. "Oh, entonces ahora estás siendo agresiva, ¿no?" respondió burlonamente. Dio un paso más cerca de ella y habló en voz baja. "Realmente sabes cómo arruinar una velada perfecta, ¿no? ¿No puedes fingir por unas horas?" "Debiste traer a Melissa, estoy segura que tiene una sonrisa hermosa, lástima que no tenía invitación." respondió ella sin mirarlo, sí, ella sabía que su exnovia ahora era su amante, se había enterado cuando aún estaba embarazada. La sonrisa burlona de Gavriel se hizo más amplia ante su comentario, obviamente divertido. "Eres observadora", respondió con picardía. "Por supuesto, Melissa sería la ideal para eventos como este. Ella sabe cómo desempeñar bien su papel, algo de lo que podrías aprender un par de cosas". "Qué lástima que sea de clase baja." se lamentó ella, imperturbable ante sus palabras; ya nada podía hacerle daño. La expresión de su rostro cambió cuando le recordó la razón por la que no se había podido casar con ella, porque era pobre. Lo vio abrir la boca para responder cuando la llegada de un personaje llamó la atención de todos. Gavriel estaba a punto de replicar con dureza cuando se hizo el silencio en la sala. Volteó la mirada para ver qué había causado la interrupción y su expresión se ensombreció al reconocer al recién llegado. Se trataba de Tristan Diamond, el alcalde de la ciudad y el hombre más rico del estado después de él, quien llegó de la mano con su esposa y sus hijas gemelas. La expresión de Gavriel se ensombreció aún más cuando Tristan Diamond y su familia hicieron su entrada triunfal. La vista del alcalde y sus riquezas solo avivó su desagrado por el hombre. Murmuró en voz baja, con la voz llena de amargura. "Por supuesto, el alcalde y su perfecta familia tuvieron que hacer una aparición llamativa". Mielle no dijo nada pero lo sabía, sabía que lo odiaba, cuando el señor Diamond llegaba, Gavriel siempre se quedaba en segundo plano, dejaban de lamerle los zapatos para ir a por el señor Diamond. Mielle solo miró su entrada brillante para ir a saludar a la familia anfitriona de la fiesta. Gavriel mantuvo su mirada fija en Tristan Diamond, que saludaba al anfitrión y a los demás invitados, y apretó visiblemente la mandíbula. Ver cómo la gente se acercaba al rico alcalde y lo dejaba en un segundo plano lo hizo hervir de frustración. Se volvió hacia Mielle y habló con los dientes apretados. "Guárdate tus comentarios para ti esta noche y sonríe, tenemos que causar una mejor impresión que ellos". Mielle miró al hombre por un momento, era un hombre de cabello oscuro, su expresión facial era seria con cejas rectas y fruncidas, su nariz era recta y afilada dándole un aire de apariencia aristocrática por naturaleza. Era alto y delgado, no se le veía mucho debido a su traje oscuro pero sus músculos no eran excesivamente voluminosos pero sí parecía fuerte a primera vista. Su esposa también era una hermosa mujer rubia de cabello corto y apariencia elegante y clásica. Sus hijas eran similares a su madre pero tenían su propio encanto adorable pero a la vez elegantes y apropiadas al momento de saludar. La familia perfecta. Gavriel notó la mirada observadora de Mielle hacia la familia de Tristan Diamond. Sabía exactamente lo que estaba pensando y una punzada de amargura lo recorrió. "Guárdate para ti lo que pasó con tu hijo. No quiero que les des lástima a los demás. No quiero que nos vean con lástima esta noche", dijo, dando un paso hacia adelante, listo para regresar con la gente. Mielle apretó con fuerza el cristal de su copa y sintió que explotaba entre sus dedos al tocar un tema tan sensible para ella. Podía sentir las miradas pero sus ojos solo miraban a Gavriel con desprecio. Los ojos de Gavriel se abrieron de par en par por un momento cuando el vaso se rompió en la mano de Mielle, atrayendo la atención de los invitados cercanos. Miró a su alrededor y notó que había varias miradas curiosas sobre ellos. Al comprender rápidamente la causa de su reacción, sintió una mezcla de incomodidad y enojo. "Tú..." susurró entre dientes. "¿Quieres avergonzarme esta noche?" murmuró en voz baja para que la gente no lo escuchara. Mielle miró a su alrededor y notó que todos la miraban, o al menos a su mano herida, incluso la familia Diamond la miraba a la distancia, ella podía ver como el jefe de la familia la miraba a la distancia pero su mirada volvió a Gavriel. "Iré a que me curen la mano." Se abstuvo de decir nada más y pudo usar su mano como pretexto para salir de la vista de aquellas miradas asfixiantes, que si no la veían con lástima por su bebé, la miraban con desprecio o la juzgaban. Gavriel apretó la mandíbula al verla usar el pretexto de su mano herida para escapar de la multitud. Quería protestar y mantenerla a su lado. Pero frente a toda esa gente, tenía que mantener la calma. Se tragó la frustración y forzó una expresión neutra en su rostro. "Bien", dijo con los dientes apretados. "Pero no tardes demasiado. Tenemos gente a la que impresionar esta noche". Mielle se dio la vuelta y se escabulló antes de que alguien la detuviera en el camino, ella solo quería huir y descansar de todas esas personas a las que no les agradaba. Gavriel la vio alejarse y desaparecer entre la multitud. Sintió una mezcla de ira y frustración. La tendencia de Mielle a reaccionar impulsivamente cuando sus emociones la abrumaban, al igual que sus acciones esa noche, siempre había sido un punto de tensión entre ellos. Respiró profundamente y trató de recuperar la compostura antes de volver a socializar con los demás invitados. A medida que avanzaba la noche, Gavriel continuó con sus conversaciones e interacciones con los invitados, asegurándose de mantener una expresión neutral y serena. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos por concentrarse en las tareas de la noche, sus pensamientos se dirigieron a Mielle. Seguía preguntándose qué estaba haciendo y por qué tardaba tanto en regresar. Mielle, por su parte, fue al baño a lavarse la sangre y se colocó papel higiénico encima hasta que dejó de sangrar. Una vez que la herida mejoró, la envolvió con su pañuelo y se miró al espejo. Estaba pálida y aunque se había maquillado, se veía muy blanca y tenía ojeras. Mielle no pudo evitar mirar su reflejo en el espejo. Su tez, normalmente sonrosada, ahora estaba pálida y demacrada, sus ojos carecían de su brillo habitual. El maquillaje no lograba ocultar por completo las ojeras que habían aparecido bajo los ojos, y su apariencia general delataba el dolor y la pena que había padecido. Aunque ella no había querido mostrarlo delante de la gente, sus pechos aún empezaban a producir leche a pesar de que ya no estaba embarazada, y esto a veces le causaba fiebre, por lo que empeoraba la situación. En su soledad, Mielle también libraba una batalla interna contra los efectos físicos de la pérdida de su bebé. Sus pechos producían leche, lo que le causaba malestar y fiebre, lo que añadía una capa más de dolor a su ya estado emocional. Se sentía frustrada, no solo porque su cuerpo le recordaba la pérdida, sino también porque no podía ocultárselo por completo a los demás. Mojándose ligeramente la frente, ya que llevaba maquillaje y no podía lavarse la cara completamente debido a la fiebre, se tomó unos minutos de descanso antes de volver a salir para salir del baño. Mientras salía del baño a trompicones, Mielle sintió un fuerte impacto en el hombro. Era una presencia firme que la hizo tambalearse hacia atrás y, por un momento, se sintió desorientada. Una vez que recuperó el equilibrio, miró hacia arriba y vio a la persona que había chocado contra ella. Y allí estaba, de pie frente a ella, el hombre que Gavriel odiaba: Tristan Diamond. "Lo siento..." se disculpó en voz baja mientras se tocaba la frente, un poco mareada, quería decir más pero solo alcanzó a hacer una pequeña reverencia en forma de disculpa. Tristán levantó una ceja ante su disculpa y la inspeccionó con su mirada penetrante. Notó su palidez y la forma en que se tocaba la frente, como si se sintiera mareada. "Está bien", respondió con voz profunda y mesurada. "No estaba prestando atención. ¿Estás bien?", preguntó con una sutil preocupación en su tono. "Estoy bien." respondió ella, levantando la cabeza pero volviéndola a apoyar en su mano. Era una situación extremadamente incómoda. "Disculpe." asintió de nuevo, intentando irse de nuevo. Tristán la observó atentamente mientras intentaba irse. Su palidez y la forma en que apoyaba la cabeza en la mano no pasaron desapercibidas para él. Se puso delante de ella, bloqueándole el paso. "No te ves nada bien", dijo, con voz ligeramente firme pero no cruel. "Siéntate antes de que te caigas". "Estoy bien, mi marido me está esperando." dijo notando su preocupación por ella. Al parecer, él aún no sabía quién era su marido y por eso estaba siendo amable, a su manera. Tristán se apoyó contra la pared, cruzándose de brazos, aparentemente divertido por su respuesta. La recorrió con la mirada de pies a cabeza, estudiándola por un momento antes de hablar. "Hmm... ¿Es así?" dijo, con un dejo de burla en su tono. "¿Y quién, si se me permite la pregunta, es su marido?" "Un demonio que no tiene cola ni cuernos." Respondió ella, irguiéndose para salir al público y hacer como si nada estuviera pasando. Hablaba en voz baja y se dio la vuelta. Tenía que volver con su marido o le reprocharía su ausencia en la fiesta. Tristán se rió suavemente ante su respuesta, encontrando divertida la descripción y su respuesta. No se movió de su posición, apoyado contra la pared con una sonrisa pícara en su rostro. "Un demonio sin cola ni cuernos... Interesante descripción", comentó. "Y aun así te las arreglas para llamarlo tu esposo. Qué fascinante". Mielle giró la cabeza para mirarlo y lo miró con expresión cansada, pero rápidamente la ocultó. "El espectáculo debe continuar, señor Diamond". Tristán enarcó una ceja, sorprendido por su breve mirada. Captó un atisbo de su expresión cansada antes de que ella intentara ocultarla. "Ah, el espectáculo debe continuar, de verdad". Hizo eco de sus palabras, su tono teñido de un dejo de sarcasmo. "Siempre estamos haciendo una actuación, ¿no? Incluso cuando no podemos ocultar las grietas que hay debajo". "Se gana al pueblo con votos, usted debería de saber mejor cómo funciona esto", dijo asintiendo a modo de despedida antes de seguir su camino. Tristán la observó mientras se alejaba, siguiéndola con la mirada. No pudo evitar encontrarla intrigante ahora. Hablaba con un lenguaje mordaz, un rasgo que él admiraba a su manera. "Así que eres mordaz", murmuró, su interés despertó. "Tal vez no seas solo la esposa obediente de Gavriel después de todo".Mielle miró a su Gabriel y pudo ver que estaba molesto pero no le importaba, no soltaría la botella de vino aunque él la matara con su mirada.Se sirvió otra botella de vino e ignoró al colega de su marido y a su esposa en la cena de negocios que estaban teniendo, no le importó.Gabriel observó el comportamiento de Mielle con una mezcla de irritación y fastidio. Odiaba cuando ella actuaba de esa manera en público, especialmente frente a sus colegas. Se reflejó mal en ambos, como pareja y como individuos.Apretó la mandíbula discretamente, forzando una expresión neutral en su rostro. Miró a su colega y a su esposa, quienes sin duda se habían dado cuenta de la situación, y maldijo en silencio a su esposa por su actitud desafiante.Mielle ni siquiera tocó su comida y se concentró en el vino que parecía ser de reserva especial e incluso había logrado marearla un poco, pero al menos ya no estaba triste.Gabriel supervisó discretamente la ingesta de vino de Mielle y notó cómo descuidaba la
Mielle tomó un sorbo ligero de su copa de champán y tragó lentamente, ya que esta vez estaba siendo observada por su esposo y no tenía duda de que él le contaba las bebidas que había tomado esa noche, mientras Gabriel charlaba con algunos hombres, Mielle fue a sentarse en uno de los asientos vacíos, sola.La atención de Gabriel se volvió hacia ella cuando se sentó en el asiento vacío. Todavía estaba hablando con algunos de sus socios comerciales, pero su mirada estaba fija en su esposa, monitoreando cada uno de sus movimientos.No dejaba de mirarla durante toda la conversación, sus ojos vigilantes y atentos, notando cómo ella tomaba un sorbo de su copa de champán.Cuando la conversación llegó lentamente a su fin, se disculpó y caminó hacia ella, con una mirada severa en su rostro.Gabriel se acercó a su asiento y se paró frente a ella, mirándola con expresión de desaprobación. Notó que su vaso estaba vacío y que tenía un ligero rubor en las mejillas, señal de que probablemente había b
Mielle miró el periódico local y no pudo evitar apretarlo entre sus manos, allí estaba el apuesto alcalde de la ciudad, Tristan Diamond, un hombre bien parecido y guapo, junto con su radiante familia perfecta, en la portada del periódico, ese tipo de personas que solían tener una vida de ensueño y una felicidad que ella ni siquiera podía imaginar que tendría en su matrimonio.Se recostó en la silla y dejó el periódico para beber de su taza de té y suspiró, esas cosas solo le pasaban a gente así.Estaba sumida en sus pensamientos cuando escuchó que tocaban la puerta.Mielle dejó el té sobre la mesa y se levantó para abrir la puerta. Mientras se acercaba a ella, se preguntó quién podría ser, ya que rara vez recibía visitas.Con una ligera curiosidad y una mezcla de inquietud, tomó el picaporte y abrió la puerta con vacilación.Cuando la puerta se abrió, los ojos de Mielle se abrieron de par en par por la sorpresa al ver quién estaba afuera. Por un momento se le fue el aliento y pareció
“¡Cómo pudiste!”, gritó Mielle entre lágrimas mientras arrojaba una cuchara de madera a la cabeza de Gabriel, lágrimas de dolor brotaban de sus ojos mientras sollozaba.Gabriel se agachó a un lado, esquivando la cuchara de madera que Mielle le había lanzado. Se quedó allí, con una expresión imperturbable ante la escena emocional que se desarrollaba frente a él. Suspiró y se pasó los dedos por el cabello rubio, mirándola con una mezcla de fastidio e indiferencia. “No exageres, no entiendo cuál es el problema”, dijo.“¡La dejaste embarazada! ¡y ella vino personalmente a darme la buena noticia!” gritó furiosa mientras esta vez le arrojaba un salero de cristal muy caro, su mente estaba nublada y apenas podía pensar.Gabriel esquivó el salero que le arrojó Mielle, evitando por poco que se le rompiera en la cabeza. Cerró los ojos por un momento, la frustración se apoderó de su expresión. “¿Por qué estás siendo tan dramática?”, dijo, su voz adoptando un tono más agudo. “Sí, la dejé embaraz
Después de una larga discusión, Miellle ya harta sentenció.“No lo repetiré una vez más.” Dijo Mielle, deteniéndose frente a él. “Te casarás con ella y le pondrás tu apellido a ese niño, eso no es negociable.” Aunque solía tener una mirada dulce, ahora su mirada era fija y sin emociones.Los ojos de Gabriel se abrieron de par en par ante su demanda, una mezcla de sorpresa y enojo se formó en su expresión. No esperaba que ella respondiera con tanta firmeza y determinación, especialmente cuando se trataba de Melissa y su inminente hijo. Intentó mantener la compostura, pero su voz delataba un dejo de irritación. “¿De verdad vas a llegar a ese punto? ¿Haciendo exigencias ahora? ¿Quién te crees que eres, tratando de controlar mi vida y mis decisiones?”Mielle se quitó el anillo que llevaba en el dedo anular y tomó la mano de él para colocarla en su palma. “Si no quieres que mi familia rompa todos los lazos y negocios que tienen juntos, lo harás o yo me encargaré personalmente de ello”. T
El café estaba tranquilo y acogedor, el aroma del café recién hecho llenaba el aire. Mielle estaba sentada en una mesa pequeña cerca de la ventana, esperando pacientemente a que llegara Melissa.Después de unos minutos, sonó la campana que estaba sobre la puerta y Melissa entró en el café. Observó las mesas y, cuando vio a Mielle sentada sola, se acercó con paso seguro."Hola." saludó Melissa mientras se sentaba frente a Mielle, con una sonrisa educada en el rostro. Ya podía sentir la tensión en el aire. "¿Querías hablar conmigo sobre algo?""Gracias por aceptar mi invitación, pensé que no aceptarías, pedí un café descafeinado para ti, ¿no te importa?" preguntó Mielle levantando suavemente su taza, sabía que Melissa no podía tomar cafeína."No, para nada." respondió Melissa, con una sonrisa un poco forzada. Le había sorprendido un poco que Mielle la hubiera invitado a reunirse, pero tenía la sensación de que tenía algo que ver con Gabriel. Bebió un sorbo de café descafeinado. "Entonc
Mielle suspiró pesadamente mientras dejaba caer al suelo la última caja que necesitaba llevar a la casa, se sentó en el suelo y miró lo que era la sala de estar y estaba completamente vacía.Aún faltaban muchas cosas ya que había salido de la casa de Gabriel a toda prisa y no quería verlo más, ni a ella ni a Melissa que probablemente ya se estaba mudando con su pronto ex marido, así que ya no era su problema.Mientras Mielle se sentaba en el suelo, rodeada de cajas de cartón vacías y una sensación general de vacío, no pudo evitar sentir una mezcla de tristeza y liberación. Finalmente estaba saliendo de esa relación tóxica y comenzando una nueva vida para sí misma. Pero al mismo tiempo, los recuerdos y emociones asociados con esa casa y Gabriel eran difíciles de eliminar.Se acercó a la caja que había dejado previamente en el suelo y la abrió sacando un pequeño capitel blanco de madera barnizada de color blanco sin ningún diseño más que una luna pintada en el centro de la caja.Eran
Mielle tomó un tragó profundo mientras se sentía sofocada en el grupo de chicas que hablaban. Quería regresar a su casa y a su cama.“Mielle, ¡qué sorpresa verte aquí! Aunque, sinceramente, no puedo creer que hayas venido después de todo lo que ha pasado. ¿Cómo estás aguantando toda esta gente? Debe ser difícil después de lo de Gabriel.”Mielle dirigió su vista a la persona que le hablaba y se encontró con una presencia no muy grata, allí estaba llegando Clara, la esposa de uno de los amigos de su ahora ex esposo.“Que gusto verte.” Saludó Mielle con una sonrisa cortés cuando la mujer se acercó hacía ella.“El gusto es mío, Mielle. Aunque debo decir que es admirable que te atrevas a venir. Debe ser todo un desafío estar aquí con lo que estás atravesando. La gente no deja de comentar sobre cómo están las cosas con Gabriel. ¿No es un poco incómodo?"Mielle notó la pequeña sonrisa que intentaba esconder debajo de sus palabras y suspiró, iba a ser una noche más difícil de la que esperaba.