En el corporativo, Alizza se preparaba para retirarse, Dante se acercó a ella.—¿Necesita algo señor Dante? Estaba por retirarme. —Preguntó extrañada, Dante nunca le dirigía la palabra.—¿Porqué? —Su cara demostraba la furia que sentía.—No entiendo. —No tenía idea de que la habían descubierto, estaba extrañada por el comportamiento de Dante.—¿Porqué lo hiciste? —La chica se inquieto al ver que la mirada que Dante le dirigía era de odio.—Me está asustando señor, no se a que se refiere. —Retrocedió unos pasos hacia atrás instintivamente.—No te hagas la tonta, pusiste aceite en las escaleras para que Nicole resbalara, tenemos pruebas. —Le dijo de una vez, tuvo que contenerse para no abofetearla, era una cínica.—Señor yo no se de que me habla. —La chica estaba aterrada al sentirse descubierta.Bruno entró en ese momento, la chica vio su cara deformada por el dolor y la furia que sentía, intentó salir corriendo.—Tú no vas a ningún lado, eres una maldita.. —Bruno la sostuvo por el bra
Alizza era interrogada, Bertha ya había declarado, ella insistía en que la mujer mentía, no trabajaba para nadie, ni tampoco había llamado.—Está mujer me odia, por eso trata de implicar me, no soporta que el jefe me prefiriera a mi. —Mentía intentando salvarse, había aceptado todo ante Bruno y Dante, pero ahora lo negaba.—Sí nos dices quien te ordenó hacer daño a la señora Leone, tal vez podríamos reducir tu condena, estás metida en un buen lío muchacha.—Le estoy diciendo la verdad, yo no he echo nada, Bruno y yo nos amamos, por eso esas mujeres me han tendido una trampa. —Pensaba hacerlos creer que Bruno mentía en cuanto a ella, sería su palabra contra la de él, pero pensaba arriesgarse.El policía salió del interrogatorio, enseguida llamó a Bruno para que declarará, Bruno acudió de inmediato, lo que la chica declaraba era muy diferente a lo que él había dicho.—Señor Leone, usted ha mentido en su anterior declaración, la chica dice que tiene una relación con usted, por eso su esp
Bruno se dirigió a casa de Gío, quería de vuelta a su mujer y a su hijo, lo recibieron con tal frialdad que pensó que estaba ante unos bloques de hielo, Rina y Gío lo observaban molestos.—Sí vas a tratar mal a nuestra hija, ¿para que la buscas?—La amo. —Dijo agachando la cabeza, se sentía avergonzado por su comportamiento.—¿Estás seguro? Porque si no lo estás, será mejor que te vayas, tus inseguridades hacen sufrir a nuestra hija.—Necesito hablar con ella, pedirle que me perdone.—Será la última vez que cometas una tontería y te permitamos acercarte a ella, y que quede claro que lo hacemos por nuestro nieto, si no fuera por eso, en la madrugada nos la hubiéramos llevado fuera del país.Bruno palidecio al escuchar esas palabras, no quería perderla de nuevo, no lo soportaría.Rina y Gío subieron, minutos después bajó Nicole, su semblante era muy serio.—¿Qué quieres aquí? —Tenía los brazos cruzados sobre su pecho, se veía que estaba muy molesta.—Qué vuelvas a mi lado junto con mi h
Nicole se sentía avergonzada, no podía evitar tener miedo durante las tormentas, los nervios la traicionaban, veía cosas que solo estaban en su imaginación.El domingo por la noche, Bruno llevó a Santi, el niño ya se había acostumbrados a estar con sus padres reunidos, los tres sufrían al despedirse, pero Nicole pensaba que sería bueno que Bruno tuviera tiempo de reflexionar sobre sus acciones.Bruno salió de ahí muy triste, necesitaba a su familia a su lado, entendía que se había equivocado una vez más al culparla.Cuatro meses después, Nicole había tomado el cargo de ambas empresas, la fusión se había llevado acabo, ahora eran el corporativo Rossano-Williams, decidió no cambiar los nombres para conservar la identidad de las empresas.Bruno ya no había visto a Nicole, ella lo evitaba, Sara se encargaba de recibir y entregar al n**o.Ese día por la noche, Santi se quedó con René y con Mara, Bruno tenía que acudir a una gala, se harían reconocimientos a diversos empresarios por sus log
Amadeus solo sonrió y se hizo a un lado, consideraba una tontería de esos dos estar alejados, Nicole al ver a Bruno empezó a reír, estaba demasiado mareada, en ese momento verlo le pareció gracioso.—Vamos, te ayudaré a entrar en tu casa.—Dijo tomándola por el brazo.—No quiero entrar en casa, quiero estar aquí contigo. —Dijo mientras hacía un puchero y pasaba sus brazos alrededor de su cuello.Amadeus que los observaba negó con la cabeza, se despidió de ellos, subió a su auto y se marchó, esos dos eran todo un caso, era mejor dejarlos solos, se amaban y vivían en un ir y venir que no era sano.—Anda, debes descansar, te llevaré adentro. —Ya sin Amadeus ahí el tono de voz de Bruno se suavizó, en su presencia siempre estaba a la defensiva.—Llevame contigo. —Bruno deseaba tenerla con él, pero conociendola cuando estuviera en sus cinco sentidos lo acusaría de aprovecharse de su estado y el problema con ella sería aún mayor.—Es mejor que por ahora descanses, si quieres mañana vendré po
Mientras tanto en Harlem, un barrio de Nueva York, un hombre corría apresuradamente, era perseguido por dos hombres, al dar la vuelta a una esquina logró ocultarse tras un gran contenedor de basura, los dos hombres que lo seguían pasaron de largo.En ese momento tomó su teléfono y marcó un número, al otro lado la voz de una mujer se escucho.—Aló.—¿Rina?—Sí.—Soy Coswell, mi madre me dio la tarjeta que le dejaste con tu número, tengo problemas, Sergio me ha localizado.—¿En donde estás? —Preguntó inquieta, ese hombre era el único testigo con el que contaba para atestiguar todo lo que Sergio le había hecho.—Estoy en Harlem.—Voy para allá inmediatamente, no te muevas de donde estás para que no te encuentren.—Estoy en la esquina del boulevard Frederick Douglas y la 145, llamame cuando llegues, dos hombres me están siguiendo.—OK, salimos para allá.—¿Qué pasa mamá?—Era Coswell.—¿Quién?—El enfermero que me ayudó a escapar, Sergio lo ha localizado, lo están siguiendo, iré para allá
BrunoEn la vida puedes soportar muchas cosas, algunas de ellas pueden ser menos agradables que otras, como por ejemplo tener una madre que se comporte como toda una hiena, esperen un momento, la mía lo es.Era muy pequeño cuando me abandono para irse tras un hombre, ¿qué clase de mujer hace eso?Ahora viene con el cuento de que me ama, como si fuera fácil que yo lo crea, tenía tan solo cuatro años cuando me abandono, necesitaba tanto de ella, recuerdo que anhelaba que mi madre me contará un cuento, nunca lo hizo, fingía quererme solo cuando estaba mi padre, cuando él se iba a la oficina, mi madre me dejaba en casa y salia a divertirse, cuando mi padre salía de viaje, ella también se iba y no regresaba por días, aún así yo la amaba, imaginaba que me quería.Cuando se marchó, mi padre me había organizado una gran fiesta de cumpleaños, ella salió de casa, ella le dijo a mi padre que iría a comprar mi regalo, que era una sorpresa, la fiesta comenzó y terminó, ella no regresó, mi padre es
Cada uno de ellos tenía una razón, un motivo para acabar con Sergio De Santis, en cambio él se sentía seguro de sí mismo, tenía la seguridad de que pronto acabaría con sus enemigos.Los mantenía vigilados, actuaría en el momento que considerará preciso.Bruno llegó temprano de la oficina, Nicole había cocinado su platillo favorito, después de comer, Bruno habló con Nicole.—Creo que es tiempo de que nos mudemos a la nueva casa, quiero que vayamos ahora mismo a escoger los muebles, nos cambiaremos en cuanto los lleven, ¿te parece?—Esta bien, vayamos a elegirlos. —Le hacia ilusión hacerlo.—¿Puedo ir con ustedes? —Preguntó Santi emocionado.—Claro que sí, tu elegirías los muebles de tu habitación.—Papá, ¿y los muebles de mi habitación de aquí?—Aquí todo se quedara como está, cuando lo deseemos nos podremos quedar acá. —A Santi le agrado escuchar eso, la decoración de su habitación le encantaba.Salieron para comprar los muebles, pasaron toda la tarde eligiendolos, en laú