Jamás había recibido tantos abrazos y besos, era una locura y hasta Verónica formó parte de aquel embrollo, a Adrian le trajeron regalos variados como almohadones bordados, cochas, una bandeja especial para que comiera en la cama, en fin una locura, —Cuando supimos del accidente tuvimos mucho miedo, nuestro primer sobrino, Oh Dios, ¿Te acuerdas de mi soy tu tía Gredel?

—Tranquila tía Gredel, ya verá que con el debido cuidado estaré recuperado pronto.

—Todavía estoy sorprendida que no nos dijeras nada de tu prometida, si es porque no es griega no era problema, estoy muy felíz que al fin te vas a cazas y pronto tendremos muchos niños corriendo por esta casa.

—Todo a su tiempo, mejor vayamos paso a paso.

—opa, pero si hacen una hermosa pareja y están en la edad perfecta de formar familia—, esta vez fue la tía Helodia que intervino, desde que había llegado se había presentado y no paraba de abrazarme y hablar de la planificación de la boda y por eso su nombre me había quedado grabado su