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CAPÍTULO TREINTA Y UNO

—Gracias, Ekaterina—dice Theo una vez que termina de lanzar el hechizo del escudo plateado.

Retrocedo y le doy espacio a Theo para derribar la puerta de la celda de mamá. Planeamos rescatarla esta noche. No tenía forma de salvarla porque habría sido difícil sacarla a escondidas ya que no puede enmascarar su olor como yo. Con Ekaterina aquí, podemos teletransportarnos a algún lugar seguro antes de que los vampiros se den cuenta de lo que está pasando. Mason nos ayudó a noquear a los guardias y está al acecho mientras tratamos de abrir la puerta de su celda.

Theo avanza e intenta abrir la puerta de la celda de mamá. Se quema gravemente mientras lo hace. ¿Qué está pasando? ¿Por qué la celda lo quemó a pesar de que Ekaterina le lanzó su hechizo?

—Eso no se supone que suceda—dice Ekaterina, sorprendida.

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