28

Cuando llegamos a la capital había demasiado trancón para llegar al aeropuerto. Mi hermana dormía en la parte de adelante del carro mientras yo era consentida por mi principito.

—¿Crees que sobreviviré está semana?—Pregunte.

Cuando mi hermana se quedó dormida, yo aproveche y me senté en las piernas de Benjamín para que él me abrazara y me dejara respirar si aroma.

—Si, pero si te dan muy duro me dices y te hago un masaje—Menciono.

Yo intenté a Benjamín con sus manos dándome una masaje en los lados que me darían duro y solo logré excitarme.

—Me muero por sentir tus masajes en mis nalgas—Le susurre al oído.

El me apretó contra él con un Poco de fuerza—, No conocía ese lado pervertido tuyo.

—Contigo hasta dan ganas de hacerlo—Le respondí dá

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