No supo si acababa de llegar o había estado esperando para hacer una entrada triunfal, el caso era que Héctor entró a paso forzado, recalcando cada pisada por el estrecho pasillo central acomodándose la chaqueta y las mangas, dejando ver aposta un reloj sumamente brillante y grande que cuando reflejaba la luz se convertía en un digno rival de un faro. -No te pago para que hables con el enemigo - bramó Héctor poniéndose al lado de su abogado, mirando a Nore como si tuviese cuchillas en los ojos. - Con una traidora. -También me da gusto verte, Héctor - ironizó. -Vamos a llevar esto con el mayor profesionalismo que podamos - pidió Gabriel con voz cansada, parecía que había repetido esa frase varias veces ya. -¿Me pides a mi profesionalismo? - carcajeó Héctor falsamente. - Ella fue quien estuvo actuando a mis espaldas, a nuestras espaldas - corrigió y Gabriel apartó la mirada de Nore. - Mientras la hacíamos llamar "amiga", no paraba de planear mi destitución con su insufr
-Siento escuchar eso - parecía realmente apenada, pero Cristina no estaba para preocuparse, algo que habría hecho en otra ocasión. Si nadie miraba por ella, no tenía por qué hacerlo. - Quiero que sepas que Juan nunca quiso... -No quiero escuchar nada que no tenga que ver con Tacarigua - cortó su explicación tirando el vaso a una pequeña papelera que tenía a su izquierda. - Nos vemos el lunes en el trabajo, con permiso. No quería asistir al juicio, pero tenía que apoyar a Sharon, la única persona que realmente le quedaba y a Nore, la que había sido su socia y con la que aún comparte un proyecto. No le apetecía hacer absolutamente nada, lo único que parecía funcionarle era refugiarse en Tacarigua y sumergirse en planos y proyectos que mantuvieran ocupada su cabeza. Debía de estar acostumbrada, toda su infancia había sido similar, sin rastro de compañía y con la presión del trabajo, ya sea estudios o lecciones de su madre preparándola a ser CEO. Lo único que le recordaba que
-Nore me dijo que lo sabía, que te dio un plazo - habló de forma seria y Juan asintió especificándole que fue una semana. - Solo dime si ibas a contárselo, si Nore no te hubiese pillado. Su cabeza le gritaba que le dijese "sí", pero la mirada profunda de Sharon le tenía totalmente intimidado y acobardado, como si supiese exactamente cuándo mentiría y cuándo no. Por otra parte, estaba agotado de mentir y ya no tenía sentido, lo había perdido todo, había perdido a Cristina. -No - confesó viendo cómo se endurecía aún más la expresión de Sharon. - Iba a hacerlo pero cuando empezamos a salir dejó de venir al Coderex, fui estúpido al pensar que ya no nos afectaría y no quería que influyese en lo que teníamos. -Todos tenemos mierdas en el pasado, González - le respondió de forma furibunda. - Y cuánto más lo evitemos, peor. No te define, pero vuelve, siempre lo hace. -No es justo - dijo alicaído. - Cuando pensé que avanzaba solo... nada. Estaba en el mismo sitio. -Es una m
-Vayan a ver a mamá, sacos de pulgas - bufó la abogada soltando las correas y lanzando un suspiro de alivio al ni sentir más la presión. - Joder, seguro que ni Hércules tenía tanta fuerza. Nore ignoró el insulto a sus perros, sobre todo porque ya estaba segura de que Sharon les había cogido cariño. La CEO de Trivio dejó todos los papeles que tenía sujetos sobre la mesa, arrodillándose en el suelo para recibir a sus perros totalmente contenta con la pequeña sorpresa. De todos los años que llevaban con ella, era la primera vez que habían irrumpido en su despacho y no podía importarle menos dejar a un lado su trabajo solo por ellos. No creía que le hubiesen puesto problemas a Sharon por meterlos en el edificio, al fin y al cabo todo el mundo conocía por revistas a los galgos de Nore y no se atreverían a negarles la entrada, menos si era la abogada de Lawtorm quien los llevaba. -Les llevé al veterinario - contó Sharon sentándose en la mesa mientras les miraba, viendo cómo ambos tr
-Fuiste tú quien dijo que separásemos el trabajo de nuestra amistad - se exculpó sin mostrar arrepentimiento. - Solo hacía mi trabajo, defender a Héctor. -No procedía, ya me habían juzgado por ello y pagué una buena multa en compensación - volvió a protestar. - Fuiste mi abogado, dijimos que eso ya estaba enterrado. No fue mi culpa y aun así lo sacaste a relucir. Trataste de manchar mi carrera por un error inconsciente del pasado. -El desconocimiento de la ley no te exime de cumplirla - respondió de forma tajante. - Igualmente no conseguí nada, tu querida abogada me frenó los pies. No tienes por qué reprocharme nada, Nore. -Fue totalmente rastrero. -Tiene gracia que me digas eso, siendo novia de mi hermana - formó una sonrisa hipócrita. - Tan defensora de la igualdad y que todos tengamos las mismas oportunidades pero solo se lo permites a gente cuidadosamente seleccionada. -Sharon, Sharon, Sharon, tienes su nombre todo el día en la boca - replicó con cansancio. - ¿
-Lo que hace el trabajo eficiente, poco menos de un año os ha llevado - halagó. Ricardo estaba muy orgulloso de las constructoras que tenía bajo su mando, pero le gustaba que le reconociesen el mérito. - Y estoy invitada, Nore me lo dijo hace unos días. -Yo te estoy invitando en calidad de acompañante. -¿De colegas de trabajo? - carcajeó la chica fastidiando a Ricardo. -¿Ahora se dice así? Estoy un poco desactualizado. Tenía una extraña afición por ver a Alexa decorar ramos, de alguna manera encontraba similitudes entre ambos y se reía cada vez que la chica se pinchaba con alguna espina, obteniendo pequeñas heridas similares a las que Ricardo tenía también. Aprovechaba para bromear de que iban a juego. -Hasta en mi segundo lugar favorito aparecen abogados rubios y traicioneros - enseñó todos los dientes en una sonrisa claramente falsa cuando vio a Gabriel entrar a la pequeña floristería. -Buenas tardes - respondió ignorando el comentario de Ricardo y dirigiéndo
- ¿Piensas perdonarle? - Cristina la miró - A González. De Jorge mejor no hablar, si le perdonas te saco de mi casa. -No creo, me mintió y no se me va de la cabeza. -Ya, es una gran putada, casi le parto la boca - contó como si nada. - Pero creo que hubiese hecho lo mismo, por eso no le rompí los dientes. -¿Estás de su parte? -Siempre de la tuya, solo era una pregunta - se excusó. - Me da lástima Juan, solo eso. -A mí me da lástima que me haya estado viendo cara de tonta por meses. No sabes lo que duele enamorarte de alguien que aparentemente no existe, todo lo que admiras y amas no son más que ilusiones. No fue difícil enamorarse, lo difícil sería no hacerlo. Verlo en Tacarigua se convirtió en una agradable rutina, escuchar sus comentarios tontos solo para hacerla reír en una suerte y su mirada verde y sonrisa ladina en un privilegio para la vista. En este caso, el roce había hecho el cariño, y también la herida. Sharon no volvió a mencionar a Juan, resp
Las preguntas se multiplicaron, las cámaras aún más cerca mientras trataban de conseguir más declaraciones del absoluto bombazo que acaba de soltar Cristina Castillo. Esta vez sí se dejó cubrir por Laura y su equipo de seguridad, disfrutando por primera vez del revuelo mediático que había causado totalmente consciente de sus actos. Estaba cansada, no servía de nada centrarse en su empresa mientras Jorge destruía algo tan importante como su imagen, no podría sostener Tacarigua si peligraba su reputación. Si algo había aprendido en la última semana, es que no se puede ganar solo en un juego y si su hermano usaba los medios en su contra, Cristina también lo haría e incluso mejor. Porque ahora sí que iba a sentirla a la cabeza, en la cima. -La que has armado - murmuró Laura cuando estuvieron dentro de Tacarigua. -Eso intentaba. No dejes a nadie que no trabaje aquí acceder a Tacarigua, ahí entra Jorge. -Hecho, jefa - respondió con tono burlón. - Creo que has dejado muy claro qu