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Al día siguiente tal y como habían acordado, Mateo recogió a Micaila justo en la puerta de su apartamento. Ella casi no había reparado mucho en su apariencia hasta que entró en el auto, el chico a su lado vestía unos pantalones acompañados por una camisa blanca de hilo y zapatillas deportivas, el cabello ligeramente húmedo y si cerraba los ojos podía percibir incluso el cítrico aroma de su loción, era inevitable no sentirse atraída o tal vez dicha atracción seria resultado del lazo que los unía -Micaila ¿me escuchas?- pregunta Mateo interrumpiendo sus pensamientos -Perdón ¿me decías? - pues estaba diciendo tenía miedo que te arrepintieras a última hora -¿porque habría de hacerlo?- Pues no sé creo, que vamos muy rápido-lo dice el lobito que desde el primer momento que me vio me reclamó como suya- bufa mientras se ajusta el cinturón de seguridad -pues si… no quiero forzarte a nada, sabes que puedo esperar el tiempo que sea necesario- aclara mientras arranca el auto- es eviden
Las palmas de sus manos estaban húmedas y una ligera capa de sudor se extendía por toda su espalda, agradecía el haber ido vestido lo suficientemente elegante como para al menos dar una buena imagen y de paso agarrar un poco más de confianza, pues notaba que la necesitaría, tal vez esa era la mejor forma de salir ileso de aquella situación ahora que su vida no tenía mucho sentido. Apenas llega, una sirvienta lo conduce inmediatamente hacia la intimidante persona que lo había convocado desde temprano en la mañana. -Mi reina ¿me mando usted a llamar?-Así es Liam - e
Tu objetivo será ver, oír e informarme con lujo de detalles de todo lo que pasa, nada de mentiras, ni de maquillar las cosas, si lo haces lo sabré todo con solo mirarte a los ojos, recuerda querido Liam, que de la verdad depende de tu vida. Esas fueron las palabras de la Reina Lina al encomendarle dicha tarea, aceptarlo conllevaba sus riesgos, de hecho Liam sabía mejor que nadie lo peligroso que era aquel puesto que podría costarle el pescuezo convirtiendo su primera misión en la última, ya que un Alfa enojado y celoso no era algo y con lo que jugar, pero aun así acepto, al final de todo él siempre había accedido a cada una de las peticiones de la reina, convirtiéndose en su peón desde el mismo comienzo.Las afiladas garras apenas rozaron su cuello gracias a sus reflejos bien desarrollados, de buen sablazo se había salvado, escapando con solo par de “rasguños” q
Micaila enarca una ceja mientras se acomoda la abundante y rojiza cabellera dejando a la vista su nuca, Jared sonríe ligeramente al notar que su hija aún no estaba marcada, el lazo no se había materializado aún tenía oportunidad de recuperar aquello que Lina daba por perdido-¿te acuerdas? siempre conversamos durante largas horas en mi estudio-dice con un tono más emotivo apelando a su memoria-sí lo recuerdo- reconoce ella con algo de tristeza y melancolía que se refleja en su voz-estar aquí contigo me recuerda a los viejos tiempos, aunque en esta ocasión nos encontramos en la biblioteca y no en mi estudio ¿no te da curiosidad? o ¿solo ignoras la realidad como otras veces?-Liam me dijo que tenías algo decirme, supongo que esa sea la razón por la que estamos reunidos aquí ¿no?--tan directa como siempre- respond
Micaila abre los ojos acostumbrándose a la luz y no solo a eso sino también a un mundo completamente desconocido, el Antiguo Imperio en todo su esplendor sin embargo algo no estaba bien, extrañamente si alguien le pidiera describir su situación actual se aventuraría a decir que gris con pespuntes negros. A los pocos minutos de llegar al extraño lugar comenzó a sentir un hormigueo en todo el cuerpo, acompañado de arcadas-¿será que…?- pensó incrédula para sus adentros hasta que los síntomas fueron demasiado evidentes como para negarlo-¡Jared maldito idiota! ¿Acaso eres mi padre? grita a todo pulmón con las pocas fuerzas que le quedaban para luego dejarse caer al suelo con la vista fija en el cielo, un diáfano cielo que no se había visto en más de 1000 años, en efecto había viajado al pasado.****
Una vez consciente la pequeña comienza a mirar a su alrededor asustada, y es que desde la noche anterior ya había perdido toda esperanza de encontrar a su manada, abandonándose a su suerte a la orilla del rio y sin tener las fuerzas suficientes para moverse, durante sus últimos momentos de conciencia se había preparado para morir así que era de esperase que estuviera algo confundida -¿despertaste?- dice Micaila inquieta mientras comprueba nuevamente temperaturaA pesar de la preocupación que había demostrado la bruja, la cachorra solo se limita a mirarla aterrada, ahora que sentía una gran mejoría estaba esperando el momento justo para escaparse una vez más. Apenas Micaila se voltea, la pequeña no lo piensa dos veces antes de levantarse y tratar de salir corriendo pero las piernas no le responden con la rapidez que ella quisiera, no había avanzado
Las labores de búsqueda se tornaban cada vez más difíciles y peligrosas. No eran pocos los cachorros que desaparecían a diario, sobre todo en las manadas pequeñas, pero ahora dicho fenómeno también estaba empezando a afectar a las grandes, como era el caso de la manada de fuego. Olfeo, Alfa de dicha manada siempre se caracterizó por ser sumamente responsable con cada uno de los suyos y en consecuencia había organizado varios grupos de soldados dedicados solamente a la búsqueda y rescate de los cachorros desaparecidos.Pero conforme trascurrían los días, la situación se tornaba cada vez más difícil, tal pareciera que los culpables con cada movimiento planeado o trampa que les tendía se movían dos pasos por delante de él. Tal vez ya iba siendo hora de llevar la situación a un análisis más serio sometiéndolo a la consider
Micaila tomo una bocanada de aire mientras se acariciaba el cuello agradeciendo que aun estuviera en su debido lugar e intacto. Dos lágrimas silenciosas se deslizaron por sus mejillas causando que desviara la mirada hacia un lado en un inútil intento por ocultar la frustración que sentía. Estaba hasta el cuello de aquel maldito lugar y aquello era solo el principio, tan solo bastaron par de minutos para que la invadiera un sentimiento de impotencia e ineptitud, ahora mismo deseaba romper a llorar y no era para menos, estaba atada de pies y manos a merced de completos desconocidos y para colmo de males el agradecimiento no formaba parte de la cortesía local, sin duda este momento constaría como uno de los peores en su vida. Jamás, ni en su sueño más loco habría imaginado que estaría en una situación tan descabellada y discutir con un Alfa hecho y derecho de semejante calibre como era el caso de Olfeo no constaba entre las opciones que condujeran a la supervivencia. Bajo estricta sup