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Capítulo 4.

Un nuevo mundo.

"Un mundo nuevo no es más que un nuevo modo de pensar".— William Williams.

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Cerró la puerta una vez dentro de su casa. Tenía que ser lo menos ruidosa posible si quería evitar un confrontamiento con su abuela. Ya eran las cinco de la mañana, y agradecía que era domingo para que nadie se levantara a tales horas.

Roselyn estaba dispuesta a subir hacia su habitación para descansar de una vez, hasta que algo, o más bien, alguien llamó su atención.

— Roselyn Darcy.— Ella siempre había creído que su nombre era digno de fuerza; sin embargo, esta vez escuchar su nombre ser pronunciado le daba temor. Y más de la persona de la que la había mencionado.

— Buenos días... Querida abuelita.— Saludó con una de las mejores sonrisas que podía enseñar.

— No me engañas Rose.— Pidió su abuela con firmeza.— ¿Qué sucedió?

— Bueno, se puede decir que es una historia larga y...

— Toma asiento. Tenemos todo el día para hablar.— Añadió su abuela señalando el sillón frente a ella.

Rose suspiró derrotada. No podía ganar cuando su abuela tenía una expresión de decisión. No importaba cuánto rollo le echara, ella no cedería.

— ¿Por qué tan tarde?

— En realidad es temprano... Ugh...— Murmuró rendida. No tenía mucho que rodear. Así que usaría su arma: ser directa.— Bien, tuve una mala cita con George y el muy idiota hizo que se me olvidara el bolso dentro de un bar.

— ¿¡Un bar?!— Exclamó sorprendida por el lugar mencionado.

— Sí, la cita era principalmente en un restaurante elegante. Pero decidí comportarme como una mal educada por...— Vio que su abuela iba a expresar algo pero decidió dejarla continuar.— ¡No me agrada George!, La primera cita que tuvimos fue completamente terrible y sé que me escapé porque en realidad no había pasado ni un minuto completo para darme cuenta que entre todos los hombres que has elegido para mí; era el más desagradable. ¡Pasa una tarde con él y te darán ganas de huir!

— Roselyn ya habíamos hablado sobre tu serie de citas.— Avisó su abuela con un rostro decepcionado.— Sabes que los años pasan y no voy a rejuvenecer. Antes de irme quiero verte casada con alguien que te ame y que te atrevas a amarlo también. Quiero asegurarme que serás feliz compartiendo tu vida al lado de un hombre que sepa merecerte.

— Abuela lo sé.— Dió la razón.— Pero soy feliz estando soltera. No necesito ningún sólo hombre para sentirme completa. Me gusta mi vida.

— ¿Y cómo sabes que no te encantará aquella vida marital?, Tener a alguien a tu lado que siempre estará para ti. ¿Cómo sabes que no querrás esa vida que ésta?

— ¿Y cómo voy a saber que sí me gustará?— Replicó.— Recuerda que a mamá...

— Roselyn, lo que le pasó a tu madre es otro asunto. No todas las relaciones serán iguales.— Defendió.— Si sabes buscar bien, verás que el que encontrarás será una experiencia maravillosa. Pero será imposible que encuentres al indicado si sigues huyendo de todas tus citas.

— Lo hago porque no quiero realmente participar en esta búsqueda. No es algo que me interesa.— Expresó con firmeza.— Tengo dinero, una empresa heredada, familia. ¿Por qué buscar algo más? Estoy feliz así. Y de eso quiero hablar contigo.— Cambió su expresión a una más seria. Estaba dispuesta a decir lo que pensaba de una vez. Era ahora o nunca.— No quiero seguir participando en este plan de búsqueda. Sé que lo haces por buenas intenciones, pero en este caso no sirven. No creo en los hombres y todas las citas que he tenido me hicieron ver que realmente estoy en lo correcto. No necesito uno.

— Te has hecho una mujer muy conformista. Necesitas buscar más allá de lo que ya se te ofrece de antemano.— Su abuela estaba a punto de desesperarse. Habían tenido tantas veces esta plática. Tenía que buscar una forma de que esto funcionara. Si su nieta no estaba dispuesta a un plan de búsqueda era mejor llevar la búsqueda a ella.— De acuerdo.

— Y además qué clase de encontrar el amor sería si... ¿¡Dijiste de acuerdo?!— Exclamó sorprendida mirando anonadada a la mayor.

— Tienes razón. Has pasado por más de 50 citas y por el momento ninguno te ha llamado la atención.— Reconoció.— Sin embargo, ya que tienes tus condiciones. Éstas serán las mías...

De acuerdo, Roselyn jamás había visto esa jugada.

— Espera... ¿Qué...

— Te negaré la herencia de la empresa.— Anunció.

— ¿¡Qué?!— Exclamó con más sorpresa. ¡Ella no podía hacer eso!, ¿O sí?

— Estoy respetando tu decisión, así que debes de respetar la mía. No voy a reconocerte en la empresa hasta que me demuestres que eres alguien digna para merecerla.— Aclaró.— ¿Qué quiero decir? Cómo no necesitas a nadie, estoy segura que tampoco necesitarás ayuda para enfrentar tu camino sola. El día de mañana vas a buscar un trabajo estable y vas a empezar poco a poco a crecer por ti misma. Acabas de graduarte así que no hay nada que te mantenga en casa. Te voy a mantener hasta que recibas tu primera paga. Y... A partir de mañana ya no vivirás en esta casa. Te voy a rentar un apartamento en uno de los hoteles más seguros de la ciudad para que aprendas a independizarte.

— ...¿Qué tiene que ver esto con las citas?

— Mi querida Roselyn, esta es la vida cuando no tienes a alguien a tu lado. Tienes que aprender a cuidar por ti misma, en este caso vas a aprender a ser la mujer sin un hombre. Vas a enfrentar los problemas sola, los adeudos también en tu parte solamente. Tú sola te encontrarás las dificultades de la soledad y más tarde verás que me darás la razón.— Comentó con tranquilidad a pesar de que el mundo de su nieta se estaba derrumbando.— Además, no puedes vivir dependiendo de mí para siempre. ¿De dónde sacaste los gastos para $10,000?

— Yo... Necesitaba una nueva cama.— Murmuró con timidez.

— ¿Y era necesario que fuera de agua?— Cuestionó sin esperar respuesta. Después de todo, su nieta ya no tenía una palabra por expresar.— Es a lo que me refiero. Veo que estás siendo una mujer muy mantenida. Somos tu familia y está bien que te apoyemos. Pero es hora de que aprendas a volar por ti misma.

— ¡No puedes sacarme de la casa, mi mamá...

— Estaría de acuerdo a que aprendas a vivir contra el mundo. No te preocupes por el trabajo, me encargaré de darte algunas opciones respecto a tus estudios.— Informó.— Pero mantenerte en los empleos ya dependerá de ti. Ahora, ve a dormir. Aprovecha para descansar este día y preparar tus cosas. Más tarde te diré dónde te quedarás.

— Pero abuela....

— Que descanses querida.— Besó su mejilla y con ello dió finalizada la conversación.

Roselyn la vió caminar en dirección a las escaleras y suspiró derrotada una vez más. Jamás había pensado que su conversación terminaría en estos términos.

Le aterraba y le entusiasmaba la idea, más... Al menos había conseguido librarse de las citas que era un lado positivo para ella. 

Si tenía que demostrarle a su abuela que no necesitaba de un hombre, estaba dispuesta a hacerlo costara lo que le costara.

Mañana sería un nuevo mundo.

Y estaba emocionada por ello.

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