61. Entre la espada y la pared.

Lo vi desplomarse en su apartamento, cayó arrodillado en el piso y creí en ese momento que mi vida acabaría cuando de su boca brotó un poco de sangre. Grité y me desesperé, llamé a la primera persona que salió en la última llamada que me hicieron: Miller. No tengo idea de por qué me llamó, pero lo agradezco con el corazón. Tardaron unos minutos en llegar al ático, expliqué la situación y al parecer ya venía en camino, eso lo agradezco también. Cuando lo llevaron hacia la clínica sus signos vitales se encontraban irregulares. Lo único que pude hacer fue llorar desesperada en los brazos de Endrick y Josep. Mi madre llego a la clínica acompañada de Will y Sasha quien se quedó conmigo esa noche. Lloré como si mi novio hubiese muerto, como si no tuviese más vida que la de él y se había esfumado. Me la habían arrebatado. El amor de mi vida  ¡el único! Literalmente se estaba muriendo a causa de una hemorragia interna que no fue descubierta a tiempo sino hasta que el vómito de sangre s

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