Dos días después.
Compañía Martilleni.
Fabrizio.
Uno cree que no heredera nada nuestros ancestros, pero viendo mi lado bueno que nadie valora, soy una persona bondadosa. Mi corazón es oscuro, pero tengo pequeños sentimientos y eso, se lo debo a mi madre.
Después de todo no soy tan malo.
He gastado doscientos millones de dólares por las amigas de Alessandra y posiblemente me he buscado un problema con el Capo de Ámsterdam.
Gracias a mí esas alemanas salieron de ese lugar.
Lo sé, soy un gran sujeto.
Estoy esperando a que Alessandro termine su sermón para poder hablar con las invitadas.
—Por lo menos me hubieras dicho y preparo a Jantine. ¡Fabrizio, me voy a casar en unos meses! ¿Cómo es que compré a una amante? —me ve con mala cara—. ¿Ahora debo protegerla también? Págame, es lo mínimo que debes hacer en estos momentos. Yo no estuve de acuerdo. ¡Me voy a casar, coño!
Suspiro y veo a las alemanas molestas. ¿En serio? No tienen razón para molestarse. Tendrán protección de la organización.
—Te transferí mientras estabas haciendo tu rabieta —veo a Ada morderse el labio—. Deja de hacer eso. Una dama no debe mostrar nerviosismo en ninguna circunstancia.
—¿Disculpa? —frunce el ceño, señalo su labio—. Lo hice inconscientemente, es una mala costumbre —suspira y ve a Alessandro—. ¿Podemos irnos? Realmente nosotras fuimos secuestradas en Alemania. En ningún momento estuvimos de acuerdo en ser prostitutas.
Me río ante su petición.
—No estás en condiciones de pedir absolutamente nada —responde mi amigo—. Obviando la parte de que me casaré, Fabrizio hizo una obra de caridad y las ayudó a salir de allá.
—¿Obra de caridad? —interviene Cristal molesta—. Nosotras no pedimos que... —no termina la frase y suspira—. Fuimos secuestradas. Lo repito por si no se escuchó la primera vez.
—No sé qué es lo que están tramando, pero Ada me dijo claramente que necesitaban el dinero —hablo seriamente—. Fueron compradas por nosotros y no pueden abandonar este lugar por más que insistan —las miro fijamente—. También pueden pagarnos y regresarnos el dinero, si así lo desean. Tal vez las dejemos libres después de eso.
—¿Qué? —dicen las dos al unísono.
—¿Tienen dinero? —pregunto, ambas niegan con la cabeza—. Entonces no hay negociación.
—¡Conseguiremos el dinero! —Ada se levanta exaltada—. No ahora, pero Alessandra nos dijo que podíamos…
La interrumpo levantándome de la silla para evitar seguir escuchando barbaridades.
—Se acabó la conversación, Ada —la miro fríamente—. Estoy seguro de que no lo entendiste —hace puño sus manos—. Tengo una reunión ahora mismo, así que espera un poco más para decirte que debes hacer.
Abro la puerta y les hago señas para que salgan de mi oficina.
—Cristal, no lo tomes a mal, pero no eres mi tipo —la chica se ríe ante la confesión de Alessandro—. Amo a mi prometida y no serás mi amante.
—Y yo que tenía tantas ganas de ser tu amante —responde con sarcasmo, Alessandro se va enojado de la oficina junto con ella.
—Ada, te quedaras con la secretaria y esperaras por mí. Si te mueves de aquí estarás en un grave problema —intento no ser amenazador.
—Ni que tuviera más opción —se queja.
Todos salen de mi oficina y me paso las manos por el rostro cansado.
Y ni siquiera es mediodía.
[…]
Después de la reunión he tenido una idea en mi cabeza. Debo cuidar a la única persona que debe tener información sobre los asesinos de mi hermana menor. Miro por el pasillo y no veo precisamente a esa mujer. Camino hacia la secretaria en un intento de no parecer cabreado y para mi sorpresa, la joven que se sobresalta al ver que la encontré viendo Tiktok.
—Señor Martilleni, ¿desea algo? —pregunta nerviosa.
—Supongo que ese trend está de moda —la miro serio, ella traga grueso—. ¿Dónde está la mujer de cabello castaño que debería estar contigo?
—Fue a la cafetería. La chica me ha dicho que se moría de hambre —responde asustada.
Podías haberla dejado morirse… no sé, digo yo.
—Cuando regrese dile que pase a mi oficina —doy dos golpes suaves en el escritorio—. Hablaré con los técnicos para ver cuánto tiempo estuviste sin trabajar. Harás horas extras sin recibir el bono por ellas.
Acaricio mi cuello y me dirijo a mi oficina.
Estoy tan cansado.
[…]
La puerta de mi oficina es abierta y alzo mi vista para ver entrar a Ada con un vaso de Starbucks.
«¿Se moría de hambre o sed?», sonrío ante mis pensamientos.
Ella toma asiento al verme señalar la silla frente a mí.
—¿Me esperaste mucho? —asiente mientras toma de su bebida—. ¿Dónde estabas? Te dije que no te movieras de aquí —asiente colocando el vaso en el escritorio—. ¿Dónde conseguiste dinero para comprar?
Sonríe falsamente viéndome fríamente.
—¿Acaso debía estar deshidratada? —se cruza de brazos—. Le pedí a un empleado que me comprara una bebida. No quería morir por querer tomar una bebida —hago una mueca para no reírme—. Le robé el dinero a tu empleado. Le debes como 10 dólares.
Suelto una carcajada por sus babosadas.
—Tu sarcasmo es gracioso —me mira obvia—. Mientras estuviste paseando, mi Consigliere me envió dos contratos —le muestro la notebook—. Puedes leer con calma, pero debes obedecer las reglas.
—¿Por qué debo vivir contigo? —se queja molesta.
—Vivirás en un departamento en mi edificio —me defiendo.
Veo como se empieza a molestar más.
—Debo soportar un poco más a este idiota —murmura, pero la logro escuchar—. ¿Mantener un perfil bajo, ser la cocinera de los soldados? —asiento mientras apoyo mis manos en el escritorio.
—¿O quieres cumplir tu papel de amante conmigo? —me da una mirada matadora y yo río ante su expresión de desagrado—. No te tocaré, no me gustas. Serás vigilada mientras trabajas para mí. Quiero dejar claro que no recibirás un sueldo.
Ella iba a hablar, pero la detengo.
—Iré al grano, Ada. ¿Qué negocios tienes con Alessandra? —frunce el ceño.
—La vida me puso en una situación difícil y por eso debo sacar a mi familia adelante. Ella me dijo que podía ser la médico de su familia. Soy doctora y fui una de las mejores de mi clase. Estoy calificada para el trabajo —me mira avergonzada.
Le doy una risa maliciosa y vuelvo hablar.
—Soy el Capo de la Cosa Nostra, una de las organizaciones más peligrosas del mundo. Te he salvado de las garras de un posible enemigo, pero temo que seguirás en peligro constante —me mira asustada—. Solo debes cumplir funciones básicas y sencillas —le muestro el segundo contrato que tenía en mi laptop.
—¿Capo?, ¿líderes de la mafia? —se levanta de la silla y empieza a caminar por la oficina.
Sonrío ante su reacción.
Es normal, no todos los días tienes el agrado de conocerme de buen humor.
—Te daré doscientos millones de dólares para que te cases conmigo y mantenerte segura —se detiene, me levanto de la silla y la sigo con la mirada—, y cien más serán transferidos a lo largo del tiempo. Solo debes aceptar ser mi esposa y vivir conmigo para que nadie te lastime y te dejen en paz.
Eres un punto clave para dar con el asesino de mi hermana.
—¿Vamos a engañar a otras mafias? —pasa sus manos por su rostro y me mira con miedo—. ¿Me podré salir después? —murmura—. No me van a matar, ¿verdad?
Tal vez…
—Probablemente sea yo el que lo haga por haberte dicho quién soy —la miro fríamente, traga grueso dando varios pasos hacia atrás—. Entonces, ¿aceptas mi propuesta?
Murmurando cosas que no logro entender y con voz temblorosa me vuelve a hablar.
—Bien —se acerca y su cara de miedo se hace más grande—. No me acostaré contigo y si en algún momento tus enemigos me hacen algo, por favor, intenta cuidar de mí porqué no estoy sola —le tiendo mi mano.
—No me gustas, te lo dije —estrechamos las manos y se vuelve a sentar—. En la Cosa Nostra estarás segura, fuera, no lo sé —me mira suplicante—. Cuidaré de ti y de los tuyos, tranquila.
—¿Nos debemos lealtad? —la miro obvio—. Quiero saber si seremos solo nosotros y como funcionara esto que vamos a fingir —intenta no parecer nerviosa, pero falla en eso.
—Nos debemos lealtad. La famiglia para mí es lo primero —me siento en la silla—. No me vas a ver la cara de idiota —imprimo la última hoja del contrato y se lo entrego con un bolígrafo—. Los hermanos De Santis son los únicos que saben de esto.
—¿Tú si me puedes ser infiel? —asiento, acomodándome en la silla—. Tienes un concepto errado de lealtad. Si vamos a estar en esto, tengo mis derechos de disfrutar el momento. Me eres infiel y yo también lo seré —agarra el bolígrafo y empieza a firmar—. Se lo diré a Cristal. No creas que me enorgullece hacer esto.
Algo ocultas y quiero saber que es.
—Como quieras, Ada —me levanto de mi lugar y guardo el papel en mi maletín—. Puedes irte con Alessandra. Ella te espera desde hace un rato.
Se levanta y antes de irse me ve.
—¿Sentiste amor alguna vez en tu vida? —logro ver intriga en esos ojos azules, que muestran dolor.
—No te incumbe —me sonríe, la miro con frialdad—. Esto es un contrato con fecha de caducidad, bella. No pongas sentimientos en nosotros porque vas a salir lastimada.
—No te preocupes por mí —agarra el picaporte de la puerta—. Tu boca escupe veneno, pero tus acciones son otras —frunzo el ceño—. También te daré una lista de lo que no puedes hacerme.
Me empiezo a reír.
—Eres mía, te guste o no —replico guardando el sobre en la caja fuerte—. Disfruta tu salida entre amigas, Ada.
Lanzó la puerta después de salir de mi oficina, suspiro y reviso mi celular, es un mensaje del técnico para avisarme del tiempo muerto de la secretaria en horario laboral.
Esto probablemente sea una locura, pero necesito tenerla en mi territorio para descubrir que fue lo que sucedió con mi hermana.
El contrato la mantendrá alejada de muchas cosas y le dará seguridad.
Semanas después…Restaurante Palermo.Ella me frustra.Después de ese día no nos vimos por algunas semanas. Ella desapareció de todos lados y simplemente nadie puedo encontrarla. Todavía tenemos asuntos importantes que tratar y por solo minutos llegué a sentirme ansioso, más que todo porque no quiero perder a la única persona que puede saber quién es el hombre que asesinó a mi hermana menor.Desconfío plenamente de ella, pero algo que me enseñó la mafia desde que me inicié en este mundo, es que, a tus enemigos y amigos, debes tenerlos en el mismo saco. Ninguno sabe cuál de ellos te dará la puñalada en la espalda con una traición.Ella está en una pequeña línea entre la traición y lealtad.El problema aqu&ia
Compañía Martinelli. Fabrizio. Me considero un adicto al trabajo, obviando la parte de mi vida como Capo, tampoco es que lo ando presumiendo cada vez que es necesario, pero mi papel como empresario, lo hago muy bien. Siempre me ha gustado velar por los demás y por eso, que toda la población de Italia tenga sus productos, es mi necesidad. También debemos tener en cuenta que eso me facilita muchísimo hacer uno que otro contrabando, pero prefiero que mi familia se encargue de eso. Soy más liberal. Mi gente está regada por todo el mundo, pero mi famiglia, vive conmigo aquí en Sicilia. Por muchos años hemos buscado al asesino de mi hermana, pero no hemos tenido suerte en ello. Me gradué con honores de una Universidad de Reino Unido. Es bastante conocida, pero prefiero mantenerlo en secreto. Nadie creería que el líder de una organización delictiva es un tipo inteligente y estudiado. Quería ser reco
Después de una de la discusión de los hermanos, la oficina quedó en completo silencio. Al final me había quedado solo. Me sentía sofocado, cansado y tal vez molesto. ¿La razón? No tengo idea, solo me siento cabreado. Si tengo idea. El problema siempre son las discusiones que ellos tienen. Me hacen reflexionar y pensar en mi hermana. Estoy seguro de que fuera igual que
Cada vez que me pasan estos episodios por culpa de una discusión de los chicos, siento un vacío enorme en mi pecho. Muchas veces me iba a visitar la tumba de mi hermana y regresaba peor a la casa. Después de irme al extranjero a estudiar, perdí esa costumbre y lo mejor que pude hacer, fue reprimir lo que siento. Si no lo hago siento que mi día irá de la peor mi3rda. Toda mi vida la he dedicado a encontrar a ese hombre que me la quitó y muchas veces soñaba que lo encontraba. Imaginaba todo un escenario donde podía hablar con él y preguntarle, ¿por qué a nosotros?, ¿por qué a ella? Mi hermana era una niña. Solo tenía 7 años. Pero sinceramente ni sé a quién estoy buscando ya. —No soy buena haciendo recetas, pero gracias a YouTube, no nos moriremos de hambre —su voz me regresa a la realidad, la miro mientras prepara algo—. Cristal cocina su comida, así que es la primera vez que hago algo para un adulto. —Tranquila, si me envenenas, recuerda que er
Habían pasado algunas horas desde que nos habían secuestrado en el centro comercial, fuimos bajados de la furgoneta como si fuéramos animales. Digo fuimos, porque solo se escuchaba la mala manera de hablarnos. Escucho a Ada sollozar y juro que si le hicieron algo, no volverán a ver la luz del sol. Baje la guardia y me confíe. Al estar solo se aprovecharon de eso y decidieron atacar. Me cabrea que me secuestraran cuando vine con Ada. Esa alemana no pertenece a este mundo. Me quitan la venda de los ojos y me encandila la claridad, busco a Ada con la mirada a mi alrededor, ella está sentada a mi lado con los ojos llorosos. Estamos atados de manos y pies, el sujeto frente a mí se acerca a quitarnos la cinta adhesiva de nuestras bocas, mientras él la miraba con deseo y sé que quiere hacerle algo a ella. Mi instinto me lo dice y nunca me ha fallado, no después de muchos años de experiencia en este jodido mundo. —Frabrizio Martinelli, ¿hombre de negocios o f
Varias horas después... Clínica privada Amore-Sicilia. Abro los ojos con bastante dificultad y me acostumbro a la luz que invadió mi vista. ¿Estoy en la clínica? Entonces todo salió de acuerdo con el plan. Me siento en la cama adolorido y me doy cuenta de que no hay nadie en la habitación. El dolor en el cuerpo me es insoportable. Bastian debe haber disfrutado golpearme porque me duele más donde me golpeo ese idiota, que los mismos golpes de los hombres de Patric
Algunos días después...He tenido una semana complicada desde el secuestro. Más que todo porque yo estoy acostumbrado a este mundo, pero sé que ella no. Le he dicho que quiero ponerle guardaespaldas, pero es tan terca, que me resulta imposible hacerla entrar en razón.—Me secuestraron a mí por ti. ¿Y si me voy a lanzar un pedo?, ¿él lo va a oler o algo así? No lo necesito y bien lo sabes.Es por seguridad, Bastian no hará nada de eso. Pero ella simplemente decidió no querer entender.La encontré después de mil llamadas, por así decirlo. Sé que ella ha estado trabajando arduamen
Se escucha el llanto de un bebé al fondo del pasillo. El rostro de mi madre mostró intriga. Yo solo necesito entender mi cerebro y saber el motivo, de porque sigo aquí, sería estupendo. —¡Aahh, Dios mío! —el grito de Ada de temor me hace salir corriendo hacia allá. Hecho un vistazo al pasillo y la única puerta abierta es una de color morado. Entro y las veo, Ada está en medio de la habitación y la niña frente a ella. —¿Todo en orden por aquí? —me acerco con cuidado, viendo si todo estaba bien—. ¿No ocurrió nada en la habitació