Mustafá Alamar, un hombre fuerte, de más de un metro ochenta de estatura, muy varonil, que a través de su elegante traje se le marcan los músculos de su espalda, sus grandes y fuertes brazos, la barba cerrada y tupida, el cabello bien alineado, es un empresario exitoso, está en el Salón Dubái, un restaurante muy elegante y famoso, situado frente de la fuente, el área reservada en donde se encuentra queda frente a la barandilla donde turistas y gente de la región aprecian las coreografías de las famosas fuentes danzantes en Dubái.
Se encuentra sentado al lado del adversario más importante de su padre, quien durante muchos años ha tratado de derrocar la empresa que ha sido parte de su familia desde la época de su abuelo, pero en este momento es Mustafá es quien lleva las de ganar, al obligarle a firmar un contrato que beneficiaría a su familia, y que terminaría con años de disputas y que, ante los ojos de su madre, le daría el lugar que le corresponde.
En medio de la negociación, que le dará la gloria a la empresa de su familia, Mustafá ve a través de la ventana a una mujer con dos niños que están viendo la coreografía de las fuentes, le llama la atención el niño, que observa con mucho cuidado el movimiento de la fuente, sin prestar más atención continua con su reunión.
Pasados unos minutos y después de haber terminado la firma del contrato, sale Mustafá del restaurante junto a Malek su asistente y mano derecha, ve como en ese momento cae una tarima sobre ese niño que hace unos instantes le había llamado la atención, corre rápidamente a auxiliarlo, quita las maderas de encima de su pequeño cuerpo y se da cuenta que tiene un fuerte golpe en la cabeza y una madera incrustada en su pequeña piernita.
— ¿Quién es la madre de este niño? — grito Mustafá asombrado por lo que estaba pasando.
— ¿Dónde está su madre? — pregunto varias veces sin recibir una respuesta.
— ¡Trae el auto!, vamos a llevar a este niño al hospital— le dice a su chofer.
Apresuradamente toma al niño entre sus brazos y lo sube a su auto mientras le dice al chofer que lo lleve rápido al hospital más cercano, durante el trayecto el niño recobra el conocimiento
— Me duele mucho — le dice Ahmed llorando.
— No te preocupes vamos al hospital, ahí los doctores te revisaran y se te quitará el dolor— le responde Mustafá, tratando de tranquilizar al niño.
Justo en ese momento al otro lado de la ciudad esta Dalila Salem, una chica joven muy delgada y muy hermosa, de pelo largo, lacio, hasta media espalda, es la madre de Ahmed Salem, el niño que está siendo llevado al hospital, ese día Dalila le había pedido a Nayla su mejor amiga, que cuidara de Ahmed cuando saliera de la escuela en lo que ella salía de trabajar.
Dalila se da cuenta de la hora, ya ha terminado su trabajo y muy contenta se dirige a la salida, quiere ir con su hijo por que hoy es su cumpleaños número cuatro, toma apresuradamente su bolsa y un paquete que tiene unos zapatos que Ahmed espera, sale corriendo de la oficina, pasa por un pastel y apresuradamente se sube al transporte público para ir hacia su casa.
En ese momento recibe una llamada del hospital.
— ¿Es usted la madre o tutora de Ahmed? — pregunta una voz en el teléfono.
— Si soy yo, soy su mamá, ¿quién habla? — pregunta Dalila un tanto desconcertada.
— Le llamo del hospital central de Dubái, su hijo ha tenido un accidente, debe venir inmediatamente — le contesta la trabajadora social del hospital.
Dalila desesperada le pide al chofer del transporte público que pare, que la deje bajar por que debe ir a ver a su hijo al hospital, se baja y toma un taxi.
Al llegar a la sala de urgencia ve a su hijo muy herido, conectado a un monitor, un doctor lo está revisando, todavía tiene el pedazo de madera en la pierna, Dalila al ver esto queda impactada, se pone pálida, siente como sus piernas no la sostienen y le entra un miedo que recorre todo su cuerpo.
— ¿Es usted la madre del niño? — pregunta el doctor a Dalila que se queda viendo a su pequeño sin poder reaccionar.
— ¡Si, soy yo! – responde Dalila.
— Ha perdido mucha sangre, es necesaria una transfusión, de no ser así el niño morirá — le dice el doctor.
Dalila en ese momento casi sin poder hablar de la impresión de ver en ese estado a su pequeño hijo, asiente con la cabeza dando la autorización al doctor para que haga la trasfusión de sangre. En ese momento interrumpe la enfermera.
– No hay sangre del tipo que necesita el menor – le informa al doctor.
Resulta que Ahmed tiene una sangre muy difícil de encontrar es AB negativo.
— ¿Tiene algún familiar con ese tipo de sangre que pueda donarle al niño? — le pregunta el doctor a Dalila.
A lo que le responde negativamente, no hay nadie que ella conozca tiene el tipo de sangre que necesita su hijo.
La enfermera le dice al doctor que el banco de sangre más cercano que tiene el tipo de sangre que necesita Ahmed tardara 5 horas en llevar la sangre hasta el hospital.
— ¡Es mucho tiempo!, no creo que Ahmed aguate tanto, debe prepararse para lo peor — le dice el doctor a la madre.
Dalila suelta en llanto ante esta situación, al no poder hacer nada por salvar la vida de su pequeño Ahmed, al verlo tan indefenso en esa camilla de hospital.
Se acerca Mustafá a preguntar por el estado del niño, la enfermera le dice que como no es familiar no puede darle informes, Dalila al escuchar su voz queda paralizada, nunca podría olvidar esa voz, voltea y reconoce a Mustafá, él la ve y sin pestañear se da la vuelta y camina dirigiéndose a la salida, Dalila ve como Mustafá se va, cada paso que da se ve como en cámara lenta, toma fuerzas al ver a su hijo en la camilla, y grita:
— ¡Detente!, espera por favor — Mustafá voltea y sin decir ni una sola palabra se le queda viendo a Dalila, ella se apresura hacia él.
— ¡Por favor, ayúdame!, ¡salva la vida de mi hijo! – le pide a Mustafá cuando está a su lado en la sala de urgencias.
— ¿Y qué puedo hacer yo por este niño? — pregunta con asombro.
— Salva a mi pequeño, los dos tienen el mismo tipo de sangre — le dice con desesperación a Mustafá.
— ¿Y tú como sabes qué tipo de sangre tengo? — pregunta Mustafá muy molesto y desconcertado, sin contestar Dalila insiste.
— Por favor salva a mi hijo — le suplica desesperadamente, sabe que debe convencerlo si quiere salvar la vida de su hijo.
Sin hacerle caso Mustafá se voltea y empieza a caminar hacia la salida, Dalila se apresura y se pone de rodillas frente a él, suplicando por la vida de su pequeño, desesperada entre llanto suplica una y otra vez que salve a su hijo.
— Ese niño no es nada para mí, ¿porque tendría que hacer algo por él?, además tú no eres clara del por qué tendría que ayudar a ese niño — Mustafá empieza a caminar hacia la salida dejando a Dalila llorando desesperada en el piso de la sala de urgencia.
En ese momento al ver que la única posibilidad de salvar la vida de su hijo se va hacia la puerta, toma la fuerza de su alma, se levanta.
— ¡Él es tu hijo! — grita Dalila desesperada.
Mustafá incrédulo por las palabras de Dalila, pero conmovido por la desesperación de una madre, se detiene.
— ¿Qué tipo de sangre tiene?, por favor ayude al niño — el doctor le explica que, sin una transfusión de sangre el niño perderá la vida.
Una de las enfermeras lleva a Mustafá a la sala de donación de sangre y hasta no asegurarse de que Ahmed recibe la sangre, no se aparta de su lado.
En la sala de urgencias esta Dalila esperando tener noticias de su pequeño Ahmed, cuando llega Samira Nazer, la prometida de Mustafá, se acerca a Dalila
— ¿Es usted la madre del niño, como se encuentra? — le pregunta Samira.
Dalila amablemente le agradece su preocupación, en eso sale Mustafá después de haberle dado su sangre a Ahmed, Dalila asustada de verlo empieza a caminar hacia la salida para escapar de él, Samira detiene a Mustafá, pero él la aparta y empieza a seguir a Dalila por todo el hospital, mientras ella camina cada vez más rápido tratando de escabullirse.
Mustafá la busca por varias áreas del hospital sin dar con ella, se dirige hacia el estacionamiento, donde se encuentra con Samira, su prometida, le dice que se vaya a descansar que ha sido un largo día y que mañana tendrán tiempo de verse, Samira asiente con una pequeña sonrisa y se marcha.
Mustafá se sube a su auto.
— ¡Vamos para la casa! — le dice a su Malek, su asistente y amigo.
Durante el camino iba pensando en lo que había pasado.
— ¿Qué pasaría si una extraña se acercara y le dijera que tienes un hijo y que necesita tu sangre para salvarlo? — le pregunta Mustafá.
En ese momento Malek le dice al chofer que detenga el auto y que regresen al hospital para aclarar lo sucedido, Mustafá solo le pasa el saco que tenía la sangre de Ahmed de cuando lo llevo a hospital y le pide que haga un análisis de ADN.
— No es necesario, primero investiga a esa mujer y por qué ha tratado de jugarme esta broma de mal gusto — le dice a su asistente.
Pasaron varias horas en las que Dalila no se separó de su pequeño Ahmed, ella estuvo siempre al pie de su cama en el hospital, esperando a que su hijo despertara, al llegar la noche, el pequeño reacciono y cuando vio a su madre esbozó una pequeña sonrisa.— Mamá me duele mucho la pierna — le dice muy triste el pequeño a su mamá.— No te preocupes, te vas a recuperar muy rápido, tú eres un niño muy fuerte — le contesta tratando de calmarlo, pero está muy angustiada por su hijo.— Cuando estes totalmente recuperado, iremos juntos a casa, debes ser un buen niño y obedecer lo que los doctores y enfermeras le digan — le dice para que se porte bien durante su estancia en el hospital.El pequeño Ahmed es muy valiente y siempre le hace caso a su madre, asiente con la cabeza y recuerda que ese día es su cumpleaños.— ¿Mamá, ya termino mi cumpleaños? — pregunta el niño, está muy triste, tenía varios días esperando para comer su pastel.— ¿Porque me preguntas? — le contesta mientras toca su cabe
Ya por la noche Mustafá va a la casa de su madre a cenar, la mesa está servida, con mucha comida, solo Mustafá y su madre están sentados, rodeados de mucho personal de servicio a la espera de cualquier orden que les puedan dar, en la mesa los dos están en silencio, sin probar ninguno de los platos que están servidos.La madre de Mustafá es una mujer dura, muy estricta que durante toda la vida de Mustafá, desde que era un niño, siempre le ha exigido que debe ser el mejor, que debe hacer todo por la empresa de la familia, Mustafá había sido un niño que jamás había jugado, todo su tiempo era ocupado en actividades que su madre ponía para él, para que estuviera listo para el día en que heredara la empresa, por eso mismo nunca habían tenido un acercamiento entre madre e hijo, Mustafá no recordaba ni una vez que su madre le hubiera dado un abraso o simplemente un beso.El mayordomo de la casa, que había estado en la familia desde ante que naciera Mustafá y que lo había visto crecer, cuando
Ya más tarde Dalila estaba por llegar a su casa, cansada después de un largo día de trabajo y muy preocupada por todas las situaciones que se veían venir, recibe otra llamada de Malek avisándole que Mustafá quiera verla y hablar con ella, inmediatamente lo rechaza y le dice al asistente que ella no tiene absolutamente nada que hablar con él, que la deje en paz, que no le vuelva a llamar, rápidamente corta la llama, pero al dar la vuelta de la cuadra, ya para llegar a su casa, se encuentra con Malek que le estaba llamando por teléfono y el auto de Mustafá estacionado frente a la puerta del edificio donde vivía, Mustafá está dentro del auto, esperando para hablar con ella.— Apresúrate que no tengo tiempo para perderlo contigo, sube al auto que solo tengo 10 minutos — le dice Mustafá a Dalila bajando ligeramente la ventanilla del auto y sin voltear a verla, sin darle tiempo a reaccionar Malek la toma del brazo y la sube al auto, ya dentro Mustafá esta con la mirada al frente, no quiere
Al otro lado de la ciudad, en una zona de departamentos esta Dalila con su pequeño Ahmed, ayudándolo a dormir, mientras lo arropa, está pensando muy preocupada, porque sabe que las amenazas de Mustafá no son en vano, sabe que usara todas sus influencias y todo su poder para tratar de quitarle a su hijo.Mientras arreglaba las cosas de Ahmed para el día siguiente, vio en la televisión la presentación donde estaba Mustafá Alamar esta junto a su prometida.— Se ven tan felices juntos — se decía mientras arreglaba los cuadernos de Ahmed para el otro día la escuela.— Es verdad ya me olvido, bueno parece que no se acuerda de mi — se dice con tristeza, porque todavía sigue enamorada de Mustafá, recuerda por unos instantes esa noche junto a él.— Tonta deja de pensar en él, no se tocará el corazón para quitarte a Ahmed — se dice mientras termina de arreglar las cosas para el día siguiente.En la televisión comentaron que el Mustafá Alamar, había puesto en los tribunales una demanda de custod
A la mañana siguiente Dalila se dirigió a su trabajo como todos los días, pero al llegar a su oficina estaba rodeada de reporteros que le impedían la entrada, se había corrido la noticia de que trabajaba en esa compañía.— ¿Cómo conoció a Mustafá Alamar? — preguntaban mientras la empujaban.— ¿Cuántos año tiene el niño? — Insistía otro reportero.— ¿El señor Mustafá Alamar engaño a Samira su prometida, con usted? — le preguntaban mientras le impedían el paso.Salieron los guardias de seguridad de la oficina donde trabajaba, alejaron a los periodistas y la ayudaron a entrar, ya dentro de la oficina sus compañeros de trabajo empezaron a murmurar al verla llegar.— Mira quien lo hubiera pensado, la más calladita resulto ser muy lista. — empieza a decir una de sus compañeras.— Si tener un hijo con un millonario, seguro le resolverá la vida, ya no tendrá problemas económicos — dijo otra de sus compañeras.— Déjenla en paz bola de arpías — dijo en voz alta la única amiga que tiene Dalila e
Al llegar a casa de Nayla, para recoger a Ahmed, ya no puedo aguantar más y se pone a llorar en cuanto ella abre la puerta, aunque su amiga no sabe que esta pasando, la abraza y la mete a su departamento.— No llores mamá — le dice Ahmed mientras abraza a su madre.— ¿Que te pasó Dalila?, ¿porque estas llorando? — le pregunta Nayla, la toma del brazo para llevarla al sillón de la sala.— El día de hoy me despidieron, y después no pude encontrar a Ahmed en la escuela — les comenta, pero no puede para de llorar.— No te preocupes mamá, yo estoy aquí y estoy bien Naim, mi padrino fue por mí a la escuela — le dice mientras trata de consolarla y le da un tierno beso en la mejilla.— Ve a jugar al cuarto de mi hija, deja que platiquemos tu mama y yo — le dice a Ahmed para que ella y Dalila puedan conversar.— Si ve a jugar y déjame platicar con tu madrina — le pide a su hijo.— Si mama, iré a jugar, pero no te preocupes mamá, todo saldrá bien — le dice mientras se va a jugar con su amiguita
En el departamento de Mustafá, esta Samira su prometida, que está escuchando muy atenta lo que decía su madre al teléfono, se acerca a su prometido y le da una copa de vino, para que se relaje, se acerca aún más y le da un beso en los labios.— Encontré un brazalete de diamantes, la he comprado para darle un regalo a tu madre — le cuenta a Mustafá al mismo tiempo que se sienta a su lado y lo abraza.— Mi madre siempre regresa tus regalos — le contesta sin moverse y sin hacerle caso.— No necesitas caerle bien a mi madre, basta con que me tengas contento, tú sabes lo que me pone feliz — le dice a Samira mientras la toma de la cintura para acercarse y besarla en la boca.— ¿Cómo estuvo tu día en la oficina? ¿tuviste mucho trabajo? — le pregunta, se aleja de él, voltea la cara para que no la bese.Mustafá solo la observa sin decirle nada, inmediatamente la suelta y toma una revista en donde sale una noticia acerca del caso de custodia.— Esta bien lo admito, me enteré de que la madre de
Al llegar al salón en donde se encuentran el director de la escuela, la madre del niño con quien Ahmed había tenido la pelea, el niño involucrado y Ahmed, se ve como la madre del otro niño está molestando e intimidando a Ahmed que solo tiene 5 años de edad.— ¿Que está pasando aquí? — pregunta Mustafá muy enojado al ver como la madre del otro niño, molesta a Ahmed.— ¿Quién es usted? — pregunta el director.— Soy el padre de Ahmed— les anuncia Mustafá.— ¡Tú no eres mi padre! — grita Ahmed extrañado al ver a Mustafá diciendo que es su padre.Se acerca Mustafá a Ahmed y le dice que se encuentra en una situación difícil, que está ahí para ayudarlo, que hablara con el director para resolver el problema en que se había metido, Ahmed solo asiente con la cabeza.— ¿Que paso exactamente? — pregunta al director, quiere saber a detalle lo que sucedió.Sin dejar que el director responda, la madre del niño empieza nuevamente a atacar a Ahmed.— El problema es ese niño, que ha molestado a mi hijo