Por más en que trataba de no pensar en ese último encuentro con Melanie, cada día se me hacía más imposible. Sus besos son como una especie de tortura; y, no sé sí esté bien o mal sentir tanto por ella. Por mi parte aun sentía algo de culpa, más por el mismo hecho de ser la amiga de mi hija y todo lo que hemos ocultado. En cambio, Melanie no ha regresado a la casa y tampoco volvió a la oficina. Supe por Katie que ella no ha respondido a sus mensajes. En cierto modo, me siento muy culpable. No fue mi intención haber arruinado su bonita amistad. Cada vez me siento peor. Estas últimas semanas he pensado mucho en si ir o no a hablar con Melanie y solucionar todo.—¿Todo está en orden, Sr. Morrison? — inquirió la Srta. Wilson después de un largo silencio entre los dos—. Que no me diga nada, me inquieta un poco.—Todo est&
No había pronunciado palabra alguna desde que nos sentamos en la mesa a comer. Mi corazón no dejaba de latir con fuerza y rapidez. Las manos me temblaban sin control al tenerla frente a frente. Katie no ha parado de hablar y de hacer bromas mientras nosotros nos encontramos en una situación bastante incomoda, dándonos miradas fugaces y extrañas que revientan mi corazón y mi mente. Incluso llegué a pensar que Katie lo sabía todo y que solo era cuestión de segundos para que la bomba explotara.Su mirada, su sonrisa, sus labios, la manera en la que toma aire para hablar con Katie y la mira con pena, con culpa, con arrepentimiento me pone cada vez peor. No puedo más, necesito estar lo más lejos posible de ella. Esto que siento no puede crecer, simplemente no debe por qué existir en primera instancia.—Bueno, chica
Bajo la misma perdición de sus besos, la tomé de la cadera y ella entrelazó sus piernas en mi espalda, aferrándose de mi cuello y pegándome más a su cuerpo. Nuestros besos escalaron descomunalmente; la deseaba, en ese momento quería sentirme a plenitud, aun sabiendo de lo que estábamos haciendo no estaba del todo bien.¿Por qué tiene que sentirse tan bien y tan mal a la vez? Acaricié sus muslos descubiertos y apreté su trasero firmemente en mis manos. El gemido que escapó de sus labios lo silencié con un beso más rudo y profundo. Sus besos me saben a miel, sus labios son demasiado adictivos. La humedad de su lengua jugando con la mía me tiene al borde del abismo.—Creí que hablaríamos, Sr. Keith.Me pone cuando me dice Sr. Keith. Su voz no puede sonar más erótica y dulce.—Lo haremo
A la mañana siguiente desperté muy temprano y tuve tiempo de salir a correr. Hace años no daba vuelta al vecindario, por lo que a la cuarta me sentía agotado y regresé a la casa. Pero me hizo bien salir a tomar aire desde temprano. Me encontraba nervioso por tener a Melanie en casa. No era la primera vez que ella dormía acá, por supuesto, pero si era la primera vez en verla diferente.Una vez tomé una ducha y bajé la barba que hace meses no me quitaba, me vestí con normalidad y me puse a preparar el desayuno. Algunas veces Katie y Melanie lo preparaban, pero me sentía con ganas de hacerlo y pasar un poco más de tiempo con las dos… ¿Qué demonios estoy pensando? Anoche descansé muy bien, no tuve esa horrenda culpa en mis hombros. Elena quería verme feliz, que me diera una nueva oportunidad, ¿no? Que haga vida nueva sin ella, no quiere decir que est
A causa del nuevo proyecto de construcción, no tuve oportunidad de llamar a Melanie y quedar como habíamos planeado hace unos días atrás en mi auto. Me vi en la obligación de ir a Toronto a estar en la inauguración de la construcción del edificio de la Srta. Wilson. Han sido días muy caóticos y no me ha quedado tiempo ni de respirar, pues se empezó a trabajar una vez Gabriel dividió las labores de los trabajadores. Pero al asegurarme que la obra está marchando bien, decidí volver a la empresa. Además, Gabriel está al frente de la construcción y es él quien debe quedarse y no yo.Estaba por irme cuando la Srta. Wilson se cruzó en mi camino. La dichosa cena de celebración es hoy, y no es como que tenga muchas ganas de ir. Sobre todo porque mañana debo regresar muy temprano a Buffalo.—Estoy muy contenta de ver uno d
MELANIEEntre tanto buscar en mi ropa, el vestido que compré hace unos días para mí cumpleaños fue el que me llamó la atención y sin pensarlo dos veces me lo fui poniendo. Sé que solo vamos a hablar de lo que ha pasado y de lo correcto a hacer, pero mi mente no deja de irse por lados que no debería.Primero tenemos que tener las cuentas claras, ademas, no es como que tengamos algún tipo de relación o algo por el estilo. Tal vez es la mera atracción que sentimos el uno por el otro que, este lado más pervertido y desconocido, sale de mí con gran facilidad.Tomé las llaves de la casa y el casco de mi bicicleta y bajé las escaleras a toda velocidad. Le envié un mensaje muy temprano diciéndole la dirección a donde planeo
—¿Sientes que estás haciendo mal, Sr. Keith? — fue lo que le pregunté después de un largo silencio entre nosotros.—A veces pienso que estoy haciendo mal — confesó—. Pero entonces la última voluntad de Elena me llega a la cabeza y me alivia.—¿Puedo saber cuál era la última voluntad de su esposa, que en paz descanse? Claro, si se puede saber, sino me quieres decir, no hay ningún problema.Se quedó pensando por largos minutos, los cuales me limité a darle su espacio viendo caer la lluvia a través del cristal. Ni siquiera estaba enfocada en el lago, era él mi único punto de contemplar. En el faro hacia frío, pero la calefacción del mismo estaba encendida y nos mantenía a temperatura ambiente.Me había sentado en los suaves cojines con la espalda apoyada a las barandas
Me vi suspirando y gimiendo entre sus suaves y apasionados besos, esos mismos que me están llevando al mismísimo cielo. El calor y la humedad que desprenden sus labios me tiene envuelta en una nube.Paseó descarada y sensualmente sus labios por mi cuello, descendiendo lentamente su lengua por el valle de mis senos, a la vez que sus manos no dejaban de acariciar mi piel desnuda. La humedad en mi ropa interior es más que evidente, no puedo controlar más tiempo esos temblores y ese calor interno que me está haciendo agonizar. Pensé que iría a lo que quería, pero se está tomando el tiempo de conocer cada rincón de mi piel y cada uno de mis puntos más sensibles. Me sorprende, no lo voy a negar.Sus manos se adueñaron por completo de mis senos, brindándome calor inmediato por la calidez de sus palmas. Fue apretando poco a poco, mientras sus labios besaban mi pecho y