A causa del nuevo proyecto de construcción, no tuve oportunidad de llamar a Melanie y quedar como habíamos planeado hace unos días atrás en mi auto. Me vi en la obligación de ir a Toronto a estar en la inauguración de la construcción del edificio de la Srta. Wilson. Han sido días muy caóticos y no me ha quedado tiempo ni de respirar, pues se empezó a trabajar una vez Gabriel dividió las labores de los trabajadores. Pero al asegurarme que la obra está marchando bien, decidí volver a la empresa. Además, Gabriel está al frente de la construcción y es él quien debe quedarse y no yo.
Estaba por irme cuando la Srta. Wilson se cruzó en mi camino. La dichosa cena de celebración es hoy, y no es como que tenga muchas ganas de ir. Sobre todo porque mañana debo regresar muy temprano a Buffalo.—Estoy muy contenta de ver uno dMELANIEEntre tanto buscar en mi ropa, el vestido que compré hace unos días para mí cumpleaños fue el que me llamó la atención y sin pensarlo dos veces me lo fui poniendo. Sé que solo vamos a hablar de lo que ha pasado y de lo correcto a hacer, pero mi mente no deja de irse por lados que no debería.Primero tenemos que tener las cuentas claras, ademas, no es como que tengamos algún tipo de relación o algo por el estilo. Tal vez es la mera atracción que sentimos el uno por el otro que, este lado más pervertido y desconocido, sale de mí con gran facilidad.Tomé las llaves de la casa y el casco de mi bicicleta y bajé las escaleras a toda velocidad. Le envié un mensaje muy temprano diciéndole la dirección a donde planeo
—¿Sientes que estás haciendo mal, Sr. Keith? — fue lo que le pregunté después de un largo silencio entre nosotros.—A veces pienso que estoy haciendo mal — confesó—. Pero entonces la última voluntad de Elena me llega a la cabeza y me alivia.—¿Puedo saber cuál era la última voluntad de su esposa, que en paz descanse? Claro, si se puede saber, sino me quieres decir, no hay ningún problema.Se quedó pensando por largos minutos, los cuales me limité a darle su espacio viendo caer la lluvia a través del cristal. Ni siquiera estaba enfocada en el lago, era él mi único punto de contemplar. En el faro hacia frío, pero la calefacción del mismo estaba encendida y nos mantenía a temperatura ambiente.Me había sentado en los suaves cojines con la espalda apoyada a las barandas
Me vi suspirando y gimiendo entre sus suaves y apasionados besos, esos mismos que me están llevando al mismísimo cielo. El calor y la humedad que desprenden sus labios me tiene envuelta en una nube.Paseó descarada y sensualmente sus labios por mi cuello, descendiendo lentamente su lengua por el valle de mis senos, a la vez que sus manos no dejaban de acariciar mi piel desnuda. La humedad en mi ropa interior es más que evidente, no puedo controlar más tiempo esos temblores y ese calor interno que me está haciendo agonizar. Pensé que iría a lo que quería, pero se está tomando el tiempo de conocer cada rincón de mi piel y cada uno de mis puntos más sensibles. Me sorprende, no lo voy a negar.Sus manos se adueñaron por completo de mis senos, brindándome calor inmediato por la calidez de sus palmas. Fue apretando poco a poco, mientras sus labios besaban mi pecho y
KEITHEstuve mucho tiempo en completa soledad, que ahora que veo un atisbo de buena compañía, los recuerdos más dolorosos y los temores más impactantes de mi persona se hacen presente de golpe. Elena fue mi primer amor, la única mujer a la que prometí amar frente a un Dios hasta la muerte; y, realmente creí que nuestra unión duraría un mundo, pero el destino nos separó para siempre. Ella fue mi comienzo en la vida, pero también fue el final de ella. Cada segundo a su lado lo tengo guardado en lo más profundo de mí como el mayor de los tesoros. Jamás olvidaría el amor tan grande que sentimos el uno por el otro.Ahora que no está a mi lado puedo comprender que la ausencia de ella ha sido por algún motivo; quizás no para un bien, pero tampoco ha sido para un ma
Miré la hora en el reloj de mi muñeca por encima vez y suspiré. Mel está por llegar, no hace mucho que me envió un mensaje diciendo que venía en camino junto a un hablador, pero encantador y divertido Gabriel. Los nervios los tengo atravesados como daga en la garganta. ¿Y si no le gusta lo que preparé? ¿Y si piensa que es muy exagerado? ¿En verdad es muy exagerado? Me cuestioné, por primera vez en mi vida sintiéndome inseguro e indeciso.Fijé la vista en la mesa que está en el centro del salón y volví suspirar. La mesa es para dos, las velas le hacen dar un toque más reservado y un olor delicioso y relajente, según la organizadora, se percibe en el aire. El ramo de flores está a un costado de la mesa, junto a las bandejas de comida que han preparado. Lo que más me hace querer salir corriendo es la sorpresa de Gabriel al mandar a hac
El vestido cayó a sus pies y, con ello, se dio media vuelta, cortando la distancia que nos separaba. Sonrió tierna, entrelazando sus brazos alrededor de mi cuello y pegando sus labios a los míos, robándome un suspiro tras el suave beso que me dio. Mis manos viajaron sin pensarlo dos veces a sus caderas y la apreté contra mi cuerpo.Por supuesto, muero por hacerla mía nuevamente, pero no quiero que piense que lo único que me gusta de ella es su pasión. Es decir, me fascina su sabor, sentirla, escucharla, verla y tenerla solo para mí, aún más cuando está tan dispuesta. Me la pone difícil, pues su desnudez es mucha tentación.—Gracias por cambiar este día y hacerlo diferente — descendió sus manos a mis hombros hasta llegar a mi pecho y quitar botón por botón de mi camisa—. Me encantas mucho.Sonreí,
MELANIEPerdida en mis pensamientos, no me di cuenta de las personas que fueron ingresando a la cafetería. Mi mente está copada por un hombre que desestabiliza cada uno de mis sentidos, enternece mi corazón y estremece mi alma con tan solo una mirada. Keith se ha clavado en lo más profundo de mi ser, no hay día que no lo tenga en el pensamiento. Incluso en cada encuentro la ansiedad me consume poco a poco; deseo hacer de las pocas horas que estamos juntos más largas. Se ha vuelto una jodida necesidad cada que estoy lejos de sus fuertes y cálidos brazos.Con el codo apoyado en el mostrador, un suspiro salió de lo más profundo de mí. ¿Por qué tiene que ser todo tan complicado entre nosotros? ¿Por qué el miedo de acabe hace que mi corazón se vuelva añicos? Con el pasar de lo
Mi corazón latía estrepitosamente contra mi pecho bajo la intensa mirada de esos dos hombres. Keith me escrudiñaba con suma atención, mientras Jordan alternaba sus ojos del recién llegado hacia mí de forma inquisitiva. Es la primera vez que las palabras se estrellaban en mis dientes y se diluían como polvo en el viento.Y no porque estuviera haciendo algo malo, sino que el toque de Jordan me tomó por sorpresa.Pero el tono frío y sugerente de Keith me paralizó. ¿Está enojado? ¿Pensativo? ¿Celoso? ¿Sorprendido? No lo sabía a ciencia cierta, ya que no logré leer las emociones de su rostro.—No, no interrumpe nada, Sr. Morrison — Jordan extendió la mano cordialmente hacia Keith—. Un gusto volver a verlo.Keith estrechó la mano del hombre en un apretón firme que tardó m&aac