La ansiedad se adueñó de mí tras el prolongado silencio en el que nos sumimos. Sus lindos ojos no dejaban de verme con asombro y sin pestañear. Abrió y cerró la boca varias veces seguidas, pero finamente no salió ni una sola palabra. Mi corazón no dejaba de palpitar furiosamente, ansioso y expectante por la respuesta de la mujer frente a mí. Cada palabra salió sinceramente de lo más profundo de mi ser, además, escucharla confesar sus sentimientos me animó a lo que hace días venia planeando.New York iba a ser la oportunidad para dar el siguiente paso, pero no me arrepiento de haberle propuesto que sea mi novia ahora mismo. Presiento que este es el momento perfecto. Después de una eternidad, esbozó una sonrisa deslumbrante y con ojos brillosos se abrazó a mí con fuerza, enterrando el rostro en mi cuello y sollozando suavemente. Mi piel se humedeci
Mel y yo nos encontrábamos riendo nerviosamente por los planes de Kat durante el fin de semana. Se alegró muchísimo al mismo instante en que la invité al pequeño viaje de negocios; no obstante, no he dejado de pensar ni un solo segundo en cómo decirle sin causar ese daño que inevitablemente le ocasionaremos. No quiero arruinar la felicidad que hay en sus ojos. No es justo opacarla con mi felicidad, pero entonces pienso que más daño le haremos si seguimos ocultándonos.El vuelo a New York tardó un poco más de una hora, por lo que una vez llegamos al Hotel, dejamos las maletas en nuestras habitaciones y salimos a dar un pequeño paseo por los alrededores. Melanie veía fascinada cada uno de los edificios, y con gran emoción no dejaba de hablar con Katie sobre todo lo que sus ojos vieran.«Asegúrate de contemplar su sonrisa cada que puedas; s&eac
El mesero llegó justo en ese momento con nuestras ordenes, callando las palabras de Katie de inmediato. Siento sofocar con mi propio aire ya que hace mucho no me encontraba en una situación tan incómoda y casi mortal para mi nervioso corazón. Incluso las manos no me dejan de sudar, delatando los nervios tan grandes que siento por dentro. Vamos, Keith, no es momento para acobardarse, y menos cuando la mujer que tienes a lado tuyo está mirándote con ternura y comprensión.—Soy toda oídos, papá — dijo Katie una vez el mesero se marchó—. ¿Qué sucede? Te escucho.Tomé una gran bocanada de aire antes de empezar con mis palabras. Bajo el mismo nerviosismo, limpié mis manos sudorosas con mi pantalón, y Melanie atrapó una de mis manos con la suya. Acarició el dorso de ella, brindándome un poco de tranquilidad y fuerza, pero
—Debe calmarse y comprender muchas cosas por sí sola, es mejor que piense un poco antes que hablemos con ella. ¿Por qué mejor no te vas a descansar? Ha sido un día muy largo y agotador.—Ven conmigo, también debes descansar — le pedí.—No, primero debo hacer algo muy importante — dejó un pequeño beso en mis labios—. Prometo ir contigo después.—Está bien, mi amor — aunque quise saber a dónde iba, la dejé ir. En sus ojos se delata el infierno en ellos y, a su vez, tratan de encontrar un poco de calma.Salió del restaurante limpiando discretamente sus lágrimas, con la cabeza baja y el corazón contradictorio y lleno de infinitas tristezas; su dolor es tan suyo como m&i
—Entonces un pequeño, pero significativo cambio llegó de momento; se quitó la horrible barba de su cincelado rostro. Luego, con el pasar de los días, aunque no lo notara, empezó a echarse más de la cuenta esa loción tan varonil que desprende de su cuerpo. Las sonrisas eran cada día más amplias y frecuentes. Las miradas vacías a la nada y tristes adquirieron un brillo descomunal de jovialidad. Dejó de beber. Dejó de trabajar por largas semanas seguidas. Dejó de llorar como niño en búsqueda de protección. Dejó de vagar por la casa en busca de su amor perdido. Dejó de sentirse solo y vacío. Dejó que su corazón sanara poco a poco con la gracia y belleza que una chica joven con enormes virtudes y de gran corazón calara en su vida — negó riendo ligeramente—. Pensé que estaba loca cuando lo vi tirarte una s
KEITH—¿Qué le parece el nuevo proyecto, Sr. Morrison? Como sabrá darse cuenta, mi empresa se sigue expandiendo con el correr de los días. Necesito con suma urgencia aquella fabrica, y que mejor que de la mano de la mejor constructora.Contemplé el plan de negocios una vez más, prestando mi entera atención a la mujer frente a mí. No lo voy a negar, es una mujer que ha progresado velozmente hasta posicionarse en la cima, por lo que trabajar con ella nos ha hecho ganar buena clientela. Un segundo proyecto sería desgastante, pero nos dejarían gran beneficio a la constructora.—Es un proyecto sencillo, no lo voy a negar. Lo vamos a hablar en la reunión con los demás directivos.—Piénselo muy bien, Sr. Morrison. Me encanta trabajar con ustedes — sonrió de oreja a oreja.—Perfecto — extend&iac
Aquella burbuja de contemplación divina explotó al ver como Jordán pasó uno de sus brazos por sus hombros y estallaron untos en una carcajada mientras la madre superiora negaba varias veces con la cabeza. ¿Qué hace el menor de los Mackenzie en este lugar? Por su vestimenta formal y pulcra, supongo que trabaja con mi bonita en el orfanato.Para que mentir, sentí un dolor punzante y agudo en todo mi ser, haciéndome imposible, aunque sea mover un solo musculo. Jordán la mira con tremendas ganas de devorarla por completo, mientras que ella ajena a esa ferocidad le dedica una sonrisa brillante que hace ahogar a mi corazón en el fondo de un pozo.—Que gusto encontrármelo en un lugar de estos, Sr. Morrison. No sabía que fuera benefactor en este orfanato— incluso escuchar esa voz coqueta y chillona hizo que mi día se terminara de joder—. Veo que su novia es
Sus palabras lograron tranquilizarme un poco, más sus besos hicieron que de mi mente se esfumara aquellas inseguridades que me dominaron hace unos momentos. Con la misma intensidad, correspondí su boca, olvidando por breves segundos en el lugar donde nos encontrábamos. Estrechándola contra mi cuerpo, descendí las palmas de mis manos por su cadera, apretando suavemente mientras le hacía notar todo mi deseo. Un gemido y una risita fue su única respuesta. Muero por hacerla mía.—Tenemos largos minutos mientras todos disfrutan del almuerzo.—¿Qué quieres decir con eso, bonita?Se puso de puntillas, halando del cuello de mi camisa hasta que sus labios rozaron mi oreja. Una fuerte corriente provocó su aliento al chocar directamente en mi piel.—¿Y si vamos al auto? Solo tomarán unos minutos. Debo mostrarte algo con suma urgencia.<