Una fisura se había abierto entre Emilio y Rebecca. Ambos habían dejado que sus egos prevalecieran y la conexión especial entre ellos se fragmentara.Rebecca llora desconsolada en medio del jardín. Ni siquiera podía desahogarse en su habitación, sin que ello perturbara a su hermana.—¿Cómo pude ser tan cruel, cómo? —Se fustiga a sí misma una y otra vez. Pronto comienza a caer la noche, por lo que debe regresar dentro de la mansión. Sube las escaleras con pesar, había sido cruel con Emilio cuando él lo que había hecho era rescatar a la pequeña Sofía. En su interior, Rebecca sabía que lo había lastimado profundamente, aunque en su mente justificaba su reacción, ya que él también la había ofendido poniendo en duda su abnegación y el amor que ella sentía hacia su hermana menor. Abre la puerta de la habitación. Ve la pantalla de su móvil encenderse, se acerca y ve que es Enzo Ferrer. Mas, en ese momento lo que menos desea es conversar con él. Corta la llamada y se recuesta al lado
Despierto al escuchar la risa de Sofía. Ella ya se había levantado y jugaba con su muñeca, Emma. Abro los ojos ligeramente. No sé que hora es, pero sí que será un día bastante ajetreado. Justo en ese momento tocan a la puerta, apoyo mis codos sobre el colchón y elevo mi torso. —Puede pasar. —contesto entre un bostezo y otro. —Buenos días, Srta Cervantes —entra Sol sosteniendo en su mano un hermoso traje blanco.— traje el vestido que el patrón me indicó para Sofía. —¡Oh por Dios! Es una belleza —contesto asombrada. Sofía deja a Emma sobre la cama y corre hacia Sol.—¿Es para mí? —pregunta asintiendo con emoción. —Sí, Sofía. Es para ti. Me levanto de la cama, me estiro un poco. Tomo el traje lo saco de la bolsa transparente que lo cubre. Aquel vestido estaba nuevo, lo que no imaginaba era que ese vestido era el que debía llevar Emma para la boda de Emilio y Olivia. —Ven Sofía, vamos a medírtelo. La pequeña comienza a quitarse la pijama, su energía es contagiante e ina
Todo está preparado para aquel momento especial que tanto Rebecca como Emilio han esperado. ¿Sería esa, tal vez, la oportunidad de reconectarse y dejar pasar aquel mal momento entre ellos? Posiblemente sí.En la mansión todo fluye, los invitados comienzan a llegar para la celebración de la gran boda. Mercedes elegantemente vestida con su uniforme negro, propio para la ocasión recibe a los invitados de forma cordial y luego éstos se dirigen hacia la parte trasera de la lujosa mansión donde se llevará a cabo la celebración. El lujoso jardín ha sido decorado de forma cuidadosa y prolija. Un arco de flores blancas y follaje verde marcan el altar; el aroma de las rosas y las gardenias impregnan el aire, mientras las suaves melodías del cuarteto de violines, chelo y contrabajo ambientan el hermoso escenario con toques de elegancia y sutileza.Emilio termina de arreglarse con la ayuda de Enzo, quien recién acaba de llegar de Madrid para el deslumbrante acontecimiento.—Te ves muy b
—¡Olivia! —exclama él, y oigo su boca pronunciando el nombre de su antigua mujer. Me giro para ver el rostro de mi rival. Mi gran sorpresa, es reconocer que aquella mujer es la doctora Correia. ¡Es Olivia, la doctora que operó a mi padre!Ella le contesta con voz aguda, ahora no me cabe la menor duda de que se trata de la misma persona:—¡Sí, Emilio! —Le responde.— He vuelto. Miro al sacerdote, quien continúa en medio de la ceremonia mirando a Emilio y luego a aquella mujer como si yo no existiera.—Haga algo —Le exijo.— Acaba de hablar de su poder y aún así no hace, ni dice nada. —digo desesperada ante aquella situación. Los murmullos de los invitados se escuchan como ecos que retumban en mi cabeza. De repente, Enzo Ferrer quien se encontraba en los asientos de la primera fila, se pone de pie y se dirige hacia ella, la toma de un brazo e intenta sacarla del lugar.—Aunque te cases con esa mujer, tu corazón me pertenece, Emilio Ferrer. —su voz se va esparciendo al verse
Para Emilio, la presencia de Olivia en su vida, era algo que no esperaba. ¿Para qué y por qué había vuelto? Cuando vio que Rebecca se desvanecía entre sus brazos, la sujetó con fuerza. Benavides al ver lo que ocurría corrió a ayudarlo.Emilio levantó a Rebecca entre sus brazos y la llevó hasta su habitación. Aquella situación caótica obligó a que los invitados comenzaran a retirarse con la duda y la intriga de lo que estaba pasando con la novia.“Se desmayó, debe estar embarazada” “Se casó estando embarazada” “Se embarazó de él para quitarle la fortuna” esos y muchos otros comentarios se escuchaban mientras los invitados salían de la mansión Ferrer. Esos mismos comentarios, incluso sirvieron como titulares en las distintas redes sociales acompañados de la imagen de Rebecca en brazos de su esposo. Pero nada de eso afectaba tanto a Emilio como el regreso de Olivia. Había sufrido tanto por su rechazo, se había jurado tantas veces vengarse de ella, que al verla, sentimientos enc
—¿Qué es esto, Olivia? Ve a vestirte —Emilio se da la vuelta evitando el contacto visual con ella. Pero Olivia lo toma del brazo, obligándolo a entrar en la lujosa suite, luego cierra la puerta.—Sabía que vendrías a verme —lo rodea del cuello dejando que su cuerpo desnudo se amolde al suyo. —¡Te equivocas si piensas que vine a verte para estar contigo —espeta. —No tienes que fingir delante de mí. Sé que me deseas, que no has podido olvidar todo lo que vivimos. —susurra a su oído mordiendo el lóbulo de su oreja suavemente. Emilio se aparta de ella, no quiero parecer, ni mucho menos ser vulnerable ante la mujer que le arruinó la vida un año atrás. —No, nuevamente te equivocas, todo lo que sentía por ti murió luego de que te fuiste. —responde aún con firmeza.Luego se acerca a la cama, toma el albornoz de seda negro que está tendido sobre la cama y se lo lanza.—Cúbrete joder. —¿Tanto te perturba verme desnuda? —toma el albornoz y lo deja caer sobre la alfombra— Anda no s
Voy hasta su habitación, toco un par de veces. La ira me consume y no alcanzo pensar con claridad lo que estoy haciendo; sólo me importa saber la verdad de quién realmente es, Rebecca Cervantes. Al no obtener respuesta de ella, abro la puerta abruptamente y me encuentro con su cama vacía. ¿Dónde carajos se ha metido? Busco en el baño, pero no está. Salgo de la habitación pensando que puede haber ido al dormitorio de su madrina. Continúo caminando a lo largo del pasillo. Me detengo ante la puerta de la otra habitación, amago a tocar, pero no me atrevo. Escucho la voz de Sofía y de su madrina, pero no la suya. ¿Habrá recaído en su malestar? Comienzo a recuperar el control, respiro un par de veces. Las recomendaciones hechas por Benavides “Debe evitar emociones fuertes negativas” me devuelven la sensatez. Me rasco la cabeza, dudando de si debo reclamarle o tratar de escuchar su versión. Nadie más que yo conoce a Olivia, sé que puede ser fría en algunos casos, pero también sé qu
—¡E-Emilio! Hazl-lo. —Le ruego— Quiero ser tuya. Nunca antes me había atrevido a algo así, a suplicarle a un hombre que me hiciera suya. Pero Emilio Ferrer rompe todos mis esquemas, desordena el orden de emociones que hay dentro de mí, despierta un lado oscuro de lujuría y placer que no había experimentado antes, simplemente deseaba someterme a su voluntad.La sonrisa y el asombro en su rostro me dejan en claro que no esperaba algo así de mí. Lo cierto es que ni yo misma lo esperaba. Estaba fuera de control.Emilio se pone de pie y comienza a desvestirse, mientras yo aprieto mis piernas firmemente, tratando de contenerme. Clavo mis dedos entre las sábanas, muerdo mis labios ansiosa de sentirlo, mientras dentro de mi vagina –como lava ardiente– mis fluidos vaginales recorren las laderas de mi feminidad. Él pasa una mano por su cabeza, suspira y sonríe con picardía mientras desabotona uno a uno los ojales de su camisa. Yo me incorporo, me siento en la orilla de la cama para acar