Capítulo VIII...

Sebastián corre detrás de su esposa, cuando llega y la encuentra llorando en su habitación abrazando una almohada.

-Aranza, por favor no llores…mi bebé…

-A ti no te importa el bebé – levantando su carita – ¡admítelo solo finges porque quieres el título de mi padre!

Pero Sebastián toma a Aranza de los hombros y la besa, dejando a la joven en shock – no vuelvas a decir esto…no me importa el título de Duque del Infantado, me importas tú y mi hija

-Pero…

-Pero nada Marquesa de Alba, serás mi esposa…hasta que la muerte nos separe, no me ensuciaré las manos con ese gilipollas de Miguel

Aranza se sonroja de golpe.

-No hagas eso…sería un escándalo para la familia Martínez de Irujo

-Entonces, dile a ese hombre…que se aleje de buena manera de ti

Aranza apenas mira a su esposo…

-Tengo miedo por mi bebé, me duele el vientre

Y en el acto se activa los instintos protectores de Sebastián – ahora mismo iré a buscar un médico

Al salir de la habitación ve a Diego y a Xavier…y los dos hombres apenas mir
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