Ofreciendo ayuda

꧁ Adalyn ꧂

Enciendo el ordenador y busco otro proveedor que pueda proveerme de los materiales que necesito, como dice papá siempre hay que tener un AZ bajo la manga, nadie me va hacer quedar mal si eso es lo que buscan.

“Buscan” rayos se me había olvidado buscar un papá para mi bebé, con tantas cosas en la cabeza no he tenido tiempo, el reloj corre y los días se me agotan. Ya tendré tiempo, ahora debo arreglar este pequeño problema.

El sonido de la puerta me saca de mis pensamientos.

—Adelante —digo para que pasen.

Mientras sigo tecleando en búsqueda de la empresa que voy a utilizar para que me suplan los materiales que necesito. 

El olor de esa colonia exquisita llega a mis fosas nasales, levantó mi mirada para ver si es que no me lo estoy imaginando.

Él está parado mirándome, frunzo el ceño.

—¿Señor Giovanni, desea algo? —pregunto al verlo solo parado. Abre la boca pero no gesticula ninguna palabra. —¿Está usted bien? —vuelvo a preguntarle.

—Sí, estoy bien yo solo venía a ver si ya encontró alguna solución para lo acontecido —dice algo dudoso.

—Descuide señor Giovanni, ya solucione el problema —vuelvo mi mirada al ordenador.

—De acuerdo, con permiso —solo asiento, escucho la puerta abrirse. —en realidad vine a ofrecer mi ayuda —dice de repente.

—¿Ofrecer su ayuda? —digo sorprendida.

—Sí, en lo que pueda —lo miró más extrañada, hasta que una idea se me ocurre.

—Te lo agradezco, precisamente necesito de alguien que ayude a Frank, no sé si quieres ayudarle.

—Sí, por mi no hay problema, supongo que estás tratando de suplir el hilado de Franchesi.

—Sí, no puedo quedar mal ante un cliente tan importante como lo es él —le contestó.

Es la primera vez que tengo una conversación pacífica con este cavernícola y estoy sorprendida que ninguno de los dos no haya soltado su veneno.

—Iré a ver en que puedo ayudar, si me necesitas para algo más no dudes en decirlo —dice todo serio.

—Por supuesto —no me fío de su amabilidad.

Lo observó mientras sale de mi oficina.

—No neni, no él —Me digo internamente.

—¿Él que salió de aquí era Giovanni? —asiento. —Estoy sorprendida —menciona.

—¿Por qué?

—Es primera vez que no los escucho gritarse, es más, pensé que te había estrangulado —ruedo los ojos.

—Vino en son de paz a ofrecer su ayuda.

—¡De verdad! 

—Sí, no sé qué mosco le picó, pero toda ayuda es bien recibida en estos momentos de crisis.

—Estamos en momentos de crisis.

—No, lo digo por lo que ha sucedido.

—Ok, no me asustes, estaba buscando y mira lo que encontré —dice mostrándome una agenda. —Aquí hay algunos contactos con los que podrías contar.

—Gracias Irina empecemos a buscar un nuevo proveedor, este señor podrá tener más de veinte años proveyendo a papá, pero al parecer a mi no, así que mejor mirar otros norte.

—Muy bien dicho, nadie es indispensable —sonrió.

La verdad es que ya me siento más relajada. Irina y yo empezamos a buscar los nuevos proveedores, no me quedaré con uno solo, no señor, no voy correr riesgos… Empezamos a llamar a todos los de la lista, al final solo tenemos tres confirmados que están dispuestos a proveernos de los materiales que necesitamos.

—¿Le dirás a tu padre que vas a cambiar de proveedor? —pregunta Irina.

—No por ahora, en cuanto me reúna con él le haré saber todo.

—iré a programar las reuniones.

—De acuerdo —lo primordial es que ya tengo los proveedores y me reuniré con ellos pero debo viajar.

Salgo de la oficina y bajó al área de producción, al salir del elevador mis ojos se posan en el hombre alto que tiene las mangas de la camisa hasta los codos, me acerco a ellos, discretamente, miro los brazos del hombre me encanta ver como las venas se enmarcan.

—Con cuidado se te van los ojos —me dice mi conciencia.

Parecer ser que él siente mi mirada porque voltea hacia mí.

—Van almorzar o quieren que le pida comida se que esto va para largo —ambos hombres me sonríen.

—Creo que es mejor que pidas la comida —responde Frank.

—De acuerdo, ya vengo —regreso al elevador, me ha dado un calor inexplicable.

—¿Te pasó algo? —pregunta Irina. —¿qué te hicieron?

—Nada, pide cuatro comida por favor —achica los ojos.

—Adalyn que viste.

—Nada.

—¡Adalyn! Te conozco, no me hagas usar mi instinto de FBI.

—Es que acabo de ver algo que me dejó caliente.

—Te dejo caliente de qué forma —parpadea. —¡Adalyn! quien es, dime. Espera estabas en producción eso quiere decir que, oh no me digas que…

—Sssh calla, pide las comidas —me siento frente a Irina. —Sabes que se me cruzó por la mente —niega. —solo fue un pensamiento vago y sé que no será posible.

—¿Qué?

—Nada, es mejor guardarlo —Irina pide la comida.

Aprovecho para hacer unas llamadas a la editorial para saber como va el avance con la revista.

Después de que el almuerzo llegue bajo con Irina, mira a los dos hombres y me mira, desvío mi mirada a otro lado y los instó a comer.

Al terminar el almuerzo regreso a mi oficina… ya en la tarde bajo.

—Frank, a qué hora te irás —digo mirando mi reloj.

—No lo sé, voy a esperar que este la primera unidad.

—Te ayudo en algo —Giovanni lo mira. —acaso creen que no puedo.

—Pues colocar las fibras de ese lado —me dice Frank.

—Adalyn, me voy nos vemos mañana.

—De acuerdo, tengan cuidado con esa mujer por favor —la fulmino con la mirada. —Sabes que me quieres —da un guiño.

Niego ante su actitud, empiezo a separar las fibras del algodón.

No sé cuántas horas llevamos aquí, y digo llevamos porque Giovanni no se ha ido, pero no ha dicho nada a pesar que Frank y yo no para de hablar.

Ya estoy exhausta así que tomo asiento en el sofá que hay en una esquina, mis ojos se cierran solos, pero por más que Frank me dice que me vaya a casa no pienso dejarlos solos, no es que no confíe en ellos, solo que quiero estar aquí.

El sueño me vence que no se de más nada…

—Pero que lindos —escucho a lo lejos. —yo que les traía algo de tomar y los encuentro así bien juntitos —esa es la voz de Irina.

Me estiro un poco, pero el cuerpo de alguien no me deja, abro mis ojos, debo parpadear varias veces para corroborar que no estoy soñando. 

¿Qué hago en sus piernas?

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