Zashirah entrecerró los ojos a los hombres que le hicieron una leve inclinación de rostro.-Buenas noches, Alteza.-Buenas noches. ¿Sucede algo?-No sucede nada, Princesa.-¿Por qué se supone que están en mis puertas?- frunció el ceño- Estás no son las habitaciones del Jeque, son las únicas resguardadas en Palacio.-Son ordenes, Alteza.-Es absurdo, retírense.— les ordenó frunciendo el ceño. -Lo lamentamos- dijo el hombre con la mirada baja- pero no podemos obedecerle, la orden es permanecer resguardando sus habitaciones.-¡Oh, por Alá bendito!- dijo enojada, anticipándose al hecho, de que su padre había hecho aquello.- ¿Órdenes de quién?-De su Alteza, el príncipe Zahir.-Esto es absurdo- dijo indignada- ¿Con qué finalidad?, ¿Cuál es la orden?- el hombre pareció permanecer el silencio, como pensando si debía decirlo o no- ¿Cuál es la orden?-Permanecer resguardando sus habitaciones y...-¿Y?- preguntó conteniendo el enojo.-El joven Shemir, tiene prohibida la entrada a sus aposentos
Después de una noche bastante incómoda, de enfado y frustración, se levantó al alba para abrir los ventanales de sus habitaciones y contemplar a lo lejos la inmensidad del desieto, con los primeros rayos solares haciendo acto de presencia.... un mes, en un mes sería la esposa de Shemir, no pudo evitar que una sonrisa iluminara su rostro, era todo lo que había deseado en su vida, al fin la misericordia de Alá le alcanzaba y la llenaba de dicha... no supo cuánto tiempo pasó allí, pero un llamado a la puerta la sobresaltó.-Zash, soy yo- y sin más entró, su rostro reflejaba sorpresa, Zashirah encaró a su hermana y caminando hasta ella la abrazó. -¿Qué sucede?- preguntó preocupada- ¿está todo bien?, ¿Por qué hay hombres en tu puerta?-No creerás cuando te lo diga- suspiró- padre los envió para que Shemir no entre, y a las habitaciones de él envió otros guardias para que me prohíban el acceso.- Zahiry frunció el ceño, y sus ojos mostraron enojo.-No puedes estar hablando en serio, Zash.-A
****************************************************** Zahiry, salía de la cocina con una taza que contenía algunos dátiles, se le había antojado algo dulce, no tenía nada que hacer aquel día y se sentía muy aburrida, pensó en ir al pueblo pero luego desistió, pensó en leer un poco y casi se queda dormida, caminó por los jardines y volvió a entrar a Palacio, estaba sumamente aburrida, pasó a ver a Vanessa y a Zhamir, el bebé era un hermosura, estaba enamorada de sus regordetes cachetes, pero pronto quiso comer y dormir, así que dejó a madre e hijo a solas, pensó en pedirle a su padre que la llevara de paseo, luego recordó que estaba enojada con él, y la tía Isabella estaba reunida con su madre, sin contar que Zash se había marchado al pueblo con Shemir... por primera vez en su vida, la soledad le abrumaba, se sentía muy sola y aquello no le agradaba. Entonces decidió ir a la cocina por Dátiles, que quizas ayudarían a elevar su ánimo. En cuanto salía, se encontró con Azhohary, la muj
Zashirah y Shemir, llegaron al palacio con el tiempo justo para asearse antes de la cena, tras un rápido beso de despedida, cada uno se marchó en dirección a sus habitaciones. Leisha, le ayudó a prepararse para la ocasión, estaba agotada pero felíz, el día había sido muy productivo en el pueblo y amaba que Shemir se interesará en sus actividades, tanto como para decidir acompañarla. Sé sintió aliviada cuando al llegar a sus aposentos se percató de que los guardias se habían marchado, Se observó en el espejo, su Caftán azul con bordes plateados era precioso, Leisha recogió su cabello en un moño alto, dejando escapar algunos mechones de cabello, que servían para acentuar los hermosos rasgos de su cara. -Está usted preciosa, Alteza- le halagó Leisha, con una enorme sonrisa. - sus ojos brillan de manera preciosa.-Gracias, Leisha- le regaló una tierna sonrisa y al mirarse en el espejo no pudo menos que reconocer cuánta verdad había en aquellas palabras, sus ojos parecían emitir un bril
El corazón de Shemir latió con fuerza contra su pecho ante las ardientes palabras de su princesa, estaba batallando por no rendirse ante el deseo que así como le sucedía a ella, a él también lo consumía. -Es difícil, amor mío, cuando inicias necesitas liberación.-Es lo que quiero- dijo con respiración agitada mientras sus ojos se oscurecian- no sé si me entiendas amor- le besó una mejilla y luego otra mientras le hablaba.- te necesito, te necesito mucho, desde que tengo uso de razón soy tuya- besó sus labios- te pertenezco, entonces ¿Por qué no tomas lo que por derecho te pertenece?-Zash...Zash...-No me reprendas, me haces sentir como una libidinosa, como una descarada, como si solo yo te necesitara.-No sabes lo que dices mujer- la abrazó de la cintura- me muero cada día con las ganas de tenerte y Alá no me dejaría mentir en torno a eso. -Entonces... Es como cuando preparas un gran banquete, debes probar para asegurarte de que todo lo que se servirá está bien.- sonrió y las mano
Zashirah, despertó muy temprano sintiéndose feliz, despues de su encuentro nocturno con Shemir y experimentar aquellas sensaciones tan increibles, había regresado a su habitación con el cuerpo aún tembloroso, para luego meterse bajo las sábanas y dormir pesadamente. Tras un rápido desayuno se puso en marcha, fue al hospital para ocuparse de los niños internos y de pacientes que necesitan apoyo tanto físico como moral. Pasado el medio día, se fue a la escuela de arte, para una de sus clases, y pasaban las tres de la tarde cuando regresó a Palacio, fue directo al salón azul, en donde estaba Shemir sumergido en una enorme cantidad de documentos. -No podía pasar un minuto más sin verte, amor mío- corrío hasta dónde él estaba, Shemir sonrió y se puso en pie, abrió sus brazos para recibirla, estrechàndola contra su pecho, disfrutàndo de la sensación de poder abrazarla sin resticciones... -¿Cómo dormiste?-preguntó sonriendo con picardía. -Como tronco-le regaló una enorme sonrisa, elevánd
Dos semanas habían transcurrido desde el anuncio del compromiso, los preparativos iban viento en popa, todo siendo dirigido para el día de la celebración. Nael, había cumplido su palabra y a cada princesa se le había Sido asignado un pequeño palacio, las mujeres estaban ocupadas en la diferentes remodelaciones que debían hacerse a los palacios. Isabdiella y Drew, habían tomado la decisión de hospedarse en su propio palacio e ir haciendo las remodelaciones pertinentes, así mismo Suseth y Matt, también se habían alojado con ello. Por su parte Zashirah y Shemir, también asistían a diario a ocuparse de detalles en el que sería su hogar, Haimir y Naiara, se habían mudado al lugar, y estaban encargándose también de dirigir las remodelaciones, aunque no se le fue permitido a Zashirah mudarse al palacio hasta después de contraer matrimonio, Shemir si había decidido pasar allá las noches para hacerle compañía a sus padres, lo cual había entristecido un poco a la princesa, ya que los encuentro
Tras las palabras del Emir, surgió un largo y profundo silencio, tenso, tan tenso que podría cortarse. -Hubiese imaginando que en ausencia de respuesta habría entendido usted la negativa de la misma- dijo lentamente Nael. -Nuestras princesas son valiosas y jamás la obligaríamos a un matrimonio acordado. -El matrimonio es beneficioso para ambos, creo que las princesas lo entenderían, mi hijo también es valioso y por ello ofrezco su mano, mi deseo es cederle el trono, así que estamos hablando que su futura esposa será reina de nuestra nación, lo cuál es magnífico para ambos pueblos, desde que esos bárbaros han cometido la locura que han llevado a cabo en sus tierras, por lo cual vuelvo a discúlpame y...-Una disculpa no devuelve la vida de Rav, sus hombres han asesinado a un Norusakistan, dejaron huérfana a una de nuestras mujeres- los ojos de Nael, centellaron de ira.-Lo sé, Majestad, y eso me avergüenza profundamente, pero no son mis hombres y... -Son sus hombres- dijo Vanessa muy