CALEB
Entrar a la habitación y encontrarme con una escena tan horrible me petrifica por unos segundos.
Rachel está acostada sobre la cama, parece muerta.
Se ve pálida como un papel mojado y apostaría que si la toco estará terriblemente fría.
— ¡Intento detener el sangrado, pero es casi imposible!—escucho exclamar al doctor que la ha venido atendiendo, luce muy nervioso, como si ya no supiera qué hacer.
— ¿No se supone que usted debería detenerlo?—pregunto enfureciéndome poco a poco.
Intento ayudar a acomodar mejor a Rachel pero suelta un quejido aun con los ojos cerrados.
—Pues eso intento… Pero, ¿qué más quiere que haga? Creo que deben internarla para una mejor atención, porque requiere de estudios que obviamente no puedo hacerle aquí. —murmura demostrándome
¿Estoy soñando? Esto tiene que ser un sueño, pienso mordiéndome la lengua a ver si me despierto. No ocurre nada. ¡Tengo que estar soñando, joder!, la desesperación me aborda e intento respirar pausadamente. De seguro estoy soñando y esto no es más que un reflejo de lo que hay en mi subconsciente o algo así… tiene que ser eso. —Pero, ¡¿cómo en la tierra es posible?!—escucho preguntar a la voz que identifiqué como anónimo. — ¡Santa m****a!—exclama alguien. —Joder, son idénticos. — murmura otro más. —Con razón el jefe la quería ver con tanta premura. — agrega alguien más. Yo sólo me quedo ahí, congelada. ¿Qué se supone que es esto? ¿Otra broma de mal gusto? Joder, siempre pensé que Rachel y yo nos parecíamos, pero… Nuestro parecido no es ni la mitad del que hay entre este extraño y yo. Dónde Rachel es más alta y corpulenta, yo soy delgada
La oficina es pequeña, y dentro de ella sí que se escucha claramente el ruido de la música y las personas que están del otro lado de la pared; es notable la diferencia con el galpón en el que estábamos hace unos minutos.Creo que el lugar es como un club o un bar, por la música que suena y la cantidad de malas palabras que contiene cada frase gritada por alguien.—Siento mucho la contaminación sonora, pero no he hecho los cambios aquí… Estoy intentando mejorar el lugar para que sea más… sano. — me dice avergonzado y me sorprende muchísimo que se muestre así quien se supone que me mandó a traer secuestrada hasta aquí.—No hay problema. —digo rápidamente y él me indica que tome asiento frente a su escritorio. Sin pensarlo mucho, me siento y él se sienta detrás del escritorio en su gigantesca silla.
— ¡Sí!... pero no pienses en nada turbio, que nunca nos vimos como hermanos. — digo levantando las manos como diciendo “Detén tus pensamientos, hermano”.— ¿Jamás?—pregunta entrecerrando los ojos en mi dirección.Suelto una carcajada.—Sé que suena extraño, pero la verdad es que siempre tuve sentimientos por Caleb y él por mí, así que no éramos ni de cerca como unos hermanos. —le explico y él se encoge de hombros.—Supongo que tendré que conocerlo. —murmura no muy contento y yo río.Esto se siente bien.Aun no sé cómo me sentiría si realmente terminamos siendo hermanos, pero al menos hacer un nuevo amigo se siente bien… aunque parezca que me secuestraron.¡Dios mío, mi familia!— ¡Daniel!
¡Estoy en casa!, pienso al sentir los brazos de Jhyn apretarme contra su pecho.Gran susto por culpa de esos idiotas, debí partirle la nariz al menos a tres más de ellos, para que aprendan.— ¿Estás bien?—pregunta mi mamá tocándome los brazos y revisándome el rostro.Yo asiento, sabiendo que ninguna palabra podrá tranquilizar a mi madre. No por ahora, después del susto que le hice pasar.Los policías se aclaran la garganta y veo cómo uno de ellos saca una libreta de su bolsillo y el otro le entrega un lápiz.—Señorita, entendemos que quiere descansar, pero necesitamos hacerle unas preguntas de rutina. —índica el más alto.Jhyn no me deja salir de un abrazo apretado, mientras los policías me hablan.Bien, aquí vamos.Hora de mentir, Caddie.
— ¿Por qué? ¿Está muy guapo?—pregunta rápidamente como si le estuviera contando el nuevo capítulo de su novela de las diez.— ¡Pues claro que era guapísimo!—exclamo y ella jadea.— ¿Cómo puedes decir eso?... ¿Y Caleb?—pregunta preocupada.—No, mami. Lo que quiero decir es que obviamente era guapísimo porque resulta que es idéntico a mí. Mismos ojos, misma nariz, boca… Es idéntico. Rachel quedó en el olvido, ni se parece en comparación a cómo somos de idénticos él y yo. —le digo emocionada.— ¿E-entonces…? ¡Termina de hablar que mi mente maquina muchísimas cosas!—exclama impaciente.— ¡Pues que me dijo que él cree que somos hermanos!—le suelto y ella palidece.— ¿Co-co-c&oacut
CADENCE—Muchas gracias, ahorita está descansando… Pero estará muy feliz cuando despierte. —dice la voz de mi madre.La voz de Jhyn me saca de mi letargo. Se escuchan otras voces junto con la suya, pero unos tonos más graves.Me muevo un poco sobre el colchón, intentando volver a dormir pero me es imposible, me saco la manta de encima y salgo de la cama.Me aseo y salgo de la habitación en pijama.— ¿Jhyn?—pregunto intentando conseguirla.— ¡En la cocina!—exclama y yo sigo su voz.— ¿Con quién hablabas?—pregunto, tomando una pera del jarrón de la mesa y dándole un mordisco.—Los policías, trajeron tus cosas bien temprano, ya se fueron. —dice y pasa a mi lado acariciándome el cabello.—Dejé tu teléfono y agendas en el sofá.—in
Al entrar al hotel comienzo a asustarme un poco.El lugar luce demasiado lujoso ante mis ojos, como para ser cualquier hotel calificado como de tres estrellas… Pero decido ignorar eso y no darle muchas vueltas al estilo de vida que parece llevar el Sr. Lucien Gates y hasta el mismo Daniel que parece estar bien adaptado ya.El interior del hotel tiene un estilo bastante vintague que, sorprendentemente, me parece que se ajusta perfectamente al estilo de vestir que tiene Lucien Gates.—Por acá. —indica el abuelo Lucien y subimos al ascensor los cuatro.Jhyn se mantiene silenciosa, como evaluando todo a nuestro alrededor.Daniel se mantiene sonriendo nerviosamente y me pregunto si es que está emocionado de que puede que seamos hermanos.El Sr. Lucien se mantiene apacible, como si estuviera muy seguro del resultado de una prueba que ni siquiera se ha realizado.Salimos del ascensor y mis nervios se disparan
—Entra, Jhyn…—susurro y la veo con la intensión de refutar mi petición. — Hablaré con Caleb… A solas. —le digo con determinación y ella nos da una mirada preocupada, pero luego asiente lentamente y entra.La veo entrar y en cuanto la puerta se cierra, me giro hacia Caleb.Aquí voy.—Amor, sé qué te parece que todo es incomprensible e ilógico pero la verdad es que… Que yo…—comienzo a decir sintiéndome muy nerviosa.— ¿Por qué te trajo un hombre ayer y hoy también? ¿Una Hummer trabajando de taxi dos días seguidos?—pregunta sarcásticamente.Por su expresión sé que está muy molesto.Y por experiencia, sé que cuando está molesto no entiende de razones.De ninguna forma en la tierra.—Caleb, para q