DANIEL Salgo con los chicos al pasillo cargando el portabebés. Ellos se mantienen en silencio cuando salimos; bueno, en silencio todos menos Louis, que se mantiene gimoteando por su nariz golpeada. J0der con ésta parejita de tórtolos y su odio por las narices sanas. No les presto mucha atención, porque la verdad es que lo único que puedo hacer es mirar a la bebé dentro del portabebés. Entro a mi oficina personal y cierro detrás de mí, asegurándome de tener un tiempo a solas con mi hija. La pequeña está totalmente dormida. Al principio me da mucho terror sacarla del portabebés, pero luego decido que es la única forma en que puedo cargarla en brazos. Y la verdad es que me muero por apretarla contra mi pecho, me muero por sentir a mi hija cerquita de mí. Le quito el cinturoncito de seguridad que tiene abrochado, va desde sus hombros hasta su caderita. Y una vez que está libre de las ataduras, la tomo en brazos. La bebé se comienza a despertar, me preocupa que vaya a llorar en
—Y ni siquiera hablemos de todo lo que venía cargando a raíz de las investigaciones que hizo el detective que contacté, sobre tu madre y el caso de Rachel. Y te lo vuelvo a decir, Cal. Por favor perdóname, porque sé que esta manía que tengo por ocultar de las cosas es por temor o por huirle a alguna reacción que erróneamente asumo que vas a tener cuando te digo las cosas. —susurra. —Lo peor ocurrió cuando mi papá murió… Porque poco antes de que papá, muriera comencé a descubrir actitudes extrañas en mi hermano; se desapareció de la casa, a veces tenía muy mal humor (lo cual era algo muy extraño en el) y luego estaba lo de que no me dejaba ni siquiera darle un vistazo a su habitación, como si ocultara algo allí. —me explica y toma aire. —Entonces, un día simplemente se dio; el abuelo Lucien y yo tuvimos la oportunidad de investigar acerca de qué era lo que pasaba con Daniel. Mi hermano no nos estaba contando bastantes cosas acerca de su vida, pero su secreto más problemático era que él
CADENCE Mientras beso su piel, suelto el botón de su pantalón y le bajó el cierre. Quedando ante mis ojos la tela de sus calzoncillos.Calzoncillos que parecen estar a punto de explotar.Por su tamaño y posición, sé que le debe estar doliendo mucho.Caleb sisea cuando acaricio con un dedo travieso el bulto que amenaza con rasgar la tela de su calzoncillo.—Caddie, basta. —susurra, sonando sin convicción.—Necesito que entiendas, amor. Y mientras eso sucede, voy a hacer esto a mi manera. —le digo sintiéndome enternecida de amor al pensar en que por fin el hombre que amo está aquí, conmigo. —Te extrañé tanto, Cal. —susurro al tiempo que lo libero de su calzoncillo y él sisea.La bestia salta frente a mí, rugiendo a la vida muy dispuesta y a mí se me hace agua la boca.Mierda, aun no entiendo cómo eso logró entrar en mi la primera vez, pienso al tiempo que trago grueso. Con razón Caleb no me dejaba verlo.Pero, ¿qué se podría esperar de un mastodonte como él?¡Obviamente iba a tener un
Me muevo lo más rápido que puedo, pero no es suficiente para alcanzar mi tan anhelado clímax.Caleb está disfrutando mis movimientos o al menos eso me hace creer por sus gemidos y siseos, pero hasta el momento, tampoco ha llegado.—Caddie, estás muy estrecha aún. Vas a lastimarte. —susurra Caleb con una mirada preocupada y yo sonrío un poco.— ¿Ahora sí me crees? —le pregunto con una ceja alzada.Él me ignora por su orgullo y yo sigo moviéndome.—Casi estoy ahí. —susurro y trato de moverme más fuerte, pero me mantengo dando vueltas en la misma espiral, sin conseguir la culminación.—Quiero más duro. —digo al tiempo que mis paredes se contraen cómo intentando conseguir que Caleb llegue al clímax.Él suelta un gemido y comienza a mover su cadera con fuerza, consiguiendo golpear deliciosamente contra mi botón de la alegría.—Si, amor. Justo ahí, bebé.—gimoteo sorprendiéndome a mí misma.¿De dónde salió ese atrevimiento?, me pregunto pero de pronto, un par de movimientos descoordinados de
CALEB—Cal… —me llama Caddie desde su posición en mi pecho. Sin levantar la mirada ni un segundo. — ¿Aún me odias por haberte ocultado la información de mi familia y por no haberte buscado antes? —pregunta en un susurro.—La verdad… Es que es complicado. —admito con la voz quebrada.— ¿Por qué?—pregunta rápidamente ella, frotando suavemente su mejilla contra mi pecho.—Yo lo que más he resentido de tu actitud todo este tiempo, es el hecho de que me obligaste a estar sin ti. Que no estuvimos juntos… Además no puedo dejar de pensar en lo mucho que odiaba estar recordándote a cada rato. Eras como un castigo en mi mente. Un castigo porque mis sentimientos no cambiaban aun cuando mi propia mente sabía que me afectaban. —digo y me aclaro la garganta.— ¿Soy un castigo para ti?—pregunta y es imposible que no suene dolida.Me encojo de hombros.—Es que me afectaba recordarte, que me afectaba recordar lo que habíamos logrado, lo que habíamos sentido juntos y que de pronto simplemente desaparec
CALEBSalgo de la habitación y cierro la puerta detrás de mí, intentando contener el enojo que siento en estos momentos para no azotar la puerta.¿Qué acaba de pasar?¡Termino de hacer por segunda vez el amor con la mujer de mi vida!¡¿Por qué demonios me siento tan mal después de que me derramé en su interior?!¡Se supone que eso es como el cielo para mí!... Y lo fue, sólo que no entiendo qué pasa con mi corazón.Me siento como si estuviera haciendo algo malo.Tanto que soñé dormido y despierto con éste momento… Y cuando por fin ocurre soy un jodido desastre.Observo el pasillo ante mí y me consigo a uno de los matones que Daniel hizo que me secuestraran.Es un chico que parece tener menos de unos veinte años y luce muy avergonzado.No me quiero ni imaginar todo lo que llegó a escuchar desde su posición.Lo primero que hace al verme es detenerse y abrir los ojos exageradamente.— ¿Dónde está la hermana de Daniel? —pregunta rápidamente, como poniéndose a la defensiva.¡Por favor!¡Có
—Eres un idiota. —se queja mi hermana divertida. Al menos no está llorando, pienso positivamente.—Un idiota, ¿eh?... Pero al menos soy tan loco como para seguirte la corriente en planes tan estúpidos como un secuestro. —le respondo y ella ríe.— ¡Touché! —responde y ambos reímos por un momento, pero mi risa muere en mi boca al ver que, de pronto, ella de la risa comienza a pasar al llanto.De un momento a otro Caddie comienza a llorar como una niña pequeña a la que le han quitado un dulce.—Pequeña… —le digo suavemente sintiéndome mal por ella. Toco su antebrazo, que está sobre la mesa, en una pequeña caricia de apoyo.—¡Solo… Simplemente se fue y ni siquiera…! ¡No me dijo más nada, Dani. Solo me pidió que le avisara cuando nos corresponde ir a la consulta con el doctor! —gimotea ella en medio del llanto.J0der con Caleb…¿Está tan enojado que no piensa perdonarla?—Tranquila, pequeña. De seguro necesita procesar toda esa información. No te preocupes que si no encuentra el camino él
Subo rápidamente a la habitación y lamentando mucho tener que interrumpir el sueño de Caddie, la despierto con toques suaves en el hombro.—Caddie, necesito irme. Despierta, por favor. —la llamo y ella comienza a parpadear.—¿Qué sucede, Daniel? ¿Qué pasa? —pregunta despertándose y la veo sentarse sobre el colchón.—Me acaban de informar que Rachel desapareció de la clínica. —le digo sin más y ella frunce el ceño como si no entendiera mis palabras.—Pero… ¿De qué estás hablando? —pregunta como si yo estuviera loco.—Sí, tal como lo oyes. Me acaban de llamar para informarme eso. Que parece que está desaparecida desde ayer en la noche… ¡Qué negligencia! ¡Es que no me lo puedo creer! —exclamo encolerizado. —Necesito que estés lista en un par de minutos, porque haré que Thomas venga a buscarte. Te van a llevar al bar. —le digo al tiempo que manipulo mi teléfono, comunicándome con los chicos. —No puedes estar aquí en la casa sola, porque la verdad ya no me fío de nada. No me entra en la ca