08 REHENES

Caminaron largas horas, internándose cada vez más en la selva, una oscuridad los rodeó, los árboles eran tan grandes que apenas se veían los rayos de sol.

Estoy cansado – exclamó Benjamín

Antonio hizo un esfuerzo y lo tomó en brazos, quedando el pequeño colgado a su cintura y cuello.

Kate no se despegaba de Antonio y era la única mujer que no llevaba las manos atadas, porque iba de la mano con Benjamín, pero ahora que lo llevaba Antonio.

Ultha hizo que unos de sus guerreros la atasen.

Tranquilo estoy bien - le dijo Kate a Antonio para que no soltara a Benjamín. Ella siguió caminando a su lado

Eran casi las 3 de la tarde cuando se encontraron con una cascada, todos tenían sed, así que Ultha dio la orden de que se detuviesen y bebieran agua de la cascada.

El lugar parecía sacado de un cuento de hadas, todo verde, flores exóticas, el sonido de las aves, y el agua transparente bajando desde 3 cascadas.

Sin duda fue un alivio para todos, sobre todo para los pasajeros que no estaban acostumbrados a tanta exigencia física.

Antonio bajó a Benjamín y lo tomó de la mano fuerte para que no resbalara por el agua, el niño con su pequeña mano tomaba agua, mientras Antonio le mojaba el pelo para refrescarlo.

Kate hizo lo mismo con Antonio, tomó agua entre sus manos y le mojó el cabello a Antonio quien lo agradeció con una sonrisa.

Durante ese tiempo de descanso aprovecharon de sacar frutas que colgaban de unos árboles y comieron y guardaron provisiones para el camino.

Luego de media hora, Ultha dio la orden y siguieron el camino.   

Pasaron todo el día caminando hasta que llegó la noche. Había cansancio y hambre.

Ultha dispuso que acampasen allí mismo.

Antonio estaba derrotado, le dolían los golpes que le habían propiciado los guerreros, y los pies de tanto caminar llevando a Benjamín a cuestas.

Todos se sentaron en el suelo y se acomodaron todos juntos, siempre a la vista amenazante de los guerrilleros

Antonio bajo a Benjamín y Kate se sentó a su lado.

Ven coloca tu cabeza en mis piernas – dijo Kate a Antonio, quien estaba casi a punto de desmayarse

Ultha hizo un gesto a sus guerrilleros y sacaron provisiones y les dieron de comer frutos.

Inmediatamente todos callados comieron rápidamente

Antonio que ni siquiera se podía parar se quedó acostado en las piernas de Kate, mientras ella le daba bocado tiernamente

Ultha vio que Benjamín se había comido toda e indico que le dieran otra porción.

Una vez que comieron todos se dispusieron a dormir, sin saber lo que les esperaba al día siguiente.

Antonio se quedó dormido inmediatamente en las piernas de Kate y ella suavemente acariciaba su pelo y su cara.

Muy cerca estaba Paolo con Sofia a quien tenía abrazada, también el doctor Ricardo con Amanda, su esposa.

Algunos guerreros se habían fijado en Mónica con Rosa, a quienes las vigilaban de cerca 

A la distancia el gran jefe Ultha los miraba apoyado en un árbol.

Aún no amanecía y los guerreros comenzaron a levantar a los rehenes

Antonio abrió los ojos y la mano de Kate tomaba su cara. Ella al despertar le dio un beso en la mejilla y le dijo – ¡vamos!

Lo mismo hizo con Benjamín quien seguía con sueño profundo.

Antonio levantó a Benjamín y lo llevo a sus hombros nuevamente y se dispusieron a caminar.

La fila de rehenes la lideraba Paolo con Andrés, seguidos de Sofía y Mónica, seguía Peter y Juan, luego Rosa y el piloto Arturo. Más atrás el doctor Ricardo con su esposa Amanda y finalmente Antonio con Benjamín y Kate

Por otro lado, 20 guerrilleros iban escoltando a lado a los rehenes, 5 iban dirigiendo el camino y 5 iban con Ultha al final  

Al igual que el día anterior, solo se detuvieron pasado el mediodía a descansar y comer un poco.

Varios rehenes ya mostraban heridas en sus pies de tanto caminar con calzados no adecuados para dicha travesía

Antonio llevaba unos zapatos de traje, que claramente no le ayudaban en el viaje, y que ya a estas alturas hasta le dolía caminar.

Kate al notar la molestia de Antonio, le sacó los zapatos y calcetas suavemente, le lavó sus pies con agua cuidadosamente

Antonio no podía creer lo que estaba haciendo Kate, jamás su novia Paula había tenido tanta preocupación como lo demostraba Kate. No suficiente con colocar agua en sus pies, los empezó a masajear, haciendo que se alivianara el dolor de Antonio.

Tienes unas manos muy suaves – le dijo Antonio

Kate se sonrojó y volvió a colocar las calcetas y los zapatos, sabiendo que ya pronto partirían nuevamente.

Antonio se puso de pie y se sentía renovado, con sus manos atadas igualmente tomó el rostro de Kate y le dio un beso en la frente.

Benjamín los vio y sonrió

Caminaron nuevamente, casi 7 horas más hasta que finalmente vieron un asentamiento de varias viviendas precarias, un sonido como un gran silbido anunciaba la llegada del gran jefe Ultha.

Fue recibido por todo el clan, con grandes elogios por la captura de tantos rehenes.

Aparte de los rehenes también llevaban consigo algunas pertenecías que lograron sacar del avión, por lo cual fue sorpresa y alegría para muchos.

Los rehenes fueron colocados al centro de lo que parecía un centro ceremonial. Todos estaban muy asustados, incluido Antonio, quien trataba de disimular su angustia por lo que le pudiera suceder a Kate o a Benjamín.

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