Los días en Norusakistan, pasaban tranquilos, Zahir se mostraba atento y cada día hacía cosas nuevas para llamar la atención de Ivette. La llevaba a cabalgar, la llevaba al mercado, la llevó a un lindo restaurante oriental, donde comió exquisiteces y comidas con nombres muy extraños.
Zabdiel, estaba feliz, su hermano parecía relajado y sereno junto a Ivette, sin duda alguna el amor cambia corazones y actitudes, solo basta tener a la persona indicada para que todas las barreras se vengan abajo y disfrutes de la felicidad que da tener la compañía del ser amado.
Isabella, por su parte estaba muy feliz. Nael, crecía con rapidez, era sano, fuerte y rozagante, cada día se parecía más a su padre. Por otra parte cada día se añadían más bárbaros al plan de integración que Isabella, les había ofrecido, ll
Ivette, abrió los ojos, desperezándose buscó el cálido cuerpo de Zahir, pero él ya no estaba, sin embargo el lado de la cama que había usado estaba aún caliente y conservaba su aroma.El malestar del día anterior había pasado y aunque seguía sintiéndose un poco débil, tenía mejor ánimo para enfrentar el día y sus consecuencias.Cuando llegó al desayunador todos estaban ya listos.-Esperábamos por ti, querida Vetty- le dijo Hayffa, sonriendo-Buen día, hoy se me han pegado un poco las sábanas, anoche no me sentía muy bien.-Últimamente pareces muy agotada- le dijo Hayffa- deberías descansar más.-Estoy bien, solo es un poco de agotamiento, nada más.-Hoy quisiera invitarte a dar un paseo, Ivette- le dijo Zahir- pero si te sientes muy cansada, podríamos posponerlo.
Ivette abrió los ojos enormes, no pudiendo creer lo que escuchaba, era muy difícil darle crédito a sus oídos.¡El Príncipe, le estaba pidiendo matrimonio!-Zahir. . .-Solo tienes que decir que sí - le sonrió- una sola palabra, abre las puertas a nuestra felicidad.- ella lo miró en silencio por unos segundos.-No- dijo firme y Zahir, la miró con ojos enormes- no puedo casarme contigo, Zahir- se incorporó en la cama, cubriéndose con las sábanas mientras miraba a un perplejo Príncipe- No puedo convertirme en tu esposa cuando no estoy completamente segura de lo que sientes. Hablas de deseo, de pasión, de ardor, pero yo necesito más que eso, necesito amor para estar segura de que esto es de verdad.-Pero, Ivette. Mujer. . .¿No?- lo miró estupefacta- por Alá, me estás rechazando, Ivette Cooper. . .¿de verdad, no?-De verdad- admitió- mi respuesta es no, Zahir, no me someteré a una vi
Dos días más tarde no habían signo de mejora en ninguna de las dos y por más que la Reina insistió en que sólo eran malestares estomacales, quizás algún virus muy fuerte, Zabdiel decidió mandar a llamar al médico. Quizás Isabella, no estaba tan mal, pero Ivette se veía cada vez peor y adolorida. También aseguraba que sería una infección gastrointestinal, pues le dolía mucho el estómago, pero aseguraba que no era un mal mayor. Sin embargo frente a la preocupación del Príncipe y la determinación del Jeque, no hubo mucho que hacer, pues el médico ya estaba en Palacio.-¿Cómo está?- preguntó Zabdiel ceñudo, intentando controlar sus nervios.-Al parecer es una infección intestinal, Majestad.-Se lo dije- intervino Isabella.-
Aquel tiempo en el hospital había sido sumamente difícil. Afortunadamente Isabella, se recuperó con prontitud como había dicho el galeno y tal como lo previno éste, Ivette había tardado un par de días más, pero con el tratamiento adecuado y los cuidados del Príncipe, que muy poco se apartaba de ella, había vuelto a Palacio en una semana, sintiéndose un poco débil pero indudablemente recuperada.No habían querido interrumpir la luna de miel de Suseth y Matt, por más que Isabella insistió en que debían comunicarle de lo sucedido, Ivette aseguró lo contrario dado que ambas estaban bien, así que La Reina Norusakistana, decidió respetar la decisión de su amiga y mantener a Matt y Suseth, al margen de lo ocurrido.Ahora, Ivette tenía dos días de haber vuelto a Palacio y había recuperado
-¿Cómo que están atacando Palacio?- pregunta Zabdiel, poniéndose en pie de un salto. El Príncipe, imita su ejemplo, con expresión de asombro.-Bárbaros intentan entrar, mi Señor, es necesario que huyan, deben esconderse- dice Haimir, aterrado.-¡De prisa, todos arriba!- grita Zabdiel y las damas obedecen. El corazón de Isabella salta desesperado, pero intenta mantener la calma.¡Atacan Palacio!Por Dios Santísimo, debía resguardar a su hijo, debía proteger a Nael.Ivette, se siente momentáneamente confundida y desorientada. Por un instante no sabe qué decir o tan siquiera moverse.-¡A los escondites!- dice Zahir- ¡debemos protegerlas!-¡Rápidamente, a mis habitaciones!, ¡apresúrense!- las insta Zabdiel
-Han logrado entrar, mi señor- dijo Haimir- es su primo quién los comanda.-¡Alimaña ponzoñosa!- gruñó Zahir- ¡Sabandija del desierto, debimos haberlo matado hace mucho!-Ha venido por sangre- dijo Zabdiel- por mi sangre, específicamente.Zabdiel, estaba plenamente seguro de que así era. Esquizbel, había dejado claro su deseo de asesinarlo, así que había venido a cumplir con eso que anhelaba desde hacía mucho. Esperaba poder salir con vida de aquello y volver junto a su mujer y su hijo, no toleraría perderles. No toleraría no volver a verlos, no ver a su madre, a su pueblo. Necesitaba luchar por ellos.-¡Vayamos!- dijo Zahir y todos comenzaron a correr.-Necesitamos ir a la biblioteca por armas- aseguró Zabdiel, no podemos presentarnos así como si nada, desarmad
Zahir, escuchó el grito de terror de Isabella y se acercó a ella para abrazarla y brindarle un poco de consuelo.-Debes ser fuerte, Isabella. No puedes rendirte ahora.-Todo estará bien- gimió Ivette, con las lágrimas derramándose por sus mejillas.-¿Está. . . está muerto?- preguntó para certificar sus sospechas.-No, no lo está- Zahir, lloró- pero está muy delicado, tiene una herida grave, él. . . él dice que está muriendo y que necesita verte.-¡Por Alá!-gimió Hayffa, quien hasta ese momento había llorado en silencio- ¡quiero ver a mi hijo!-¡Yo también quiero verlo!- exclamó Isabella, mientras se secaba las lágrimas.-Todo está controlado, vayamos pronto. Ya pueden salir.<
Los días pasan y el Rey, parece mantenerse estable. La fiebre lucha por mantenerse en su cuerpo, pero Isabella lucha por mantenerlo con vida, es una recia batalla de titanes.La Reina enfrentada a la muerte, ambas damas luchando por el mismo hombre.Ivette y Zahir, unidos por las múltiples obligaciones. Él, tuvo que asumir las responsabilidades del reino, ella siendo su ayuda fiel y su compañera en todo. Una loca idea había estado rondando su mente, pero debía esperar a la recuperación del Soberano, porque todos rogaban por su pronta mejoría. Zabdiel, libraba su propia batalla habían días en los que abría los ojos y estaba consiente por unos minutos, otros parecía sumido en un sueño interminable.Isabella, se veía cada día más agotada y cansada. Lo peor de todo era que no permitía que nadie más se e