Capítulo 97. Rabia acumulada.
Narrado por Ron.
Al fin llegó el esperado fin de semana, y yo estaba como loca por pasar tiempo con Dulce. Apenas habíamos tenido demasiado tiempo de hablar desde hacía dos días en el que nos habíamos sincerado, desde que nos habíamos acostado.
¡Dios! ¿Qué se me cruzó por la cabeza cuando admití que la amaba?
Sonreí ante la sola idea de volver a verla, saliendo del pasillo que daba a las habitaciones de los chicos, encontrándola allí, en el recibidor, pero no parecía estar sola, así que no me acerqué demasiado, tan sólo me quedé allí, observándolos.
Rio divertido y molesto, al
Capítulo 98. El accidente. Narrado por Abby. La profesora me daba la enhorabuena por la exposición de mi trabajo, mientras todos los demás hablaban ya levantados, al final de la clase. Ha estado fantástico, Abby – aseguraba ella – incluso mejor que el de Jaimie – proclamó - ¿sabes? Él y yo estuvimos juntos en la universidad, en esta misma universidad – me informó – por lo que es un poco raro para mí darle clases ahora. Él es una persona muy inteligente, aún no sé por qué insiste en asistir a mis clases como oyente. ¿Cómo oyente? – pregunté, sin comprender, algo confusa con todo aquello. Él es profesor – declaró, dejándome totalmente sorprendida con la noticia - ¿no lo sabías? – insistió, al ver mi cara, era más que obvio que aquello me había dejado de piedra – Pensé que siendo amigos… él te lo había contado.
Narrado por Abby.Me había pasado el día en su casa, hablando sobre el pasado, sobre mamá, sobre cada una de las veces en las que él me miraba desde la distancia, sin acercarse siquiera, él parecía haber estado en todos y cada uno de los momentos que fueron importantes para mí, y eso me calmó, como nunca pensé que lo haría. Yo había tenido a alguien que cuidaba de mí, alguien que no era Jay.¿Tienes idea de lo difícil que fue todo eso para mí? – se quejaba él, sobre el suelo de su salón, mientras terminábamos la comida china, sin dejar de bromear, sobre todo – yo estaba loco por ti y tú ni siquiera lo supiste nunca, Abby.Lo sé ahora – acepté, dejando mis fideos cerca de mí, para luego mirar hacia él, que justo hacía
Narrado por Dulce.Él puso la radio para calmarme, pues sabía que yo lo estaba pasando mal, y yo aproveché para mandar mensajes. El primero fue para mi hermano, asegurándole que estaba de camino, y el segundo fue para mi mejor amiga, quería hacerla partícipe de aquella noticia.El trayecto fue incómodo, porque ninguno de los dos sabíamos que decir, y era incómodo. Paramos cerca de casa para echar gasolina, y él sugirió que entrase a comprarme algo para tomar, pues aún nos quedaban unas dos horas de viaje.Compré un par de coca-colas y unas chocolatinas, y volví al auto, dónde él me esperaba, aunque aún no estaba dentro, parecía estar esperándome.Seamos amigos – pidió, cuando ambos nos montamos en el coche, mientras yo me ponía el cinturón. Lo enganch&eac
Narrado por Dulce.Las cosas con papá mejoraron bastante, y en una semana ya podía volver a casa, por supuesto vino a casa con nosotros, lucía cambiado, pues quería que estuviese cerca de él a todas horas, y eso no era normal en él.¿Qué te ha hecho cambiar de opinión con respecto a ella? – preguntaba mamá, aquella mañana, cuando pensaba que nadie más podía oírles, pues yo estaba dormida en el sillón, con Ron agarrando mi mano, era fin de semana, y él había venido a visitarme cuando terminó la universidad, yo, por el contrario, me había tomado unos días libres, incluso lo avisé. Papá me observó antes de responder.- Estar al borde de la muerte me ha hecho darme cuenta de que ella no tiene la culpa de no ser mi hija – aseguró &eac
Narrado por Abby.Tumbada en mi cama pensaba en Jay, en lo complicada que era nuestra relación, y en lo lejana que veía la posibilidad de una reconciliación. Él seguía acostándose con Cameron y yo… parecía que yo quería olvidarle y seguir adelante con Jamie.“A veces hay personas que no son para nosotros, y por más que nos empeñemos en estar con ellas, eso no quiere decir que funcione” – Las palabras de mi mejor amigo vinieron a mi mente.Me senté sobre la cama, frustrada con todo aquello, dejando escapar un par de lágrimas al darme cuenta de que era cierto, todo entre nosotros había terminado, y yo no podía dejar de pensar en lo que tuvimos y ya no teníamos, en todos aquellos momentos que aún atesoraba en mi corazón.“Abby, yo te quiero” – reson&oa
Narrado por Dulce.Aún me encontraba en shock, buscando las palabras oportunas para responder, pero era difícil, me costaba demasiado pensar en la razón por la que él no quería que fuésemos mucho más, una ligera idea vino a mi mente, algo que me hacía daño, algo en lo que no debía siquiera pensar: Alysson.No podía ser que él y ella hubiesen vuelto, ¿verdad? Él siempre dijo que no había nada, que no sentía nada por ella, que era por mí por quien…Deberías vestirte – dijo de pronto, haciéndome salir de mis pensamientos, mirando hacia su voz. Él se encontraba sentado en la cama, colocándose una camiseta. No sabía en qué momento había llegado hasta ahí, o por qué lucía tan… ¿defraudado? No, espera un momento. Estaba&h
Narrado por Dulce.Mi mente se hallaba lejos, muy lejos, en un lugar de mi mente, teniendo un maravilloso sueño con papá y toda la familia unida, incluso la madre de Abby estaba allí, como si nunca se hubiese marchado. Parecía ser navidad, pues todos estaban sentados junto a la mesa, y brindaban con sus copas. Era realmente feliz en ese sueño, ignorando el presente, dormida, acurrucada en los brazos de mi primo, el cual me pegaba a su cuerpo, con fuerza, como si aún estuviese presente, como si aún estuviese llorando, cuando era más que obvio que ya no lo hacía.La noche anterior acabé allí, refugiándome en el único lugar que conocía, el único que ya no tenía, pero a pesar de todo acabé allí, con el rostro plagado de lágrimas. Él no preguntó que ocurría, tan sólo me dejó quedarme a do
Narrado por Dulce. Tumbada, sobre mi cama, justo allí me encontraba. No había podido pegar ojo en toda la noche. Era como si el espíritu de un búho se hubiese metido dentro de mí, justo así me sentía. Cerré los ojos un momento, pues a pesar de ser las seis de la mañana, una parte de mí aún seguía queriendo dormir. Sólo había oscuridad, demasiada, ¿por qué no se hacía de día de una vez? ¿Por qué? Abrí los ojos, frustrada, encontrándole allí, en mi mente. Sonreí, como una idiota, mientras le observaba. Estaba tumbado junto a mí, con los ojos cerrados, profundamente dormido. Pero no estaba allí realmente, ni siquiera yo lo estaba, tan sólo estaba… estaba… soñando. Mis lágrimas salieron, precipitándose por mis ojos, obligándome a abrirlos, dándome cuenta de que aún los tenía cerrados, encontrándome en la soledad de mi habitación. Tan sólo era un sueño – me calmé – nada más. Pero yo sabía que no era eso, aquello era ansias, d